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VIENTOS DE 70 KILOMETROS PARA LA VICTORIA 3-0 SOBRE SUDAFRICA
RÁFAGA DE AZUL FRANCIA EN MARSELLA

El local arrancó con todo en la ciudad más futbolera del Hexágono. Pero los debutantes sudafricanos le facilitaron el trámite sacando contra el viento y regalando un par de goles. Dugarry, Henry y una pifiada del africano Issa marcaron los tantos.

3 FRANCIA: Barthez; Thuram, Blanc, Desailly, Lizarazu; Petit, Deschamps, Zidane, Djorkaeff; Guivarc'h, Henry. DT. Aimé Jacquet.
0 SUDAFRICA: Vonk; Augustine, Fish, Nyathi, Jackson; Moshoeu, Fortune, Radebe, Issa; McCarthy, Masinga. DT. Philippe Troussier.
Estadio: Velodrome de Marsella. Arbitro: Marcio Rezende (Brasil). Goles: 34m. Dugarry (F), 77m. Issa en contra (S), 90m. Henry (F)
Cambios: 25m. Dugarry por Guivarc'h (F), 56m. Mkhalele por Augustine (S), 72m. Boghossian por Petit (F), 82m. Trezeguet por Djorkaeff (F), 88m. Bartlett por McCartthy (S).

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Por Daniel Lagares  desde Marsella

t.gif (67 bytes) Si el arquero Vonk no fuera tan tontolín, Sudáfrica habría aguantado el cero hasta el final del primer tiempo y hubiera jugado el segundo con el viento Mistral a favor. Pero en la misma jugada el arquero cometió dos errores fatales y Francia recuperó el aliento en su peor momento. Después del cabezazo de Dugarry que se metió contra el palo izquierdo, el equipo de Aimé Jacquet resolvió su mayor problema, se tranquilizó y ganó bien. Gracias a los goles en contra que regaló Issa, se hizo más sencillo.

Fue un día agitado en todo el país. La huelga de Air France dejó sus secuelas y todavía no se normalizó el tránsito aéreo. En la zona de Rhone hubo una huelga de camioneros y quedaron taponadas las rutas de acceso a Lyon y Saint Etienne y sólo porque Dios es futbolero se pudo llegar a tiempo a la Gare de Part-Dieu y ascender al TGV que en un ratito nos puso a orillas del Mediterráneo. Pudo ser para nada porque el Mistral sopló desde la mañana con velocidades de hasta 110 kilómetros horarios. A dos horas del partido cuando el estadio tenía una población razonable estuvo a punto de suspenderse el debut de Francia en el Mundial. Si el viento aumentaba la velocidad y trepaba a los 130, el Comité Organizador iba a posponer el partido hasta hoy, con lo cual no sólo iba a aumentar la ansiedad del público sino también la de los hombres de Aimé.

Francia arrancó el partido como debe hacerlo la selección del país anfitrión. Al frente y con todo. Pero con criterio. Sin embargo, esa agitación, ese nerviosismo del público en los días previos hizo su cuello de botella en el estadio y lo que empezó bien se fue desdibujando peligrosamente no bien el equipo fallaba las situaciones que podía crear y los sudafricanos empezaban a hacer pie y a perderle respeto al dueño de casa. Se esperaba a Zinedine pero apareció Augustine y el lateral Hyathi para jugar sin prejuicios, y a animarse a tocar y a buscar a un distraído Masinga.

No en vano se eligió el estadio de Marsella para el debut. Esa ciudad es la más futbolera del país, esa cancha es la Bombonera de los franceses y no podrían haber admitido salir a escena en la cajita de Lens, casi en territorio belga, ni en las más paquetas pero menos fervorosas Burdeos o Toulouse. Hace diez años Francia le ganó a Portugal una semifinal de Eurocopa que tenía perdida porque el público llevó adelante al equipo que terminó dando vuelta el marcador y ganando 3-2 en el alargue. Aunque, no esperaban que el Mistral apareciera justo ahora.

Sin embargo, la ayuda vino por el lado menos pensado. Pese a que ya se había jugado media hora y todo el mundo se había dado cuenta de que el viento empujaba para el arco de Sudáfrica, el arquero Vonk sacaba una y otra vez largo y a dividir. Invariablemente la pelota se pinchaba en el aire y se convertía en globo apenas pasaba la mitad de cancha y caía mansa en los pies de un francés. De uno de esos saques contranatura llegó el balón a Zidane que intentó una diagonal y una pared con Djorkaeff que concluyó en el corner por el cierre de Fish. Del corner del mismo Zidane vino el primer gol. Vonk calculó mal e hizo doblete. Dugarry puso la cabeza entre Fish y el arquero y llevó paz a la hinchada.

Hubo que esperar media hora en el segundo tiempo. Lizarazu transformó un saque de banda en un centro, y Dugarry se la tocó a Djorkaeff, que tiró bajo. Issa se interpuso y logró lo que, seguramente, no se proponía: el segundo gol francés. No contento con eso, cuando el partido se moría, quiso sacar sobre la raya el inevitable gol de Henry. Lo consiguió: la sacó con la izquierda, pero se olvidó de quitar la pierna derecha, la pelota rebotó allí y entró mansa. Con rivales así ...

 

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