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Tras 124 apariciones bajo el arco de su país, Andoni Zubizarreta es una figura casi tan reconocible en España como la del rey Juan Carlos. No obstante, los sucesos del sábado en el estadio Beaujoire sugieren que los días de Zubi como baluarte de la selección española pueden estar contados. La derrota por 3-2 ante Nigeria en su debut en el Mundial fue suficiente para que sus compañeros y los hinchas empiecen a dudar sobre la seguridad de su valla en estos partidos trascendentales. El vasco de 36 años disfrutó de un partido intachable hasta que en el minuto 73 el nigeriano Garba Lawal envió desde la izquierda un centro paralelo a la línea de fondo y directo al arquero. No obstante, Zubizarreta convirtió lo que parecía una fácil atajada en un asombroso gol en contra, pues el balón rebotó en su antebrazo derecho y se alojó en el fondo de la red, con lo que Nigeria empataba el encuentro a dos goles. El posterior zapatazo ganador de Sunday Oliseh desde fuera del área quizá podría haber sido detenido en un buen día de Zubi, pero el capitán español decidió responsabilizarse sólo del segundo. El segundo gol fue error mío, debo admitirlo. A veces pasan estas cosas en el fútbol, pero el tercer gol fue simplemente demasiado potente para mí, declaró. El entrenador Javier Clemente, su principal defensor, deberá decidir si el arquero vasco está perdiendo
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