USINAS DE GUERRA
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Por Miguel Bonasso En una operación de "acción psicológica" que trajo a la memoria los tiempos idos del militarismo, una usina del Ejército intentó reflotar la palabra "planteo", llegando a insinuar que mañana martes, el jefe del arma, teniente general Martín Balza, podría llegar a presentar su solicitud de retiro. "Yo he bancado la falta de presupuesto y he dado la cara ante mi gente --habría dicho Balza en la intimidad-- pero si me siguen rompiendo las pelotas, el martes renuncio." Los ventiladores de Leandro Alem hablan, también, como en otras épocas, de "halcones" que agitan el espantajo de un pronunciamiento. Y se aportan los nombres de tres generales de división: Juan Carlos Mugnolo, comandante del Quinto Cuerpo con asiento en Bahía Blanca; Juan Manuel Llavar, comandante del tercer Cuerpo de Ejército con sede en Córdoba y Alfredo Pablo Rolando, comandante de Institutos Militares, con sede en Campo de Mayo. Una fuente vinculada al Estado de Mayor del Ejército "filtró" a Página/12 que Balza y sus principales colaboradores piensan que la orden de detención librada por el juez Roberto Marquevich contra el ex dictador Jorge Rafael Videla es "una maniobra política del Gobierno" y constituye una "verdadera provocación al Ejército". La primera plana de La Nación de ayer llevó como cabeza un titular que parecía de los tiempos de Arturo Frondizi: "Balza planteó al Gobierno la preocupación militar". El matutino, de fluidos nexos con el Ejército, editorializó rudamente contra el juez de San Isidro. El editorial concluye con la siguiente admonición: "A Videla lo espera el juicio de la historia; al juez Marquevich lo debería esperar, ahora, el enjuiciamiento político". Menem, entonces, replicó desde Olivos: "las Fuerzas Armadas están subordinadas como nunca a la Constitución y a partir de la Constitución al Poder Civil". Sin embargo, algunas fuentes del Gobierno admiten, sotto voce, que Martín Balza estaría "preocupado" y "cansado", aunque no tanto por el arresto de Videla como por la causa derivada de la venta de armas a Croacia que lo pone a él mismo bajo la lupa judicial. Los hombres que rodean al jefe del Ejército juzgan que "hubo una operación política" por la forma que adoptó la decisión judicial: "no se puede llevar a un anciano de 75 años, esposado y en un celular, como si fuera un 'barra brava'", habrían comentado, sentimentales, olvidando a tantos ancianos civiles que fueron "trasladados" con capucha hacia sus muertes ignotas por orden del preso de Caseros. Por debajo de la compasión, habría aflorado la verdadera razón, que es la corporativa: "al fin y al cabo fue comandante del Ejército y hay familiares suyos en actividad". En verdad les preocupan tres temas muy concretos: que haya "un efecto cascada" con los juicios por robos de niños y numerosos oficiales en activo sean citados por la Justicia; que se excave en Campo de Mayo en busca del cadáver del ex jefe del ERP, Mario Roberto Santucho y se termine encontrando otros restos (incluyendo los de algún niño) y que la Justicia compruebe que la venta clandestina de armas a Croacia no tuvo su origen solamente en Fabricaciones Militares sino en el propio ámbito castrense. Estas preocupaciones se disfrazarían con el discurso cuartelero de los "halcones", que podría sintetizarse de este modo: "hemos bancado el orden constitucional y nos bajaron el presupuesto hasta niveles de hambre. Hicimos esfuerzos para reconciliarnos y ser aceptados por la sociedad y nos tiran lo de los chicos y nos gritan asesinos. Pero todo tiene un límite y les podemos demostrar que al Ejército no se le puede faltar el respeto. Que les puede ir muy mal por este camino". La fuente gubernamental consultada por Página/12 le restó importancia al comentario, atribuyéndolo al clásico juego de hacer ruido para sentarse a negociar. "Al fin y al cabo --concluyó--, ¿qué van a hacer, van a dar un golpe? ¿En esta época? ¿Con el país y el mundo en contra? Mire bien cómo le fue a Astiz por decir esa clase de tonterías."
EL EX MILITAR SEGUN SUS COMPAÑEROS DE GENERAL A SEÑOR VIDELA Familiares de detenidos que comparten el pabellón con Jorge Rafael Videla aseguraron a Página/12 que el ex médico del Ejército Norberto Bianco y el ex subteniente Ignacio Canevaro llaman al ex dictador como "mi general" pero que el resto de los detenidos y los guardiacárceles se refieren a él como el "señor Videla". Además de Bianco y Canevaro, el ex presidente de facto comparte la unidad 16 de Caseros con el ex secretario de Lucha contra el Narcotráfico, Gustavo Green; el ex juez Carlos Wowe, el ex comisario Juan José Ribelli y los policías bonaerenses Daniel Diamante, Antonio Gerace y Carlos Gómez. Según informaron, el ex dictador rechazó que sus familiares le enviaran una televisión, que debe ser retenida durante tres días para una requisa. "Prefiero esperar a que se defina mi situación. Si me quedo más tiempo, me lo traen", habría dicho. "Está abatido, golpeado, imaginate que un tipo como él que tuvo el poder para resolver el destino de miles de vidas, jamás imaginó que se iba a tener que bancar esto. Estar en una cárcel común rodeado de los acusados por lo de la AMIA, jueces, políticos y policías corruptos, tiene que ser difícil", dijo la fuente consultada por Página/12.
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