LA CRISIS NO RESPETA NI LOS FERIADOS
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La bolsa de Buenos Aires se salvó ayer de un nuevo derrumbe. El feriado la mantuvo alejada de las fuertes caídas que soportaron los mercados de todo el mundo, otra vez, por el incontenible debilitamiento del yen frente al dólar. Para peor, por primera vez, ayer el gobierno de China admitió la posibilidad de devaluar su moneda (el yuan), lo que profundizaría la crisis. Los papeles argentinos que cotizan en Nueva York cayeron entre 0,8 y 5,5 por ciento. En Wall Street, la caída más importante fue la de Telecom: 5,5 por ciento. Detrás le siguieron Banco Francés (4,3 por ciento); Telefónica (2 por ciento) e YPF (0,8). Estos datos ofrecen una idea de la tendencia que podría tener hoy la bolsa local no bien abran los negocios, a las 10.30. A su vez, los bonos de la deuda cedieron entre 0,8 y 1,4 por ciento en Nueva York. Esto habla de un aumento en el riesgo-país en momentos en que el Gobierno debe salir a financiarse en el exterior. Por lo pronto, hoy saldrá a buscar 500 millones de dólares en Letes en la plaza local. Tras la impasse del fin de semana, los mercados del sudeste asiático sufrieron fuertes bajas a consecuencia de la desvalorización del yen. Lo peor se vio en Hong Kong, donde los papeles se derrumbaron 5,7 por ciento. Ayer, la moneda nipona se devaluó el 1,4 por ciento y cerró en 146,2 unidades por dólar. En una semana, el yen perdió más del 6 por ciento de su valor hasta el nivel más bajo de los últimos ocho años. En los últimos treinta días, la corrección fue del 15 por ciento. Hasta ahora, ni el gobierno japonés ni el Grupo de los Siete países más poderosos dieron señales de que intervendrían en el mercado para sostener la divisa nipona. Este fenómeno atemoriza a los gobiernos de todo el mundo. Se cree que si el yen continúa cediendo frente al dólar, los demás países asiáticos deberán seguir ajustando sus monedas. De hecho, ayer hubo una nueva ronda de depreciaciones entre las paridades de la región. Y la presión podría llevar a sendas devaluaciones en China y en Hong Kong. La ex colonia británica mantiene atada su moneda al dólar a través de un sistema de convertibilidad, muy parecido al argentino. Su fracaso no haría más que sembrar dudas sobre la convertibilidad. Por su parte, ayer, mediante un comunicado oficial, el viceprimer ministro chino, Li Lianqin, señaló que su país podría volverse atrás en su decisión de no devaluar el yuan ya que "Pekín se encontraría en una situación muy difícil si el yen japonés continúa cayendo". Por lo pronto, los inversores ya están seguros de que las multinacionales norteamericanas tendrán menores ganancias durante este trimestre ya sea porque están exportando menos a Asia o porque sus filiales en esos países tienen menores utilidades en dólares. Esta convicción volvió a repercutir en Wall Street. La bolsa de Nueva York declinó 2,3 por ciento, mientras que la tasa de los títulos del Tesoro estadounidense a treinta años bajó al 5,58 por ciento. Ya casi no hay diferencia entre el rendimiento de los bonos cortos con el que ofrecen los de largo plazo. Esto significa que los inversores internacionales continúan colocando sus fondos en los seguros bonos de los Estados Unidos, en detrimento de los mercados de acciones. La merma de ayer en Wall Street fue una de las peores del año, y coloca al índice Dow Jones en el mismo nivel que hace tres meses, en los 8627,9 puntos. Hasta la semana pasada, Nueva York batía record tras record y los analistas discutían sobre cuándo el Dow Jones llegaría a los 10.000 puntos. Como sucede habitualmente, la mala performance en el recinto estadounidense repercutió en América Latina. En San Pablo, la baja resultó del 5,3 por ciento. Y en Río de Janeiro del 4. Además de los efectos de la crisis, en Brasil existe incertidumbre entre los inversores por la caída de la popularidad del presidente Fernando Henrique Cardoso. Y porque el candidato a vice por la coalición de centroizquierda, Leonel Brizola, aseguró ayer que si Lula gana las elecciones de octubre, revisará las privatizaciones. En México, la caída fue de casi el 4 por ciento, en Chile del 3,5 y en Venezuela del 4. "La economía mundial enfrenta el mayor riesgo en dos décadas, desde la crisis de la deuda en América Latina", evaluó ayer el premier inglés Tony Blair. Hoy, cuando abran las operaciones, el índice de acciones líderes MerVal se enfrentará con esa realidad. Casi el mismo escenario que lo hizo bajar un 34,3 por ciento desde fines de octubre hasta el último viernes.
LA CRISIS YA SE SIENTE EN LOS BALANCES DE LAS EMPRESAS Menores ganancias alejan inversores Por ahora la crisis castiga a los mercados financieros, pero las señales sobre su extensión a la economía real son cada vez más visibles. Un reciente informe de la Fundación Capital revela que en el último trimestre de 1997 las ganancias de las 76 principales compañías que cotizan en la Bolsa de Buenos Aires se vieron afectadas por la crisis asiática. La tendencia a menores utilidades continuará en los próximos meses --según Fundación Capital--, especialmente en los sectores de bancos, comercios, construcción y automotor. Martín Redrado, presidente de esa institución, consideró que la economía frenará su crecimiento en la segunda mitad del año, debido a un encarecimiento del crédito. "El aumento del riesgo país elevará el costo de financiamiento para el Estado y para las compañías que se fondean en el exterior. Entre ellas están los bancos, que trasladarán ese incremento al mercado interno", indicó el ex titular de la Comisión Nacional de Valores. De acuerdo con su análisis, "la creciente incertidumbre internacional, la amenaza brasileña y los desafíos locales no resueltos" harán que "los depósitos, y por lo tanto los créditos, crezcan la mitad de lo que lo hicieron durante 1997". El escenario que vaticina es similar al que se dio a fines de 1997, cuando se produjo el primer sacudón de los tigres y tigrecitos asiáticos. En aquel momento, las utilidades de las 76 mayores empresas que cotizan en Bolsa bajaron a 890,4 millones de pesos, desde los 1062,3 millones del tercer trimestre. Los sectores involucrados en ese deterioro, destaca el informe de la Fundación Capital, fueron los bancos, el comercio, la construcción, el gas, la petroquímica y el tabaco. Los tres primeros rubros y el automotor serían los que más sufrirían la nueva ola de la crisis con epicentro en Japón. En el primer trimestre de este año, a esas 76 empresas no mejoraron su performance respecto de igual período del '97. La recuperación gradual tras la crisis de fines de año determinó que entre enero y marzo sus ganancias fueran apenas 3,5 por ciento superiores a las de idénticos meses del '97. Totalizaron 727,9 millones, contra 703,3 del año pasado. En todo 1997, las compañías ganaron un 17,9 por ciento más que en el '96, lo que marca el parate en el crecimiento de este año. "Los tres tests que los inversores internacionales hacen para evaluar la solvencia de la economía son sobre el sistema financiero, la situación fiscal y las cuentas del sector externo", explicó Redrado. "Argentina --opinó-- supera claramente el primer examen, en lo fiscal pasa raspando y desaprueba en las cuentas externas". El economista aseguró que por ello aumentará el riesgo país y, en consecuencia, el crédito. Pero, además, habrá una retracción en el flujo de capitales que ingresan al país. Redrado afirmó que "los países que tienen vulnerabilidad del sector externo y dependen del ingreso de capitales para financiar su crecimiento (el caso de Argentina), se verán dañados por la crisis". La Fundación Capital espera una desaceleración de la economía para el último trimestre y estima que en todo el año crecerá 5,6 puntos, contra los 8,6 del '97.
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