¡CHE, EL MUNDIAL YA EMPEZÓ!
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Por Daniel Lagares Desde Lyon Se fue la primera fecha del Mundial y nada quedó fuera de lo previsible. De los cuatro grandes, Brasil y Argentina ganaron bien pero sin lucir, Alemania resolvió en un ratito su partido con los norteamericanos e Italia fue el único que no pudo triunfar en el debut. De la segunda línea impresionaron mejor Francia, Croacia y Holanda, en menor medida Inglaterra, Yugoslavia y Rumania, sorprendieron gratamente Nigeria, Chile y México, mientras que el fracaso fue la España de Javier Clemente. Pero después de los 16 partidos iniciales, lo que vale es saber dónde está parada Argentina. Y conviene avisarle a la Selección que el Mundial ya empezó. Si la única prueba es el partido jugado, el equipo de Passarella está debajo de Brasil, Alemania, Croacia, Holanda y Francia. Porque de todos esos candidatos al título, el rival de los argentinos fue el más débil, y ante Japón dejó más dudas que los otros ante Escocia, EE.UU., Jamaica, Bélgica y Sudáfrica, aun contando con que los holandeses no ganaron. Es que los otros equipos mostraron que lo que quieren hacer lo pueden hacer bien. En cambio, la imagen de la Selección después del 1-0 de Toulouse es que es muy difícil que pueda hacer lo que el técnico quiere. Durante las Eliminatorias el cuerpo técnico decía que lo importante era clasificarse y que el equipo aparecería en el Mundial. La mayoría de los jugadores, hasta los más experimentados como Balbo y Batistuta, afirmaban que los favoritos se perfilan a partir de los octavos de final y que la primera ronda sirve para ajustar los detalles y logran la clasificación. Antes del debut frente a los japoneses Passarella confesó que prefería jugar bien a ganar el grupo jugando mal, aunque luego le agregó una frase que relativiza la anterior trasladándola de una convicción a una simple perogrullada: "Jugando bien se gana", dijo. Pues bien, el equipo no apareció todavía. La Selección juega como le gusta a Passarella, es un módulo táctico rígido y sin variantes pero el sistema no le ofrece a ninguno de sus once hombres la posibilidad de jugar, lisa y llanamente. Y aquel que cree que puede hacerlo, se equivoca a menudo porque no tiene el menor fundamento táctico para manejar al equipo. Hablamos de Verón, por supuesto. Pero la culpa no es de Verón. Ya hubo una prueba frente a los japoneses. ¿Cuántos partidos más permanecerá Gallardo en el banco? La decisión es fundacional. Un equipo se forma a partir de los jugadores que se elige. En el reparto de camisetas se ven las intenciones. Si Gallardo no juega es porque el técnico prefiere que Simeone sea un lateral bis. O que Zanetti repita la misma función que hace en el Inter, arando uno de los laterales, pero sin aportar nunca, por características, la claridad necesaria en la zona donde comienza la aceleración al área rival o se opta por la pausa y otro recorrido hasta el punto de definición. Pero la culpa no es de Zanetti, como tampoco es de Verón si cree que puede ser Gianni Rivera a los 20 años y jugar todas de lujo. El fútbol es un juego más sencillo de lo que parece. No sólo hay que tener buena técnica para manejar la pelota, sea en la salida, la creación o en la definición. Si no también saber cuándo y adónde hay pasarla. Tiempos y espacios, cuándo y dónde, ésa es la cuestión. Ninguno otro jugador que no sea Gallardo ofrece mejores posibilidades para manejar esos conceptos básicos pero decisivos. Y lo mejor es que la entrada de Gallardo no significa el sacrificio de ningún jugador insustituible ni de una función imprescindible. El único de los veintidós que no debe quedar afuera de los titulares es Batistuta. Y si Ortega tiene cerca a Gallardo, el resto va a jugar mejor. Por lo menos va a jugar.
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