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"TAN NATURAL COMO UN PLATO DE SPAGHETTI"

 

Una puesta pictórica de Alessandro Kokocinski preside el recital "Cuore mío" que la actriz napolitana Lina Sastri presenta desde el jueves al sábado en el Teatro Cervantes.

 

El show "Cuore mío" incluye canciones populares de todo el mundo.
"Amamos este espectáculo como si fuera un figlio", dice la pareja.

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Por Hilda Cabrera

t.gif (67 bytes) En breve gira por Buenos Aires para ofrecer su espectáculo Cuore mío, la actriz y cantante italiana Lina Sastri confiesa sentir paura ante el debut: "Tengo miedo de que surjan problemas técnicos y la gente no comprenda mi napolitano ni el sentido de las canciones". No es ésta la primera vez que Sastri se encuentra en la Argentina. Tiempo atrás presentó un documental de la televisión de su país ("¡Viva la Italia!"), referido a la historia de la canción política, desde comienzos del siglo pasado hasta 1970. Cuore... --que se verá jueves, viernes y sábado en el Teatro Nacional Cervantes-- reúne teatro, música y pintura, y pretende ser "un viaje al sur de Italia y de América". En una entrevista con Página/12, la actriz y su compañero, el pintor Alessandro Kokocinski (quien presentó recientemente una muestra de sus trabajos en el Museo Nacional de Bellas Artes) dicen que el espectáculo apuesta a lo peculiar de cada cultura desde una mira personal. Los acompañan en este montaje los músicos Cesare Belisto, Puigi Puca y Lello Ferraro.

Intérprete de teatro, cine y televisión, Sastri ha recibido numerosos premios, entre otros los teatrales Curcio, y Nastro y Maschera d'Argento, y el David de Donatello por su actuación en Celluloide, del realizador y notable documentalista Carlo Lizzani (La noche del Apocalipsis, Viaje al sur), donde personificó a la famosa Anna Magnani, artista que impuso en la posguerra un nuevo tipo de actriz trágica. Desarrollado en siete cuadros, el programa que presentará en el Cervantes incluye canciones de todo el mundo, pero básicamente napolitanas. También diálogos y fragmentos de obras, secuencias de la neorrealista Filumena Marturano (1946), del actor, dramaturgo y realizador Eduardo de Filippo, y temas de compositores de diferentes países: "Una canción portuguesa que cantaba mi padre --apunta Sastri-- y otras que ustedes conocen muy bien y traduje al napolitano". Se refiere a "Gracias a la vida", de Violeta Parra, "Alfonsina y el mar", de Ariel Ramírez y Félix Luna, y "Vengo a ofrecer mi corazón", de Fito Páez.

La unión con lo pictórico se generó cuando la actriz conoció a Kokocinski (de ascendencia rusa), quien en la entrevista con Página/12 se define como chaqueño-ruso, a pesar de haber nacido en Porto Recanati. Sucede que era todavía un bebé cuando su familia se radicó primero en Brasil y después en la Argentina, y tenía sólo ocho años cuando llegó a Buenos Aires. Aquí se enganchó tiempo después en un circo ruso, trabajo que le permitió recorrer casi toda América. Pero retornó a Europa a comienzos de los 70, se instaló en Roma y se dedicó por entero a la pintura. "Hace más de veinte años que abandoné el teatro, pero éste quedó en mí como una especie de reserva", apunta ahora este artista que recuerda con afecto a sus maestros, entre otros a la actriz Inda Ledesma y el escenógrafo Saulo Benavente.

"Esto que hago en Cuore... es diferente de la escenografía, que trabaja con otros espacios y otras luces y sombras", observa Kokocinski. Según el pintor se trata de "un ensamblado artesanal, que se dio naturalmente", y que piensan llevar nuevamente en gira por Europa, después del debut en Buenos Aires y Montevideo, donde se presentarán los próximos 23, 24 y 25 en el Teatro El Galpón. Los temas tradicionales constituyen la médula de este recital en el que figuran los populares "O sole mio" (Di Capua), "Maruzzella" (Carosone), "Torna a surriento" (De Curtis) y alguna que otra canción rusa de autor anónimo. "Amamos este espectáculo como si fuera un figlio", dicen el pintor y la actriz. De ahí la prescindencia de un director, e incluso de un coreógrafo: "Temíamos que modificaran nuestra propuesta hasta convertirla en otra cosa, diferente de la que habíamos pensado. Queríamos un espectáculo sencillo, armónico y tan natural como preparar un plato de spaghetti...".

 

 



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