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Por Romina Calderaro Ayer, Ernesto Lucio Barcella dejó de ser una persona ignota para convertirse en el primer piloto argentino en aterrizar en las islas Malvinas sin autorización previa desde 1982. El lunes llegó al aeropuerto de Mount Pleasant a bordo de un bimotor Apache 5859, en el que venía realizando una travesía por América. "Es considerado y tratado como un inmigrante ilegal", sostuvo ayer Rush Harvis, el secretario de Justicia de las islas Malvinas, y afirmó que hoy recuperará la libertad, para que deje el lugar "rápidamente". "Barcella solicitó y obtuvo permiso de aterrizaje en Mount Pleasant." "El episodio fue irregular de acuerdo con las normas que rigen el tránsito aéreo civil", informó ayer Cancillería. Las personas que tuvieron contacto con el piloto aseguran que tenía en mente la escala. "Voló hasta aquí intencionalmente. Traía un cargamento de bolsitas de té y fruta como presente para los soldados británicos", dijo a este diario una redactora del diario local, el Penguin News. Ernesto Barcella es ingeniero electrónico, nació en la Argentina pero tiene ciudadanía estadounidense y está radicado en California desde hace trece años. Vino a la Argentina a visitar familiares. El 13 de junio llegó a Comodoro Rivadavia, y ya había estado en Santa Fe y Corrientes. Tenía previsto llegar a Puerto Deseado, pero el lunes a las tres de la tarde su avión se desvió mil kilómetros al sudoeste de su destino y pisó el suelo de las islas. "Esta incursión en el espacio aéreo de las islas Falklands fue oportunamente detectada, interceptada y monitoreada", dice el comunicado de prensa que emitió la Casa de Gobierno de las Malvinas. "El piloto ha sido interrogado por las autoridades militares y entregado a las autoridades civiles, quienes están tratando el tema como un caso de inmigración ilegal", seguía el comunicado. Rush Harvis explicó ayer que Barcella podría recuperar hoy su libertad, pero que todavía no tienen claro si volverá en la misma nave en que llegó o en un avión malvinense. Agregó que si el regreso se produce en un avión de las islas, el vuelo no será directo a la Argentina, sino que es probable que pase por territorio chileno. Cuando partió del Aeroclub de Comodoro Rivadavia, Barcella dijo que iba a Puerto Deseado. Sin embargo, empleados y pilotos del aeroclub señalaron que el piloto fue a Malvinas deliberadamente. "Llevaba una reserva inusual de combustible para el recorrido que tenía previsto ayer y viajaba en un tipo de avión con el que se puede aterrizar en cualquier lado", explicaron. Sin embargo, ayer a la mañana, Cancillería informó que "el piloto se vio forzado a aterrizar en las islas" aunque no explicó los motivos que llevaron al piloto a trasladarse hasta ahí. La esposa del piloto, Liliana Barcella, dijo ayer desde Estados Unidos que "lo más importante es que un ciudadano argentino esté en las islas" y señaló que las autoridades británicas "se han portado muy bien conmigo", en relación con la comunicación que mantuvieron con ella desde que su marido llegó a las islas. El embajador británico en la Argentina, Willam Mardsen, afirmó ayer que "el conflicto todavía no está solucionado" y que para los isleños "se trata de un problema". Para Mardsen, el aterrizaje del piloto "fue aparentemente a propósito y el avión está en conflicto con los reglamentos de inmigración", pero desestimó que el episodio pueda enturbiar las relaciones argentino-británicas "porque son suficientemente sólidas y positivas". Ayer, Página/12 consultó a una redactora del diario local, Penguin News, para averiguar qué información estaban manejando los medios de comunicación de las islas. "El piloto voló a las islas intencionalmente", afirmó, y agregó que Barcella "traía un cargamento de saquitos de té y frutas como presente para los soldados británicos. Un gesto de buena voluntad", explicó. Cancillería afirmó ayer que "cuando se concrete el retorno, las autoridades argentinas analizarán el comportamiento irregular del piloto y aplicarán las reglamentaciones vigentes". De momento no se sabe cuándo regresará Barcella a la Argentina. Su periplo produjo una consecuencia inesperada: ayer iba a darse a conocer la fecha del viaje oficial del presidente Carlos Menem al Reino Unido. El anuncio fue diferido hasta nueva orden.
DOS PRECEDENTES EN LOS '60 La incursión ilegal de Barcella a las islas Malvinas no es ni la primera ni la que tuvo más repercusión mediática. En 1966 un grupo de jóvenes nacionalistas soñaba con llegar a las islas en un acto de reafirmación de la soberanía argentina sobre el archipiélago bajo dominio británico. En setiembre de ese año llevaron a cabo su proyecto bajo la jefatura de Dardo Cabo. La acción se conoció como Operativo Cóndor. Héctor Ricardo García, director del diario Crónica, fue invitado a participar del proyecto. No lo hizo físicamente, pero puso a disposición de los "cóndores" la avioneta del diario, a su piloto --Miguel Fitzgerald--, cámaras fotográficas y la firme promesa de publicar toda la "hazaña". Los expedicionarios terminaron procesados por "invasores" al territorio de la corona británica, pero García publicó todo el material y batió verdaderos récords de venta con Crónica en las Malvinas. Más tarde, el grupo de los cóndores se dividió: una parte de ellos se volcó hacia la derecha y la otra --Cabo incluido-- hacia el peronismo de izquierda. En 1968 se anunció la visita a las Malvinas del canciller inglés, quien tenía la misión de explicarles a los isleños la nueva política de la corona. García convocó a Fitzgerald y a Juan Carlos Navas y les propuso volver a la aventura reivindicatoria, esta vez con su presencia. Una mañana de noviembre, los tres tripulantes del avión de Crónica aterrizaron en Malvinas. Todo fue más o menos como lo habían previsto, menos el aterrizaje, en el que rompieron una hélice. "Al rato un oficial inglés nos detuvo", explicó el piloto. "En las oficinas nos informaron que habíamos sido declarados 'inmigrantes ilegales'". García y sus amigos estuvieron detenidos cuarenta y ocho horas. Después, aprovechando el viaje del canciller a Río Gallegos, fueron trasladados hasta esa ciudad y les facilitaron los pasajes para regresar a Buenos Aires.
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