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 La decisión del
gobierno norteamericano de intervenir en el mercado de divisas para levantar el valor de
la moneda japonesa, el yen, fue saludada con fuertes alzas en el mercado bursátil
mundial. En Buenos Aires, las acciones, que anteayer habían caído a cotizaciones de
veinte meses atrás, repuntaron 6 por ciento, la mayor escalada del año. La caída libre
del yen frente al dólar se había constituido en la principal preocupación de los
inversores. Ayer respiraron aliviados. Hubo alzas en todos los mercados. San Pablo subió
7 por ciento, México el 5,2, Nueva York 1,9 y Santiago el 1,8 por ciento.Pese al fuerte rebote alcista, después de la herida que dejó la caída del 5 por ciento de anteayer, en el recinto local no se escucharon voces eufóricas ni demasiado optimistas. Ayer se negociaron 22 millones de pesos, un nivel levemente superior al observado en las últimas jornadas. Y un tercio de ese total se movió en torno de dos papeles: el Banco de Galicia e IRSA, que subieron 8,0 y 3,4 por ciento, respectivamente. Esos dos papeles habían sido los más castigados en los últimos días. Además, y tal como viene sucediendo desde hace semanas, los fondos internacionales se mantuvieron ajenos al mercado, en búsqueda de refugios más seguros, como las plazas de los países desarrollados. Los grandes inversores que salieron a comprar fueron las AFJP. Uno de los gerentes de inversión de una de esas compañías señaló a este diario que la baja de las cotizaciones eran una tentación a la compra. La decisión de los bancos centrales de Estados Unidos y Japón de vender en conjunto unos 2000 millones de dólares a cambio de yenes fue el detonante para cambiar el humor de los mercados (ver página 22). La carrera descendente de la moneda japonesa se había iniciado hace tres años. Pero en los últimos días se había devaluado hasta niveles similares a los de principios de la década. La noticia del salvataje apuntaló al yen automáticamente: pasó de las 143 unidades por dólar a 136,9. La duda que se instaló en la city es si la medida será eficaz o si su efecto se diluirá en los próximos días. Hasta aquí, las autoridades norteamericanas se habían opuesto a la intervención ya que la consideraban como un remedio de alcance efímero. No obstante, la apuesta de fondo hace base en las negociaciones que en las próximas horas mantendrá el subsecretario del Tesoro de Estados Unidos, Lawrence Summers, con el gobierno japonés. El funcionario estadounidense presionará para que Japón ponga en marcha el anunciado plan para reactivar su economía interna y así poder dejar atrás la crisis. La depreciación de la moneda nipona había puesto en vilo a las principales economías. Un yen devaluado no hace más que presionar sobre las demás monedas asiáticas, incluido el yuan de China. Una guerra de devaluaciones pondría en severos problemas a la economía mundial. "China podría verse obligada a devaluar su moneda si es que el debilitamiento del yen hace caer en zambullida nuestras exportaciones", había advertido el viceministro de Comercio chino, Sun Zhenyu. Por eso, el freno que Estados Unidos le impuso al tobogán del yen cayó bien en la Bolsa. Tanto como el anuncio de Roque Fernández de archivar el plan de construcción de autopistas y de darle nuevo vigor al proyecto de reforma tributaria. Entre las acciones hubo subas espectaculares. Renault fue la que más avanzó: 10 por ciento. Detrás le siguieron Pérez Companc (8,1), Garovaglio (7,4), Telefónica (7,2) y Telecom (7,1).
SALOMON-FRANCES VENDE YPF
Esa propuesta se impuso frente a las de los otros cinco consorcios que participaron de la licitación realizada por Economía. La venta de los títulos de la petrolera le reportará al Estado algo más de 2000 millones de dólares, fondos que se destinarán al pago de deuda, según aseguró ayer el viceministro de Economía, Carlos Rodríguez. El funcionario destacó que la tasa ofertada por los bancos ganadores "es históricamente la más baja para una colocación en América latina" y la mitad de la ofrecida por Merrill Lynch a Brasil por la venta de Petrobras. Los títulos se colocarán hacia fin de año, "cuando las condiciones del mercados sean más favorables", indicó Rodríguez. El Estado conservará mil acciones, que le darán derecho a un director y poder de veto para cuestiones estratégicas, en tanto que los 71,6 millones restantes se venderán en forma atomizada.
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