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El ciudadano (Citizen Kane), la película que hizo famoso al genial Orson Welles en 1941, volvió a ocupar el primer puesto como el mejor film de la historia, en una encuesta sobre las 100 mejores películas de Estados Unidos presentada a toda pompa en un programa de la cadena de televisión CBS. El segundo lugar en la compulsa, hiperpromocionada, lo ocupó, puede decirse que previsiblemente Casablanca, la clásica historia de amor que transcurre en Marruecos durante la Segunda Guerra Mundial, interpretada por Humphrey Bogart e Ingrid Bergman y filmada en un estudio de Hollywood con un presupuesto de película de clase B. El tercer lugar en lo que resultó una gran sorpresa para los expertos quedó la primera parte de El padrino, que Francis Ford Coppola filmó en 1972 sobre la base de la novela de Mario Puzo sobre una familia de la mafia. El Padrino II ocupó el lugar 32 y fue la única secuela que integró la lista. Estos resultados consolidan a Coppola como uno de los directores vivos más importantes de la historia del cine. Paradójicamente, la televisión está detrás de esta celebración que el cine hace de sí mismo: estos films tienen ahora una promoción extra para sus emisiones en las cadenas de cable de todo el mundo. Las cadenas harán ahora especiales de todo tipo sobre las películas, analizando los resultados por género, por década, por estudio. Tanto como eso, es un hecho que los grandes estudios están actualmente relacionados con los canales de cine y que ambas partes del negocio se necesitan para susbsistir. El ciudadano ha ganado varias compulsas de este tipo, incluso las globales, donde se incluyen todos los films, empezando por los europeos, los grandes ausentes en el planteo de esta encuesta. La lista de la que fueron seleccionadas Citizen Kane Casablanca y El Padrino surgió en una votación de la cual participaron 1500 críticos de cine, aficionados prominentes (entre ellos el mismísimo presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton), cineastas y actores, en un procedimiento semejante al que utiliza la Academia de Hollywood a la hora de sus Oscar. La condición de clásicos que ostentan puede hacer olvidar los abismos que separan a las películas más destacadas. Admirada por los críticos, directores y actores, El ciudadano, dirigida y protagonizada por el propio Welles, nunca fue una película popular. Sin embargo, sus características técnicas, su perfección formal y narrativa y su innovación en materia de encuadres y profundidad de campo la convirtieron en una de las mejores de la historia del cine mundial. Es claramente una película de autor. En cambio, Casablanca, dirigida en 1942 por Michael Curtiz, se convirtió en una de las películas más admiradas y populares del cine estadounidense, sobrepasando con amplitud todas las expectativas de su productores. Para la industria también fue una demostración, muchas veces citadas entre bambalinas, de que para un gran éxito en la pantalla no son necesarios presupuestos extraordinarios. El público del mundo recuerda mucho más a sus protagonistas, una pareja en la que se dio en el rodaje una química totalmente infrecuente, que a su director. Luego del batacazo de la película debut de Coppola en las grandes ligas del cine, el cuarto puesto fue una película que a priori muchos consideran la más grande del cine estadounidense: Lo que el viento se llevó (Gone with the wind, 1939, producción de David Selznick), otro film hipercomercial cuya historia y protagonistas son muchísimos más retenidos por el inconsciente colectivo. Fue firmada por Victor Fleming, el último de los realizadores que pusieron mano en su rodaje, todos bajo la batuta de Selznick. El quinto y sexto puesto para Lawrence de Arabia (1962, David Lean) y El mago de Oz (The Wizard of Oz, 1939, Victor Fleming) son también resultados canónicos, políticamente correctos. Una gran sorpresa le sigue en la lista: El graduado (The Graduate, 1967, Mike Nichols), película que hizo mundialmente famoso a Dustin Hoffman el séptimo pero no estaba entre las primeras veinte en los cálculos más optimistas de sus fanáticos antes de conocerse antenoche oficialmente el resultado de la votación. Las siguientes posiciones también marcan una alternancia entre las películas puestas y aquella cuya elección sorprende. El octavo puesto lo ocupó Nido de ratas, el fuerte drama de Elia Kazan de 1954 con la participación de Marlon Brando, sobre la corrupción en los muelles de Nueva York, un clásico del cine social según Hollywood, que marcó un punto altísimo en la carrera, por entonces joven del actor. En cambio, La lista de Schindler, que Steven Spielberg dirigió en 1993, es una película polémica, demasiado reciente para que el mundo del cine tenga una perspectiva adecuada, pero inobjetable desde todo punto de vista. Ningún otro film posterior a 1980 quedó entre los 10 primeros y el más cercano fue Toro salvaje (Raging Bull, 1980), de Martin Scorsese, que figura en el lugar 24 de la lista. En el décimo puesto se ubicó el más clásico de los musicales Cantando bajo la lluvia, interpretada por Gene Kelly. Spielberg tiene una serie de grandes satisfacciones con esta votación: además encabezó la lista de los directores más votados con cinco films en los 100. Alfred Hitchcock y Billy Wilder, dos directores cuyas ideas aún son utilizadas por los cineastas de hoy, quedaron cada uno con cuatro películas en la lista.
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