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LAS BOLSAS SIGUEN NERVIOSAS. AHORA ES EL TURNO DE MOSCU
La crisis interminable

Los operadores están al borde de un ataque de nervios. Temor por la caída de Rusia. Buenos Aires bajó ayer 1,7 por ciento.

Cada día aparece un foco nuevo de una crisis que va para largo.
El G-7 de países más ricos del mundo se reúne hoy en Tokio.

Auxilio: Rusia reclama un salvavidas de 10 a 15 mil millones de dólares, para lo cual demandó la ayuda de Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña e Italia.

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t.gif (67 bytes)  La crisis asiática continúa dominando la escena. A los esfuerzos de los gobiernos de Estados Unidos y Japón por dar señales positivas, se le opuso el dramático reclamo de Boris Yeltsin, presidente de Rusia, de una ayuda internacional de 10 a 15 mil millones de dólares para evitar el derrumbe de la economía. La Bolsa de Buenos Aires no pudo sostener la recuperación lograda el miércoles y ayer retrocedió un 1,7 por ciento, en el promedio de las acciones líderes.

La plaza local, además, recibió el impacto negativo por la especulación que ganó a los operadores sobre la posibilidad de una suba de tasas en Europa. En tanto, la incertidumbre económica brasileña también afectó a las cotizaciones. El balance de la rueda arrojó sólo 9 alzas y 28 papeles terminaron con signo negativo.

Los mercados europeos, en tanto, mostraron desconfianza en la capacidad de la intervención estadounidense para sostener al yen y también operaron en baja. Sólo los mercados bursátiles asiáticos reaccionaron con euforia, con las expectativas puestas en la reunión de viceministros de Finanzas del Grupo de los 7 --las economías más poderosas del mundo-- que tendrá lugar mañana en Tokio.

La ayuda del Tesoro de Estados Unidos y el gobierno japonés para sostener el valor del yen les demandó ayer una colocación de seis mil millones de dólares en el mercado. Esta señal, sumada al impactante discurso del premier nipón, Ryutaro Hashimoto, comprometiendo "drásticas medidas para solucionar los gigantescos préstamos impagos", aliviaron al menos por una jornada la sensación de pánico de principios de semana en la región asiática. La Bolsa de Tokio se recuperó en un 4 por ciento.

Los anuncios de Hashimoto agradaron a los oídos de la Administración Clinton y del Fondo Monetario. Enumeró como prioridades inmediatas la eliminación de las deudas morosas, basar el crecimiento en la demanda interna (en vez de la agresividad de sus exportaciones), abrir el mercado japonés a la importación e impulsar la desregulación de la economía.

Corea lanzó ayer otra resonante medida de ajuste: difundió una lista de 55 empresas que deberán ser liquidadas como parte de su programa de reestructuración, que afectará a 20 firmas pertenecientes a los principales grupos locales (chaebols): Hyundai, Samsung, Daewoo, LG y SK. Los bancos suspenderán los créditos a las empresas seleccionadas, escogidas de acuerdo con su falta de capacidad para pagar sus deudas y generar beneficios. Lo que es malo para la población coreana será bien recibido por el mercado financiero internacional.

Dichas señales corrieron el eje de los temores a Moscú, donde Yeltsin designó al cuestionado artífice del plan de privatizaciones, Anatoli Chubais, para manejar las relaciones con los organismos financieros internacionales. Su misión inmediata será conseguir un salvavidas de 10 a 15 mil millones de dólares, para lo cual demandó la ayuda de Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña e Italia. El FMI demoró hasta la semana próxima un desembolso de 670 millones de dólares para Rusia, a la espera de que el país cumpla sus promesas de reforma económica. Despejado por el momento el riesgo de una devaluación en China, los ojos del mundo están puestos en Moscú.

 

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