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Una mujer mira asustada a la cámara, sus ojos se abren desorbitados y su miedo parece exagerado, excesivamente actuado, mientras su rostro va quedando cubierto por un espiral de alambre y se disuelve en un fondo de agua. La escena es apenas una muestra de la película Viaje a la Luna, basada en el único guión que escribió Federico García Lorca, y que se presentó ayer en Madrid. Las imágenes del film mudo transportan al espectador al mundo del cine de los años '20 y '30, con tipos de expresión que hoy impresionan como poco "reales". Un cine que jugaba con formas y rutinas que desaparecieron con la llegada del sonido, cuando los rostros se suavizaron y las metáforas visuales se transformaron y en muchos casos desaparecieron. Viaje a la Luna fue escrita por Lorca a finales de 1929 o principios de 1930 en apenas un par de días, impulsado por sus conversaciones con el pintor mexicano Emilio Amero en Nueva York. La intención era que Amero realizara dibujos para su filmación, pero el proyecto nunca llegó a cobrar vida. El mediometraje fue rodado finalmente por el también pintor Frederic Amat que, según sus propias palabras, buscó ser "fiel al poeta, pero no servil". Lejos de las rutinas habituales en un film comercial, está llena de imágenes surrealistas, aunque no desprovistas de un hilo conductor, y escenas que harían el delirio de los amantes de la interpretación de símbolos y psicoanalistas. El tema de la sexualidad, los tabúes, la represión e incluso la crueldad del amor están presentes todo el tiempo. Las únicas palabras que aparecen durante la película son "socorro" y "Elena", que, como la luna, es la encarnación misma de la feminidad. Son constantes los guiños a la propia vida del poeta granadino, como el sentimiento de exclusión por su homosexualidad, la dificultad de encontrar un equilibrio en medio de la pasión, la muerte y el dolor, y también las alusiones a Un perro andaluz, la película que en junio de 1929 estrenaron en París Salvador Dalí y Luis Buñuel. Es probable que Lorca nunca viera el film, pero sí tenía suficiente información sobre él como para que "el guión tenga algo de réplica a una película en la cual él parece haber percibido un ataque personal", según afirma Antonio Monegal, encargado de la primera edición en castellano que reprodujo el guión original. Es que tan extraña como Viaje a la Luna es la historia de este guión, que estuvo perdido durante décadas, y del que sólo se conocían versiones traducidas no del todo fieles. La viuda de Amero lo encontró en el cajón de una mesita de noche en Oklahoma, en 1989, y fue así como las 14 páginas escritas por Lorca en Nueva York llegaron a España, donde se impulsó la idea de filmarlas. Amat describió la película como "un poema visual cinematográfico" y resaltó el hecho de que inventó evitar la utilización de medios virtuales para lograr las imágenes. Por ejemplo, una de las escenas en que una Luna se parte en dos está realizada con ayuda de una pompa de jabón llena de humo que se rompe en el aire. La capacidad plástica de Lorca queda de manifiesto en el film y las imágenes filmadas se mezclan con dibujo, uno de ellos del propio poeta andaluz. Según Amat, la película "no es un film surrealista, es un metódico estado de delirio". Entre el sueño y la vigilia, Viaje a la Luna intenta recomponer un rompecabezas que el propio Lorca no llegó a armar. Es imposible saber si él estaría conforme con el resultado, pero es un interesante proyecto. Viaje a la Luna será presentado en el Museo de Arte Reina Sofía en el marco de la exposición sobre el poeta que se inaugurará el martes que viene, pero también se exhibirá durante el próximo mes de setiembre.
En medio del profundo dolor de sus familiares y de docenas de figuras del espectáculo, ayer fueron inhumados los restos de Gianni Lunadei, quien a los 60 años se suicidó, agobiado por un estado de depresión profunda. "El se pegó un balazo, pero a mí su decisión me fusiló", dijo en medio de un llanto desesperado su compañera, la actriz Perla Caron. "Me mató... me mató", repetía la mujer, quien reconoció que "sufría de depresión, pero no comprendo cómo pudo hacerlo". Perla Caron y los cuatro hijos de Lunadei velaron los restos del actor en la casa de servicios fúnebres ubicada en Congreso 5200, desde donde el féretro fue llevado al cementerio de la Chacarita, para ser inhumado en el Panteón de la Asociación Argentina de Actores. Pepe Novoa, titular de la Asociación de Actores, despidió al actor frente al panteón de la entidad, y ante muchos actores, familiares y público, diciendo que se lo recordará "como a (Alberto) Olmedo, por sus actuaciones y sus gags". Una larga lista de actores fue desfilando para dar el último adiós a Lunadei: China Zorrilla, Aída Luz, Soledad Silveyra, Hugo Arana, Luis Brandoni, Guillermo Francella, Claudio García Satur, Pepe Novoa, Juan Manuel Tenuta y la modelo Anamá Ferreyra, Stella Maris Lanzani y Rolo Puente, entre otros. Aída Luz, quien lo acompañó en el elenco del programa "Matrimonios y algo más" definió a Lunadei como "una gran estrella y un actor completísimo" aunque admitió que "era muy frágil" y que "se caía anímicamente de repente".
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