CONTRA EL MINGO TODO ESFUERZO VALE
|
Por Fernando Almirón Esta semana continuará la ofensiva del bloque de diputados justicialistas contra Domingo Cavallo. El oficialismo seguirá adelante con la estrategia de demolición del ex ministro vinculándolo al escándalo de los contratos entre IBM y el Estado nacional para informatizar el Banco Nación y la DGI. Por esos contratos se pagaron 21 millones de dólares en coimas a diversos funcionarios nacionales a través de la empresa fantasma CCR, propiedad de un allegado a Alberto Kohan. Los diputados oficialistas creen que pueden adjudicarle a Cavallo algo más que la responsabilidad política por la contratación, también pretenden demostrar su participación directa en la estafa. En este sentido trabajaron durante un mes y medio en una estrategia que contempla el desfile de todos los involucrados en el affaire ante la Comisión investigadora especialmente creada el año pasado, que ya señaló las sospechas que pesan sobre el actual diputado. Alfredo Aldaco fue el primer protagonista del escándalo informático citado por la Comisión investigadora de Diputados desde que fue reciclada a principios de este mes. En su declaración del jueves, Aldaco apuntó directamente a Cavallo. Las respuestas del ex director del Banco Nación --quien reconoció haber recibido un "regalo" de tres millones de dólares por su gestión a favor del acuerdo informático-- fueron en gran medida el resultado de las preguntas con que lo bombardearon los diputados justicialistas, quienes consultaban permanentemente un exhaustivo cuestionario preparado por técnicos de su bloque. Aldaco dijo que Cavallo "estaba al tanto de todo". Que "Aldo Dadone (el presidente del Nación) no hacía nada sin consultarlo". Que "Cavallo fue quien sugirió el sistema que se utilizó en la informatización bancaria". Que "el Día del Padre podré mirar a los ojos a mis hijos. Cavallo no". El ex ministro respondió que todo se trata de una "maniobra menemista". Las declaraciones de Aldaco fueron festejadas en el bloque justicialista, donde desde hace un mes y medio se comenzó a trabajar en la ofensiva contra el ex ministro con el objetivo de dejarlo sin fueros parlamentarios y exponerlo a la Justicia Federal. Los diputados del PJ Dámaso Larraburu y Juan Carlos Ayala amenazaron con dar lugar a los pedidos de desafuero que pesan sobre Cavallo en la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara baja cuatro días después que Alfredo Yabrán apareciera muerto en el baño de una estancia entrerriana. Humberto Roggero, presidente de la bancada justicialista, salió al cruce y negó el apoyo del bloque a la iniciativa. Desde el Gobierno le pidieron explicaciones, una vez más. "Yo me ocupo de Cavallo", le dijo en esa oportunidad Roggero al presidente Menem. Y le contó su plan. Había que buscar la oportunidad para asestarle un golpe contundente. Esmerilar su imagen lo suficiente como para impedir que Cavallo se muestre como una víctima. Que el desafuero no podía aparecer como una "vendetta" por la muerte de Yabrán, quien en su última carta lo responsabilizaba por su muerte. Pocos días después se recicló la Comisión investigadora de los contratos entre IBM y el Estado nacional, que a fines de año pasado elaboró un duro dictamen que involucraba a Cavallo. Parte de la investigación fue publicada por el diputado radical Jesús Rodríguez en su libro Fuera de la Ley (ver entrevista en página 12). La nueva Comisión pasó a tener de siete a once miembros. El PJ se reservó la mayoría (seis integrantes) y sentó en ella a varios de sus pesos pesado: Manuel Baladrón (presidente), Carlos Soria, César Arias y Eduardo Mondino. Entre los opositores se encuentran Eduardo Santín (vicepresidente, UCR), Horacio Viqueira (Frepaso), María Cristina Guzmán (MPJ) y Ricardo Laferrière (UCR). Los diputados retomaron las conclusiones de la anterior Comisión, que presidió Carlos Dellepiane. En ellas se señalaba que Cavallo: * No realizó controles eficaces sobre el proyecto Centenario, a pesar de haber tenido un detallado conocimiento de la contratación. * Aprobó explícita y documentadamente la contratación. * Designó en cargos relevantes a funcionarios involucrados en contrataciones bajo sospecha. * Incurrió en violaciones de contratos vigentes y actuó de manera tal para evitar objeciones de la Secretaría de la Función Pública. Sin embargo, la operación contra Cavallo no está exenta de dificultades para el oficialismo. Entre ellas, por ejemplo, cómo harán desvincular al secretario general de la Presidencia, Alberto Kohan, del affaire, cuando su ex mano derecha en la Secretaría Juan Carlos Cattáneo aparece estrechamente vinculado a la empresa que sirvió para triangular las coimas, propiedad de su hermano, Marcelo. Con la secretaria de la Función Pública Claudia Bello, también mencionada en la causa, puede que sean menos piadosos. Pero en general los legisladores oficialistas saben que están metiendo el dedo en unos de los más publicitados actos de corrupción de la administración del presidente Menem, y tienen que mirar para otro lado. Prometen, sin embargo, que "Cavallo tendrá que salir todas las semanas a dar explicaciones por este caso".
|