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Vuelos suspendidos o la
historia de nunca acabar Por Carlos Rodríguez A 11 días del incendio que dejó fuera de servicio al radar que controla el tránsito aéreo en los dos principales aeropuertos argentinos, continúan las cancelaciones de vuelos y la normalización --anunciada por la Fuerza Aérea primero para el jueves pasado y luego para ayer-- se concretaría recién durante el fin de semana próximo. En Ezeiza, aunque con cambios en los horarios, se han normalizado las salidas, mientras que ayer partieron desde el Aeroparque Jorge Newbery apenas 82 de los 135 vuelos que debían haber despachado las tres principales empresas de cabotaje, Aerolíneas, Austral y Lapa. Aunque ninguna de las compañías quiere hablar públicamente sobre el tema, son multimillonarias las pérdidas acumuladas por la obligada disminución de las frecuencias. Una sola empresa dejó de facturar cerca de un millón y medio de pesos por día durante el pico de la crisis. Una fuente de la Fuerza Aérea aseguró que Ezeiza "opera con total normalidad", mientras que Aeroparque "lo hace en un 90 por ciento de sus posibilidades". El vocero oficial eludió precisar por qué, si los dos aeropuertos dependen del mismo radar averiado --lo reemplaza otro equipo similar de menor alcance--; uno puede funcionar "normalmente" y el otro, sólo en un "90 por ciento". Las compañías aéreas recordaron que Ezeiza tiene "unas 70 salidas diarias", mientras que en el aeroparque capitalino "despegan más de 160", además de los arribos, que en ambos casos suman aproximadamente un número similar al de las partidas diarias. Como las operaciones pueden realizarse ahora a razón de una cada diez minutos --la frecuencia normal es cada tres o cuatro minutos--, la cantidad de vuelos en Ezeiza puede mantenerse, pero es imposible hacerlo en aeroparque. De todos modos, "la normalidad no existe en ninguno de los dos aeropuertos porque en Ezeiza hay demoras en la llegada de muchos de los vuelos internacionales y algunas empresas han tenido que hacer cancelaciones", aseguró a este diario un alto directivo de una empresa extranjera que opera en Ezeiza. Guillermo Lotitto, encargado de prensa de Aerolíneas Argentinas y Austral, informó que hoy cumplirán con "el 80 por ciento de los vuelos nacionales". Consultado sobre las pérdidas, Lotitto dijo que como el problema "todavía no terminó" sería prematuro hacer una evaluación. Por su parte, voceros de la Junta de Representantes de Compañías Aéreas (JURCA), que agrupa a las 33 empresas que operan en el país, dijeron que "nunca se hacen estimaciones sobre las pérdidas durante un paro de pilotos o cualquier inconveniente similar, porque eso sería masoquismo puro". De todos modos, señalaron que las facturaciones sufrieron "una baja muy importante, incalculable". El año pasado, Aerolíneas Argentinas tuvo una facturación anual del orden de los 1010 millones de pesos, lo que significaría --por día-- un monto cercano a los tres millones de pesos. En consecuencia, durante los primeros días de la crisis, cuando se canceló más del 50 por ciento de los vuelos programados, Aerolíneas habría dejado de facturar, por día, alrededor de un millón y medio de pesos. A este cálculo de entrecasa hay que sumarle los gastos que debieron asumir todas las empresas por el pago de hotel, comida y transporte alternativo de los pasajeros damnificados. Además del radar inutilizado por el fuego, en la torre de control de Ezeiza --hasta anoche-- ni siquiera se podía recibir un fax, ya que las líneas telefónicas también quedaron afectadas por el fuego. Leonardo Damore, secretario del juez federal Patricio Santa Marina, que investiga las causas del incendio, hizo saber que "a fin de mes se sabrá si fue un sabotaje o un hecho fortuito". Tanto el juez como la Fuerza Aérea han coincidido en señalar que es válida cualquiera de las dos posibilidades.
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