Por Sergio A. Vaudagnotto La empresa política en la
que trabajan Raúl Alfonsín y Carlos "Chacho" Alvarez, la de transformar la
convergencia electoral en una coalición de base persistente, tiene un nombre, pero
deberán que buscarle otro, que no esté "quemado". Lo de Tercer Movimiento
Histórico podría asociarse con la frustración. Los dos líderes de la Alianza
analizaron los resultados de las últimas encuestas, que muestran una ventaja porcentual a
favor de la coalición difícilmente recuperable por el peronismo, y comenzaron a preparar
el terreno para el día después de las elecciones generales del año próximo. En el
almuerzo que mantuvieron la semana pasada acordaron algunas cuestiones referidas a la
campaña interna y dieron instrucciones a la segunda línea para que empiece a discutir
sobre la forma en que serán distribuidos los espacios de gobierno en todo el país. Los
operadores trabajarán sobre un mapa dividido en tres grandes porciones. Mientras tanto,
Alvarez retomará el diálogo con referentes del justicialismo sobre los grandes temas del
país.
Hace unas semanas, un redactor de Página/12 visitaba una de las
sedes en las que los aliancistas trabajan en la elaboración de la plataforma electoral.
El hombre que le mostraba las instalaciones, radical, abrió una puerta y la cerró
enseguida. Adentro estaban Aldo Ferrer, Nilda Garré, Horacio Jaunarena y Otelo Zamponi,
entre otros que el periodista no pudo identificar. "Este es el sueño de Alfonsín.
Todos juntos trabajando por el país. El Tercer Movimiento Histórico", soltó el
anfitrión.
El 2 de octubre de 1986, el entonces presidente Alfonsín habló en
cadena al país para hacer un llamado público a una "convergencia democrática"
con el propósito de "promover la discusión de los grandes temas nacionales".
Seis meses más tarde, insistía en que "tenemos que compartir el poder, porque es
necesario que quienes pensamos parecido asumamos la responsabilidad de gobernar juntos el
país". Entre las primeras palabras y las segundas, el radicalismo acuñó un sueño
llamado Tercer Movimiento Histórico (Yrigoyen-Perón-Alfonsín). Pero el 6 de setiembre
del `87, el Gobierno, que ya contaba con un ministro peronista, fue derrotado en las
elecciones en la mayoría de los distritos. El sueño movimientista se esfumó.
"Yo creo que el nuestro tiene que ser un gobierno de concertación
nacional. De aquí parte la idea de que un sector del peronismo acompañe a la Alianza,
para resolver los grandes problemas nacionales", dijo ayer Chacho Alvarez. La idea es
la misma. El ex presidente y el diputado nacional se conocieron a fondo después del
triunfo aliancista del 26 de octubre. En los dos últimos meses aparecieron distanciados,
"pero el análisis de la realidad y del futuro los une", dice uno de los hombres
más cercanos al primero, Federico Polak.
Alfonsín y Alvarez saben que, si la Alianza gana, el Senado seguirá
funcionando con mayoría peronista, al menos hasta el 2001. En Diputados, la paridad de
fuerzas es lo mejor a que puede aspirar la coalición. La Corte Suprema de Justicia,
probablemente, seguirá la línea trazada por los ministros que ellos identifican como
"menemistas". Ante esa perspectiva, un gobierno aliancista debería ampliar su
base de sustentación. Y para ello, la participación de un sector del peronismo es
fundamental.
"No se trata de (Carlos) Reutemann ni de (Eduardo) Duhalde, sino
de aquellos que se sientan defraudados y coincidan con nuestro proyecto", retrucaron
ayer desde el bloque frepasista, cuando el senador santafesino sugirió que hacían
circular su nombre para esconder las tratativas con el gobernador bonaerense.
Alfonsín deberá convencer a De la Rúa de que una convergencia
democrática le aportaría un respaldo fundamental en el caso de asumir la presidencia.
Graciela Fernández Meijide ve con buenos ojos que el peronismo progresista tenga lugar en
la que sería su gestión. En cualquier caso, los peronistas proclives a garantizar la
gobernabilidad desembarcarían después de las elecciones generales. De momento, la
segunda línea de la coalición ya debate el reparto de los espacios de poder en todo el
país. El mapa sobre el que trabajan tiene tres colores. Uno identifica las provincias
donde creen que se impondrá la Alianza. Otro señala aquellas donde el resultado es
todavía incierto. Y el restante es para las que creen que conservará el peronismo.
GONZALEZ GASS PIDE SE
INVESTIGUE A SU SEGUNDO
"Debe someterse a la Justicia"
Por Santiago Rodríguez
"Debe ponerse a disposición de la Justicia y, si
tiene responsabilidades, se adoptarán las decisiones necesarias", dijo ayer Gabriela
González Gass, apenas asumió la conducción del bloque de diputados radicales porteños
(ver aparte). Su definición tuvo por destinatario nada menos que al hombre que la
secundará en la conducción de esa bancada: Rubén Gabriele, a quien desde hace unos
días se investiga en los Tribunales por firmar recibos de sueldo de supuestos empleados
del viejo Concejo Deliberante que niegan haber trabajado en ese cuerpo. Y por objeto,
frenar los embates de la oposición en la Legislatura, que denunció el caso de Gabriele
como "producto del clientelismo político que practica la UCR".
Gabriele, vicepresidente del bloque radical y hasta ayer su titular
interino, quedó involucrado en el caso de los ñoquis del ex Concejo Deliberante el
jueves pasado. Ese día el fiscal Norberto Quantín secuestró durante un allanamiento a
la sede del viejo legislativo porteño más de 80 recibos de sueldo de personas que ante
la Justicia negaron haber desempeñado funciones en ese cuerpo.
La firma de Gabriele en esas constancias de pago avala el cobro de los
sueldos. Y la sospecha es que el dinero de esos haberes se utilizó para financiar
actividades partidarias. Por esa razón, los fiscales que intervienen en la causa
pretenden que el legislador declare en Tribunales.
Si bien González Gass consideró necesario que Gabriele se ponga a
disposición de la Justicia, puertas adentro del bloque el diputado recibió la
solidaridad de sus pares. Los radicales --incluso la flamante presidenta de la bancada--
destacaron que "nadie puede dudar de la independencia de Quantín", aunque al
mismo tiempo señalaron que "no es casual, justo en este momento" la difusión
pública que se le dio al caso. Sugirieron, en otras palabras, que se trata de una
campaña, pero sin claridad a la hora de identificar a su promotor: González Gass
señaló que "esto le hace bien al menemismo", mientras otros lo relacionaron
con la interna que Gabriele mantiene con los jóvenes de Flores, la circunscripción en la
cual milita.
Los bloques opositores de la Legislatura no dejaron pasar la
oportunidad para cargar contra los radicales. "El PJ mira con preocupación el caso
de Gabriele, en tanto y en cuanto se inscribe en una sucesión de hechos lamentables
protagonizados por la UCR y el Frepaso", declaró a Página/12 el titular de
la bancada peronista, Guillermo Oliveri. Recordó el escándalo de las coimas que
involucró a funcionarios legislativos del radicalismo y opinó que la situación de
Gabriele "es producto del clientelismo político que el radicalismo tiene como
rémora". Enrique Rodríguez, de Nueva Dirigencia, consideró que "este hecho no
hace sino demostrar las contradicciones del radicalismo en lo que hace al financiamiento
de la política". |
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