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NUEVA YORK IGUALA A LAS PAREJAS HOMOSEXUALES
Sin libreta y con derechos

La ciudad de Nueva York aprobó una ley que equipara a las parejas no casadas –incluso las homosexuales– con los matrimonios para derechos tales como licencias de trabajo.

Para los grupos gay la aprobación de la ley fue una conquista histórica.

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t.gif (67 bytes)  El Consejo municipal de la ciudad de Nueva York aprobó el miércoles a la noche una ley considerada “histórica” que otorga los mismos derechos que gozan los matrimonios legales a las parejas no casadas, incluyendo a las de gays y lesbianas. Considerada como una de las más abarcadoras en materia de regulación de sociedades domésticas que existen en Estados Unidos, la ley se ocupa con bastante detalle de una serie de temas de la vida cotidiana que afectan la vida de las parejas no legales, tanto hétero como homosexuales. Se espera que el alcalde Rudolph Giuliani la firme rápidamente ya que esta legislación formó parte de sus promesas de campaña para ser reelecto. Previsiblemente, la nueva norma fue criticada por el cardenal católico de la ciudad, John O’Connor, quien el mes pasado dedicó un sermón dominical a fustigarla.
También fue repudiada activamente por un grupo de rabinos jasídicos que el miércoles hicieron una manifestación frente a la municipalidad, sosteniendo que Giuliani y los legisladores sufrirán una maldición bíblica y serán expulsados de sus cargos por su apoyo a la ley. Pero la aprobación fue considerada un triunfo indudable por las organizaciones de derechos de los homosexuales. “Creemos que esto tiene un valor simbólico relevante. Al ser Nueva York una ciudad tan grande y tan importante, no sólo para EEEEUU sino en el mundo, pensamos que esta decisión sirve como modelo para que en otros lugares se tomen medidas semejantes”, dijo Paula Ettelbrick de la organización gay Empire State Pride Agenda a Página/12. Entre otros derechos, la ley reconoce a los 8700 socios domésticos registrados en la Gran Manzana una licencia laboral por fallecimiento de la pareja, visita a internos en las cárceles o en los hospitales que dependen de la ciudad, derechos sucesorios con respecto al alquiler de una vivienda, y también permite que los integrantes de las parejas puedan ser enterrados juntos en los cementerios municipales. Pero los beneficios no se circunscriben a los empleados municipales, como ocurre en otras ciudades norteamericanas, sino que se extienden a otras categorías de trabajadores. Por esta razón, la ley fue definida como “única”.
Ettelbrick destaco los beneficios económicos de la ley, “fundamentalmente aquellos que se refieren al seguro de salud. Como familiar, la pareja de un empleado podrá tener cobertura médica del seguro de salud de su compañero o compañera”, dijo. Explicó que si bien la legislación significa un avance, “las ciudades pueden ocuparse de los derechos en forma más limitada que los estados. Por esta razón, la ley no incluye el derecho a heredar, ya que este como el derecho a casarse entran dentro de la jurisdicción del estado de Nueva York”.
Aunque las conducciones de la ciudad y del Estado están en manos de dos republicanos, el gobernador George Pataki y el alcalde Giuliani, éste ultimo suele ostentar posiciones más liberales en algunos temas sociales coincidentes con el electorado más progresista de la gran urbe. Oportunistas o no, sus simpatías por la comunidad gay le han valido enemigos jurados en la ultraderecha partidaria.
Sumadas a las maldiciones bíblicas, hubo frases grandilocuentes de repudio. El concejal republicano Michael Abel, quien votó en contra de la ley, dijo que la regulación era “otro clavo en el féretro de la institución del matrimonio”.

 

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