![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
|
El presidente Clinton inició su jornada de ayer en un templo cristiano donde pidió más libertad religiosa al mismo tiempo que se regocijó por "el creciente número de iglesias y otros lugares de culto donde las personas pueden practicar su fe". Los acompañantes de Clinton en su comitiva recalcaron en sus declaraciones que la política de dialogar con Pekín --en vez de atacarla-- empezaba ya a dar sus frutos a partir de esta misma gira. Sin embargo, sobre la apertura política y los derechos humanos norteamericanos y chinos, intercambiaron sólo vaguedades y declaraciones de buenas intenciones. Los diarios de ayer evitaron referir, significativamente, a la conferencia de prensa conjunta que los dos mandatarios habían ofrecido el día anterior, y que la televisión había transmitido en vivo de manera inesperada. La administración Clinton sigue insistiendo en que el presidente chino Jiang Zemin es un criptoliberal que va a abrir la vida política si se lo felicita en lugar de insultarlo. Exactamente 24 horas después del encuentro cumbre, el secretario de Comercio norteamericano William Daley inauguró ayer en Pekín con pompa y circunstancia el local número 10.000 en el mundo de la franquicia Pollo Frito de Kentucky. Las clases medias locales acudieron para pagar comida rápida más cara pero más exótica que la china: dos alas fritas cuestan lo mismo que una hora de trabajo en la cadena norteamericana. El afianzamiento de las inversiones norteamericanas y la apertura de otras nuevas fue central para que este viaje pudiera ser calificado ayer por la secretaria de Estado norteamericana Madelaine Albright como una serie "admirable" de conversaciones que no "tapan" los temas espinosos.
|