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Las negociaciones de paz con la guerrilla están progresando en Colombia, lo que no significa la interrupción de la violencia. Mientras, en Alemania, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) se reunía anteayer con el Comité Nacional de Paz (CNP) colombiano para acordar "la humanización del conflicto y la superación de todas las formas de violencia, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) anunciaron, según el diario El Tiempo de Bogotá, que atacarán los puntos principales de la infraestructura petrolera del país. Ambas organizaciones, que controlan el 40 por ciento del territorio colombiano, se manifestaron dispuestas a sentarse a hablar con el presidente electo, Andrés Pastrana, que asumirá el 7 de agosto próximo; dirigentes del ELN ya hablan de un cese del fuego. "Estoy satisfecho de que se hayan reactivado las conversaciones que inició mi gobierno con el ELN desde 1996 y que culminaron con el preacuerdo de Viana", dijo ayer el actual mandatario, Ernesto Samper. Sin embargo, Samper no tiene demasiadas razones para atribuirse legítimamente el rol de pacificador: el ELN desconoció este preacuerdo por interpretar que iba a ser usado con fines electoralistas y las FARC, durante su gobierno, intensificaron los combates diciendo permanentemente que mientras él fuera presidente ninguna conversación sería posible. "Con el presidente electo hay otra cosa. Nosotros estamos preparando, a la par con lo de Alemania, una agencia de trabajo con el equipo de paz de Pastrana", dijo anteayer desde la cárcel el jefe del ELN, Francisco Galán. También el líder de las FARC, Manuel Marulanda Vélez (alias "Tirofijo"), dijo hace dos semanas que la paz era posible con Pastrana y que el entorno del nuevo presidente ya inició conversaciones con su organización en forma extraoficial. Por su parte, Galán anunció que el ELN volverá a reunirse en Alemania el mes que viene. Allí estarían no sólo el CNP, sino también algunas personalidades como el escritor Gabriel García Márquez. La reunión del domingo, realizada en la localidad de Maguncia, fue propiciada por las Conferencias Episcopales de Colombia y Alemania, y fue Werner Mauss, un agente secreto alemán que generó un escándalo diplomático entre los dos países cuando liberó de la guerrilla a una ciudadana alemana, quien realizó el contacto entre los religiosos y los dirigentes colombianos. De parte del CNP, asistieron el procurador general de la Nación, Jaime Bernal, y el dirigente empresarial Sabás Pretelt de la Vega. Del lado del ELN, fueron dos miembros de su Comité Central, Fabio Beltrán y Milton Hernández. De acuerdo a lo publicado por El Tiempo, Beltrán no descarta que esta guerrilla haga un cese del fuego. Pero desde Colombia las noticias no eran tan alentadoras. El comandante del bloque oriental de las FARC, "Granobles" Suárez, anunció que los hombres a su cargo atacarán el oleoducto Caño Limón-Coveñas, el más importante del país, y también las compañías extranjeras que operan en el territorio. Suárez se atribuyó los últimos siete atentados al oleoducto, que ocasionaron la suspensión del bombeo de los 150.000 barriles de petróleo que se transportaban diariamente desde allí. Además, la obra viene sufriendo el ataque del ELN, que lo ha dinamitado cerca de 550 veces. Para ambos, la justificación es la misma: las compañías extranjeras no deben extraer los recursos naturales de Colombia. Pero la imagen de Pastrana quizá juegue a favor para que estos conflictos sean los últimos. Las acciones de la Bolsa colombiana sufren una suba constante desde su triunfo y, de acuerdo al diario londinense Financial Times, "la reacción hubiese sido otra si el candidato liberal, el populista Horacio Serpa, hubiese ganado". La gestión de Samper, salpicada de la financiación de su campaña electoral por parte del narcotráfico, caracterizada por la desaceleración de la economía colombiana y lastimada por el crecimiento de la guerrilla, es algo que todos parecen querer olvidar.
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