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Por Cecilia Hopkins
En "Informe..." el escritor checo presenta la historia de un mono que cuenta los vejámenes que soporta para convertirse en un ser humano, "evolución" que logra sometiéndose a prácticas circenses de amaestramiento. Halac retoma al mismo personaje pero en otra circunstancia, arrepentido de su anterior metamorfosis y dispuesto a revertir su situación. La autora lo hace emigrar a la selva misionera bajo la firme resolución de regresar a su primitivo estado, en el mayor de los secretos. Su representante artístico --un tal Marcus Busenau, interpretado por Carlos Belloso-- llega de Alemania para buscar a este mono --previsiblemente llamado Franz--, ya que en la huida se han alzado con el dinero recaudado en los shows que juntos montaron en Berlín. Un clima brumoso, casi cinematográfico, ambienta la puesta de Halac. Esa iluminación que promueve el claroscuro, junto a un amplio espacio abarrotado de materiales de desecho prenuncian una trama misteriosa. A resguardo de esa zona tenebrosa surgen las líneas armónicas que definen la hostería donde se encuentra la esquiva camarera (Laura Markert) que ayuda al prófugo a ocultarse. El personaje del chimpancé aparece duplicado en versión humana (interpretado por Eduardo Calvo) y simiesca, a cargo del muñeco en tamaño natural manipulado por Valeria Kleinbort. Tal vez a causa de las pocas funciones cumplidas desde su estreno, el espectáculo acusa cierta morosidad. A Belloso le sienta bien su rol, pero la cadencia de su discurso suena reiterativa especialmente cuando, haciendo el racconto de lo sucedido, invoca una y otra vez a su antiguo compañero de andanzas. Incluso se ve algo deslucida la escena en que se recrea una de las acostumbradas funciones de music hall que solía presentar junto a Franz, en la que se abre un baúl que contiene muñecos y juegos de ilusionismo, sin el aprovechamiento adecuado de tanto despliegue.
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