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DOS HISTORIAS CRUZADAS,Y UN MONO ARREPENTIDO

EL DEFORME
7 puntos

de Eva Halac

Elenco: Carlos Belloso, Laura Markert, Eduardo Calvo y Valeria Kleinbort
Iluminación: Carlos Bechara
Objetos y muñecos: Norberto Laino
Dirección: Eva Halac
Lugar: Babilonia, viernes y sábados, a las 23


En "El deforme", la marionetista y directora Eva Halac parte de "Informe para una academia", de Franz Kafka, para armar un rompecabezas cuyas partes llegan hasta la selva misionera.


Por Cecilia Hopkins

t.gif (67 bytes)  La directora y marionetista Eva Halac suele construir sus espectáculos a partir de materiales escritos, literarios o de carácter teórico. En 1993 recreó La invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares, desde la estética del teatro de muñecos y objetos, su especialidad, mientras que hace dos años estrenó La Pintura, inspirándose en algunos apuntes que Leonardo Da Vinci dejó sobre su obra. Esta vez, Halac volvió a tentarse con el material literario, pero con El deforme, su nueva obra, resolvió ir más allá y, no conforme con el traslado del relato al espacio escénico, imaginó una trama independiente partiendo de algunos datos extraídos del cuento "Informe para una academia", de Franz Kafka. El resultado parece salido de un taller literario: un relato que surge de otro relato, con algunas citas textuales pero con un desarrollo que tiene algunos puntos de contacto con el género policial y mucha imaginación.

En "Informe..." el escritor checo presenta la historia de un mono que cuenta los vejámenes que soporta para convertirse en un ser humano, "evolución" que logra sometiéndose a prácticas circenses de amaestramiento. Halac retoma al mismo personaje pero en otra circunstancia, arrepentido de su anterior metamorfosis y dispuesto a revertir su situación. La autora lo hace emigrar a la selva misionera bajo la firme resolución de regresar a su primitivo estado, en el mayor de los secretos. Su representante artístico --un tal Marcus Busenau, interpretado por Carlos Belloso-- llega de Alemania para buscar a este mono --previsiblemente llamado Franz--, ya que en la huida se han alzado con el dinero recaudado en los shows que juntos montaron en Berlín.

Un clima brumoso, casi cinematográfico, ambienta la puesta de Halac. Esa iluminación que promueve el claroscuro, junto a un amplio espacio abarrotado de materiales de desecho prenuncian una trama misteriosa. A resguardo de esa zona tenebrosa surgen las líneas armónicas que definen la hostería donde se encuentra la esquiva camarera (Laura Markert) que ayuda al prófugo a ocultarse. El personaje del chimpancé aparece duplicado en versión humana (interpretado por Eduardo Calvo) y simiesca, a cargo del muñeco en tamaño natural manipulado por Valeria Kleinbort.

Tal vez a causa de las pocas funciones cumplidas desde su estreno, el espectáculo acusa cierta morosidad. A Belloso le sienta bien su rol, pero la cadencia de su discurso suena reiterativa especialmente cuando, haciendo el racconto de lo sucedido, invoca una y otra vez a su antiguo compañero de andanzas. Incluso se ve algo deslucida la escena en que se recrea una de las acostumbradas funciones de music hall que solía presentar junto a Franz, en la que se abre un baúl que contiene muñecos y juegos de ilusionismo, sin el aprovechamiento adecuado de tanto despliegue.

 



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