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EL SEXO DE LOS ÁNGELES

 

Por Eduardo Aliverti

t.gif (67 bytes)  Menem en el centro de la escena. El y su recontrarreelección. Encolumnó al peronismo, exceptuando los devaluados duhaldistas. Ya no ocultan que lo quieren de candidato. Lo que parecía un delirio, apenas hasta hace unos meses, se vistió de realidad. ¿Cómo pudo ser?

En realidad la primera pregunta no es ésa, sino si son capaces de hacérselas los dirigentes de la Alianza. Porque si se la formulan, está claro que debieran encontrar la primerísima responsabilidad en ellos mismos. En sus luchas intestinas. En sus chiquilinadas y en sus chiquitajes. En su mero papel de denunciantes de lo obvio: la corrupción oficial (que no sólo no está mal sino que es necesario; el problema es que sea lo único que hacen). Y sobre todo, en el hecho de haber dejado a la sociedad huérfana de propuestas. ¿Qué pretenden acumular si están peleándose por aparecer como los mejores garantes del modelo?

Miran las encuestas y siguen viéndose arriba. Numéricamente, no es desmentible. Una clase media hastiada y, hacia abajo, gruesos bolsones de decepcionados, son suficientes para que De la Rúa y Fernández Meijide permanezcan con varios cuerpos de ventaja sobre el mejor ubicado de los menemistas. Pero es mera decantación. Si el registro electoral es traducible a una frase, ya se sabe la que brilla primero: son iguales, pero da la sensación de que los de la Alianza van a robar menos. Y si algo revela esa definición popular es la distancia que media entre encuestas relucientes (los números fríos) y un estado de ánimo por el piso (la interpretación de los números). Justamente por ahí se coló Menem para avanzar.

¿Lo hubiera hecho --hubiera podido-- de haber conservado la Alianza esa capacidad de iniciativa que alguna vez se llamó "cacerolazo" (confiar en la gente)? ¿Estaría el oficialismo tan confiado si enfrente tuviera militancia entusiasmada, en lugar de militancia en el programa de Grondona? ¿Podría Menem gastar energías en provocar a la oposición, si la oposición se le adelantara con ideas alternativas y concretas?

Aún más: puede pensarse que ni siquiera es necesario tocar esos "extremos", ligados a aspectos propositivos. La crisis asiática y su repercusión en los llamados mercados emergentes, como el argentino, no mereció siquiera un razonamiento orgánico por parte de la Alianza. Tampoco la prisión de Videla ni la reactivación de los procesos por el robo y apropiación de bebés durante la dictadura. Tampoco...

Es tan viejo como el mundo que los vacíos que se dejan en la política se cubren más temprano que tarde. Menem y su recontrarreelección se ubicaron en el centro de la escena, mucho más por demérito ajeno que por virtudes propias. El poder no se discute. Se ejerce. Y eso es lo que están haciendo el Presidente y sus gurkas, mientras la Alianza discute sobre los travestis de Palermo. Sobre el sexo de los ángeles, es decir.

 

 



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