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Mameluco hinchado de puro orgullo. Así quedó Benito Bardoso después de cancelar la cuenta con la comuna. Durante dos meses metió en su taller cuanto auto municipal necesitara alguna tuerca. Arregló uno, afinó otro y al final los 800 pesos de deuda impositiva quedaron saldados. La forma: el trueque. En la ciudad neuquina de Plottier lo secundaron otros 5999. Tras repasar y patalear para que los vecinos paguen ocho millones de dólares de impuestos atrasados, la comuna local optó por implementar el trueque como mecanismo de pago. Las arcas del tesoro municipal ahora se llenan con pan, ladrillos, gasistas y fotocopias entre otras decenas de formas. Pero no todos son morosos, para quienes están al día, la intendencia a cargo de Sergio Gallia sortea viajes. Cataratas o el noroeste son algunos destinos posibles. Posibles porque la empresa que los hace salda así su propia deuda en Plottier. "Los primeros autos que llegaron fueron un Chevrolet y una Ford, pero fueron laburos chicos." Hace más de 21 años Benito es uno de los mecánicos del pueblo. Trabajó durante tres años como jefe de taller municipal y cuando logró ponerse el propio comenzaron los tropiezos. "Que te pago mañana, cuentas corrientes y nunca más", explicó a Página/12. El fajo de 800 pesos adeudados los arrastra desde el `92. "Con una entrada mensual --dice-- entre 1500 y 1800 pesos y, de ésos, 1000 de gastos fijos" no puede pensar en ser buena gente con las deudas. Sin demasiada presión, un buen día abandonó el taller, se fue a ver a Gallia y ofreció su trabajo en trueque. En Plottier la economía estuvo controlada hasta el año pasado. "Históricamente Neuquén tuvo buenos ingresos por las regalías de hidrocarburos", sitúa Gallia y anticipa que el punto de inflexión fue el descenso del 50% en el precio internacional del petróleo. Recorte que según el intendente hizo "agudizar el ingenio". Sobre 7500 contribuyentes, cerca de 2500 pagan regularmente. El atraso es por patentes, licencias comerciales, riego y barrido y limpieza. Los cuentadeudas advirtieron el año pasado que la mora total sumaba ocho millones de dólares, dos millones menos que el presupuesto anual de la ciudad. "Paguen las tasas al municipio con bienes o servicios", persuadió entonces Gallia, y los resultados comenzaron a aparecer. En 60 días aumentó un 30 por ciento el pago. Si se necesita trasportar chapas desde Buenos Aires hasta Plottier, siempre había algún moroso amoroso que prestara vehículo y chofer. Suma que puede descontarle un buen bocado de deuda. Con el sector del comercio y el industrial, la comuna habilitó una especie de cuenta corriente. Evalúan cuáles son las necesidades del organismo y la capacidad de entrega de los deudores. Si los productos no son requeridos por el organismo, no importa: siempre existe alguna intendencia vecina que los quiera y se canjean. Un ejemplo son los ladrillos y ladrillones que escupen 60 hornos industriales de Plottier, considerada la mayor productora y proveedora del Alto Valle. Andrés García es uno de quienes tienen horno, pero no hace ladrillos sino pan. Es catalán y panadero. Mil kilos de pan por mes y algunas docenitas de facturas "para refrigerios de la municipalidad" cuenta que bastaron para cancelar su deuda. Metido en La Estrella, el local que mantiene sobre la ruta 22, se devana los sesos para explicar cuándo comenzó su caída. "Primero fui chacarero, después puse panadería y carnicería, también heladería y tengo un lugar de venta de suéteres." Con todo, Andrés se separó hace dos años y las deudas aguijonearon el negocio. Cerca de dos mil pesos fue su rojo en el momento en que "le propuse al intendente ver cómo podíamos hacer". Acuerdo mediante, el panadero descargó durante unos meses los mil kilos de pan en Acción Social, desde donde se distribuían luego a comedores. Ahora aunque ya no debe a nadie, usa el trueque todavía para cancelar los impuestos propios y ajenos. "Mi personal también tiene deudas y yo las pago a la comuna también con pan, después a ellos se lo descuento." Quien no tiene negocio ni producción alguna deja ropa y comida en las cajas municipales. Susana Stelzer no entrega ropa pero sí podría envolverla. Tiene una librería frente al Concejo Deliberante, en pleno centro de Plottier, y un atraso impositivo que la tapó cuando alcanzó los 2600 pesos. Optó también por el trueque para terminar los problemas. Ahora canjea fotocopias y artículos de librería por órdenes de pago con las que salda su deuda. "Para el trabajo diario la comuna tiene sus propias fotocopiadoras, pero cuando se necesita una impresión importante como la campaña del abrigo, hago las copias." En vez de facturar, Susana cuenta órdenes de pago, nueva forma de medir el tiempo de descuento en el pueblo. Y el sorteo es el premio para los buenos pagadores. Si bien el intendente prefiere reservar el nombre de la empresa de viajes, aseguró a este medio que a través del servicio la firma también cancela sus deudas. El último sorteo tuvo por destino Cataratas y el raid de buen vecino incluirá en los próximos meses el nordeste, los lagos del sur y a fin de año Ushuaia. Para esa época Benito Bardoso acaso haya terminado de afinar autos y tenga en Plottier su propia estación de GNC. "Lo mandé a mi pibe a un curso en Buenos Aires y ahora vamos a ver si nos ampliamos con la estación." Eso sí, y las cuentas al día.
Producción: Alejandra Dandan
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