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Por Eduardo Videla El 10 por ciento de las personas muertas o heridas en hechos de violencia policial ocurridos en Capital y Gran Buenos Aires durante 1997 fueron víctimas incidentales, ajenas al hecho, que quedaron atrapados en medio de un tiroteo. En todo el año se registraron trece muertos en esas circunstancias, uno más que en 1996 y cuatro más que en el '95. Los datos, que constan en el último "Informe sobre Derechos Humanos en Argentina", elaborado por el Centro de Estudios Legales y Sociales, ponen de manifiesto la desaprensión con que suelen actuar los efectivos policiales ante la presencia de terceros en enfrentamientos. El estudio revela que se mantienen elevadas las cifras de víctimas en presuntos enfrentamientos y una alta participación en esos hechos de policías francos de servicio. Esa franja del personal policial, obligado por el reglamento a desenfundar el arma ante un hecho delictivo, encabeza el ranking de policías muertos, con el 61 por ciento de los casos (ver cuadro). En el Gran Buenos Aires, sobre 246 víctimas civiles heridas y muertas en hechos de violencia policial, el 10 por ciento resultó ser gente que se encontraba en el lugar del hecho en forma casual: 12 murieron y otros 12 resultaron heridos. En Capital Federal, sobre 112 víctimas, el porcentaje es idéntico: hubo un muerto y 10 heridos en esas circunstancias. El capítulo sobre violencia policial, elaborado por Sofía Tiscornia, revela que en el '97 "se agudizaron las tendencias de años anteriores", como que "una parte importante de la represión del delito de menor cuantía está en manos de agentes francos de servicio que actúan con brutalidad". De acuerdo con el estudio, personal de franco de la Policía Federal fue autor del 32 por ciento de las muertes atribuidas a esa fuerza; los policías bonaerenses fuera de servicio, en tanto, son autores del 29 por ciento de las muertes ocurridas en presuntos enfrentamientos. En el informe, el CELS considera como episodios de "violencia policial" a los enfrentamientos en los que, según la versión oficial, ambas partes están armadas, y que "en la mayoría de los casos consiste en el uso excesivo de la fuerza o en ejecuciones". Comprenden entre estos hechos robos y hurtos de menor cuantía, asaltos a policías cuando están de franco, y actuaciones policiales ante personas sospechosas que, según la versión oficial, abren fuego ante la voz de alto. No se incluyen en estos casos los enfrentamientos con grupos tipo comando o fuertemente armados. En 1997 se registró en el Gran Buenos Aires la muerte de 123 civiles y 39 policías. En la Capital Federal, 36 civiles y 6 policías. Pero la Policía Federal tuvo una participación importante en la muerte de personas en el conurbano bonaerense, con el 21 por ciento de los casos. La Federal puede actuar fuera de la ciudad de Buenos Aires sólo en la represión de delitos federales. De acuerdo con el informe, no fue ese el perfil de casos en los que se produjeron las muertes. En cuanto a los agentes que resultaron muertos, en Capital Federal, sobre un total de seis casos, sólo uno estaba en servicio. El resto (83 por ciento) o estaba de franco, o trabajaba como custodio o era retirado de la fuerza. La situación fue más grave en el Gran Buenos Aires: sobre un total de 39 agentes muertos, sólo 2 (el 5 por ciento) estaba en servicio. "El reglamento policial obliga a los efectivos a intervenir ante un hecho delictivo aunque estén de franco, lo que los coloca en situación de desventaja. Es un claro ejemplo de la violencia que engendra una reglamentación autoritaria, que provoca más víctimas entre inocentes y los propios policías", dijo a Página/12 Gastón Chillier, abogado del CELS. En el análisis por fuerza, el 61 por ciento de los agentes de la Policía Federal muertos en enfrentamiento estaban francos de servicio. Muchos de ellos murieron en el ámbito del Gran Buenos Aires. La totalidad de los muertos eran suboficiales. En la Bonaerense la mayoría (el 59 por ciento) estaba de franco. Sobre 22 muertos, 17 eran suboficiales.
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