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Argentina puede estrenar su propio santo este año

Héctor Valdivielso, o Benito de Jesús, nació en Argentina pero vivió España, donde fue fusilado en 1934. Su nombre se impuso sobre otros candidatos y sería santificado en octubre.

Causas: El Vaticano consideró probado que la muerte del cura había sido motivada por persecución religiosa: "odio hacia la fe" dijo Juan Pablo II.

Un cuadro de Benito de Jesús en una iglesia porteña.
Se incorporó a la orden de La Salle en España.

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t.gif (67 bytes)  Con el empujoncito de un milagro, en octubre Argentina tendrá su primer santo propio. En este caso, la mano de Dios operaría en favor de lo inesperado: sobre los candidatos locales considerados más firmes para ser proclamados --Ceferino Namuncurá, la madre superiora Camila Rolón, el fraile José León Torres, fray Mamerto Esquiú, el cura Brochero y Enrique Shaw--, surgió el nombre de Benito de Jesús, nacido Héctor Valdivielso Sáez en Buenos Aires en 1910, pero que se desempeñó en la Congregación de La Salle, en España. El papa Juan Pablo II, que ya proclamó más beatos y santos que todos sus antecesores juntos, arrancará a los argentinos ese sambenito que les niega venerar su propio santo y dispondrá que el 9 de octubre sea San Benito.

Aunque aún nadie oficializó la proclamación, según la agencia católica Aica las probabilidades son ciertas. El embajador argentino ante la Santa Sede, Esteban Caselli, confirmó la santificación, pero dudó de que se llegara a tiempo para octubre. Sólo un milagro haría que ocurriera antes de marzo. De cualquier forma, la canonización tendrá lugar en Roma después de la de Edith Stein, carmelita judía asesinada en Auschwitz. El nombre de Benito de Jesús aparecerá entonces equilibrando la balanza: fue fusilado durante el levantamiento anticlerical de Asturias, en 1934.

Benito de Jesús nació el 31 de octubre de 1910 en Buenos Aires, y fue bautizado en 1913 en la iglesia de San Nicolás de Bari, cuando su sede se encontraba donde ahora se levanta el Obelisco. En realidad fue breve el tiempo que vivió en Argentina porque ese mismo año sus padres viajaron a Briviesca, en la provincia española de Burgos. Estudió en un colegio lasallano y después se incorporó a la congregación. Fue docente en Astorga, León, y después en Turón, Asturias. El 9 de octubre de 1934 fue fusilado junto a otros ocho religiosos.

El procedimiento para ser proclamado santo no es comparable con el más tortuoso de los trámites bancarios. Exige la realización de dos milagros y una serie de comprobaciones, además del tiempo que disponga el Poder Divino. El primer paso consiste en ser recordado cinco años después de su muerte y haber realizado un milagro comprobable. La constatación la realiza la Congregación para la Causa de los Santos del Vaticano, una junta de 23 cardenales, un teólogo, 6 relatores y 71 consultores médicos, historiadores y canónicos. Una vez beato, deberá obrar otro milagro para que pueda investigarse si se está frente a un santo.

Pero además debe existir cierta disposición terrenal para analizar los casos. Esa disposición la encontró Sáez cuando fue beatificado, el 29 de abril de 1990, anticipándose a nombres como los de Ceferino Namuncurá y José Brochero, más conocido como el Cura Gaucho, de mayor raigambre y culto popular. El primer milagro necesario para ser beatificado fue reemplazado por su martirio. El Vaticano consideró probado que la muerte del cura argentino-español había sido motivada por persecución religiosa, "odio hacia la fe" dijo Juan Pablo II en aquella ocasión.

El segundo milagro necesario para ser santificado fue documentado en 1990. El mismo día en que lo nombraban beato, una mujer en Managua que había sido desahuciada por un cáncer de útero se recuperó milagrosamente, después de que su marido rezara durante 20 días pidiéndole a Benito de Jesús por su curación, según aseguró el marido.

En 1996, el presidente Carlos Menem envió una carta a Juan Pablo II, expresándole sus deseos de que alguno de los candidatos argentinos fuera santificado o, al menos, beatificado. En la que parece la política del Vaticano hacia el jubileo del 2000, la lista de candidatos está encabezada por aquellos países que aún no tienen santo, como Argentina. El nombre de Benito de Jesús parece haberse anticipado nuevamente a los candidatos.

 

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