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REUNION EN BELGRADO POR EL CONFLICTO EN KOSOVO
Una charla para que acaben los tiros

t.gif (67 bytes)  Las gestiones siguen, las conversaciones continúan pero la tensión sigue creciendo en Kosovo. El enviado norteamericano para los Balcanes, Richard Holbrooke, se reunirá hoy con el presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, para convercerlo de iniciar negociaciones con los albaneses étnicos de la región. La embajada norteamericana en Belgrado anunció que el lunes llegará a la región una misión internacional de observadores, la mayoría de los cuales son diplomáticos residentes en la capital yugoslava. Milosevic abogó ayer por la reanudación del diálogo, pero un portavoz de su partido excluyó cualquier tipo de participación en él del Ejército para la Liberación de Kosovo (UCK), algo que propuso Estados Unidos.

Luego de la reconquista, por parte de las tropas serbias, de la cuenca minera de Belacevac --que estaba en manos de la guerrilla kosovar--, se temía una ofensiva mayor del Gobierno yugoslavo, que abarcaría a la localidad de Kijevo, una ciudad aislada por el UCK y considerada por el gobernador serbio de Kosovo, Veljko Odalovic, "tan importante como Belacevac". El mismo Holbrooke consideró que Kijevo es la "localidad más peligrosa de Europa". Por el momento, no se registraron nuevos combates, pero las perspectivas de la negociación futura son complicadas.

Milosevic propone "el establecimiento de una autonomía" que no afecte la integridad territorial y la soberanía de Yugoslavia, que comprende a Serbia y Montenegro. Hasta 1989, Kosovo era una provincia autónoma serbia. Pero el mandatario yugoslavo descartó completamente lo que los kosovares piden, la independencia. "En Europa no hay lugar para ninguna tendencia hacia el cambio de fronteras, sobre todo no mediante el terrorismo, la fuerza o la involucración o imposición extranjera", dijo ayer Milosevic.

La posición de la OTAN, representada en esta ronda de conversaciones por Holbrooke, es parecida pero diferente. Si bien el emisario norteamericano pretende que los kosovares renuncien a su aspiración independientista --lo cual es inaceptable para el UCK--, la base de su plan comprende la inclusión de la guerrilla en la mesa de conversaciones. A su vez, Holbrooke busca convencer al UCK de que termine con los combates para sentar alguna base de confianza, y de que reconozca la autoridad del líder de los albaneses étnicos, Ibrahim Rugova, que parece el mejor puente para las conversaciones. Según la tesis de Holbrooke, en la medida de que la guerrilla siga combatiendo, Milosevic seguirá teniendo excusas para acentuar la intervención militar serbia, endurecer su posición y perpetuar de esta manera el conflicto.

 

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