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Por Daniel Lagares desde Marsella Ahora que se fueron los ingleses, los padres del fútbol, también es posible apropiarse de otra creación británica para esperar el partido con los holandeses. El encuentro de hoy en el Velodrome es a todo o nada, bien Full Monty, en la instancia decisiva del Mundial '98. No hay otra alternativa, no existe la revancha. Se gana y se sigue o se pierde y nos volvemos. Así de simple. El rival no es el más accesible y el próximo, si se elimina a los naranjas, menos. Así que, como en Saint Etienne, bien vendría una transfusión de sangre jacobina para noventa minutos del alto riesgo. Mientras Daniel Passarella y Guus Hiddink esconden las formaciones titulares, esta vez obligados por las circunstancias, ya no por el jueguito perverso del "no lo digo porque el otro no lo dice", llega con demora Diego Maradona ("si juega Berti, me quedo en el hotel durmiendo la siesta") para ser el talismán desde la tribuna. Los dos equipos probaron el césped del Velodrome. Holanda lo hizo a las cinco de la tarde. Argentina, cuando terminó de observar por televisión la eliminatoria de Francia e Italia, pero los técnicos, en la rueda de prensa, no dieron pistas seguras de sus equipos iniciales. Es sabido que Reiziger está golpeado y que su lugar podría ser ocupado por Aron Winter, el compañero de Zanetti y Simeone en el Inter. El otro lesionado es Marc Overmars, quien luego del entrenamiento en el Velodrome admitió que tenía un tirón. Si no llega su lugar sería ocupado por Patrick Kluivert y entonces Phillip Cocu iría sobre la izquierda. Los argentinos esperarán a Roberto Sensini hasta último momento. En la práctica del atardecer trabajó fuerte y duro con todo el grupo y después fue exigido aparte por los ayudantes Gallego y Sabella. Cuando ya era un secreto a voces que Sergio Berti sería el volante por la izquierda surgió el rumor de que padecía una contractura traicionera e inesperada. Sin embargo, en la práctica no mostró ningún síntoma visible de la lesión. En ese caso crecen las posibilidades del ingreso de Mauricio Pineda. Así están las cosas a la hora en que Marsella se baña, se perfuma y sale a la movida del Port Vieux. Este de Argentina-Holanda se transformó en un pequeño clásico de los Mundiales. La espectacular "Naranja Mecánica" ganó 4-0 bajo una lluvia torrencial en Alemania '74, y quince días antes había dado un anticipo. Trituró a aquella Selección Argentina en un amistoso en Rotterdam por 4-1. Perfumo, Wolff, Brindisi, Houseman, Panchito Sá, pueden dar testimonio de aquellos bailes bajo la batuta de Cruyff. ¿Puede olvidarse el 3-1 de Núñez en la final del 78? Menos fresco en la memoria está el 2-2 del año siguiente en Berna jugado para celebrar el aniversario de la FIFA con los mismos protagonistas del '78, más Diego. Fillol fue el héroe del día al lograr la victoria en la definición por penales. Y ahora aquí, a orillas del Mediterráneo, cerca de la casa de los Grimaldi, de Saint Tropez donde nadie se escandaliza por el baile de tetas balanceándose sobre la arena, a metros de los muelles donde Gene "Popeye" Hackman perseguía a Fernando Rey para desbaratar la conexión francesa del narcotráfico. No podría haber marco para una decisión de esta naturaleza. En París, Holanda no pudo con Bélgica pero goleó en esta misma ciudad a los coreanos y cerró la primera fase con el insólito empate de Saint Etienne ante los mexicanos. Con suerte y la lengua afuera eliminó a Yugoslavia en los octavos de Toulouse. En la ciudad de Gardel, Argentina empezó con un paso inseguro ante los japoneses, después se hizo un picnic con los impresentables jamaiquinos en el Parque de los Príncipes y sin despeinarse dejó a Croacia en el segundo lugar de la zona cuando la venció en Burdeos. De Inglaterra mejor no recordar nada, a ver si en una repetición de los penales esta vez Batty la emboca. Por diferentes caminos, Argentina y Holanda llegaron a los cuartos jugando menos de lo que pueden pero, de los dos, fueron los naranjines quienes dejaron mejor impresión. Cuando se habla de "solidez" en el fútbol se puede poner de ejemplo la dinámica incansable de los alemanes, confiables y aburridos como un lavarropa de última generación. O la rudeza exasperante, distribuida en los últimos metros de la cancha, de Italia. Pero juegan poco. El que es sólido, porque maneja todos los conceptos del juego y busca la belleza sin lujos, además de la eficacia, es Holanda. Argentina, en cambio, es la suma de corajes, inteligencias e instinto que puede llamarse sólido cuando todos ponen la radio en la misma sintonía. Se espera un partido dramático como ante los ingleses o el de ayer de Italia-Francia en Saint Denis. Pero el ritmo veloz favorece a los holandeses, no a los argentinos que vienen de un alargue extenuante y de un día menos de descanso. Esperar, tocar, salir por afuera, más o menos la misma fórmula del día del Maracanazo, parece ser la receta inicial para este Full Monty de los cuartos. Pero, como sucede siempre en este juego de la pelota, nada más inútil que las presunciones. A veces, uno que se levantó alegre u otro que se levantó triste, deciden la suerte de un partido. Que en este caso decide el futuro del Mundial para Holanda y para Argentina.
INVOCACION A LA BRUJERIA Por D.L. desde Marsella "Audacia, atrevimiento y concentración" suena a "azúcar, pimienta y sal" pero son las palabras --eso, palabras-- que eligió Daniel Passarella para definir los atributos que debe tener su Selección hoy para vencer a los holandeses.Del equipo de Guus Hiddink el entrenador argentino opinó que "tienen una mezcla de dinámica europea y talento sudamericano y es uno de los que mejor ha jugado en el Mundial". No sorprendió Passarella, al contrario, más bien dio en el clavo, sobre las virtudes de los naranjas. Después del entrenamiento de 45 minutos en el Velodrome que se cerró con la clásica partida de "handbol-fútbol" (se dan pases con la mano y convierten los goles de cabeza, en el arco de la sombra, el que usted, amigo lector-televidente tendrá hoy a la derecha de su pantalla) el técnico reconoció que Sergio Berti tiene una contractura y que consultará al doctor Luis Seveso para saber si puede incluirlo. A esta altura parece una cábala esa de decir que hay jugadores con problemas. Es probable que Berti tenga la nana pero también es cierto que el volante de River se entrenó a todo trapo junto al resto. Y si no, son veintidós magníficos actores. El equipo retornará a L'Etrat aunque venza a Holanda y el martes tenga que enfrentar aquí a Brasil. Y eso sí, aunque lo desmientan, es pura cábala, artilugio, alquimia, invocación de brujas, de esas que no le van a faltar con Berti y Verón juntos.
VIEJA GUARDIA Por D.L. desde Marsella Holanda es una gran familia. Los abuelos se sientan con los hijos y los nietos para hablar de fútbol. Guus Hiddink no está solo para encarrilar a los niños traviesos. Johan Neeskens, aquel extraordinario ladero de Cruyff en Ajax y Barcelona como en el equipo subcampeón del '74, es el ayudante técnico del entrenador pero también está Pim Doesburg (el tercer arquero del '78) más Frank Rikjaard y Ronald Koeman, de la generación intermedia. Neeskens explica: "Nosotros aportamos nuestra experiencia, hemos jugado varios mundiales y podemos ser de utilidad si el técnico nos necesita. Es el más veterano y el único que acompaña a Hiddink en el banco de Holanda. Ronald Koeman ya no sale de copas con Marco Van Basten, sino que acompaña al técnico en sus caminatas por los campos de golf que Hiddink utiliza para distenderse. Koeman es uno de los pocos futbolistas que ganó la Copa de Europa con dos clubes diferentes --Barcelona y Feyenoord-- y el encargado de practicar las jugadas de pelota parada, desde corners a penales pasando por los tiros libres desde cualquier posición. En tanto Rikjaard, crecido en el Ajax, estrella en el Milan de Arrigo Sacchi junto a Van Basten y Ruud Gullit, cerró su carrera en el club de Amsterdam y se retiró campeón europeo cuando Ajax venció precisamente al Milan, ya dirigido por Fabio Capello, con aquel gol de Kluivert. "Estoy orgulloso de servir a mi país", dijo Rikjaard, encargado de espiar rivales pero sobre todo de mantener el equilibrio entre los negros y los blancos del plantel. Por último, Doesburg, un ex arquero de PSV Eindhoven y eterno suplente de Jan Jongbloed y Pieter Schrijvers en los mundiales de 1974 y 1978, es el que se encarga de poner a punto a Van der Sar, Hesp y De Goej.
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