3 BRASIL: Taffarel; Cafú, Aldair, Junior
Baiano, Roberto Carlos; Dunga, César Sampaio, Leonardo, Rivaldo; Bebeto, Ronaldo. DT:
Mario Zagallo.
2 DINAMARCA: Schmeichel; Colding, Hogh, Rieper, Heintze; Nielsen, Helveg,
Jorgensen, Michael Laudrup; Brian Laudrup, Moller. DT: Bo Johansson.
Cancha: La Beaujoire (Nantes).
Arbitro: Gamal Ghandour (Egipto).
Goles: 2m Jorgensen (D), 9m Bebeto (B), 25m Rivaldo (B), 50m Brian Laudrup (D), 60m
Rivaldo (B).
Cambios: 45m Tofting por Nielsen (D), 64m Denilson por Bebeto (B), 65m Sand por
Moller (D), 71m Emerson por Leonardo (B), 87m Schjonberg por Helveg (D) y Ze Roberto por
Rivaldo (B). |
Con su gran
experiencia, sus estrellas y destellos de su habilidad, Brasil pasó a las semifinales de
Francia '98, buscando su quinto título mundial. Pero, en un partido que si no fue lo
mejor del Mundial, pegó en el palo y recorrió la raya, sufrió para vencer a un
seleccionado de Dinamarca que se presentó apenas en su segundo máximo certamen, luego
del de México '86, y que llegó por primera vez hasta los cuartos de final.
El temprano gol del juvenil astro danés Martin Jorgensen tomó por
sorpresa a Brasil a los dos minutos, cuando los equipos estaban aún estudiándose, y le
costó respirar. Aunque golpeado, Brasil trató de recuperarse y se lanzó al ataque, pero
Dinamarca cubrió el medio campo y casi lo sorprende otra vez con contragolpes del propio
Jorgensen y los hermanitos Macana, Michael y Brian Laudrup.
Fue en un error de la defensa danesa que el veterano Bebeto, resistido
por los hinchas brasileños, entró por el medio y ganando en velocidad a los zagueros
igualó el marcador con un furibundo disparo que pareció una buena respuesta a sus
críticos.
Los dos equipos, animados por sus respectivas hinchadas, mostraron
nerviosismo, mejor sobrellevado por los brasileños, con una historia de 15 mundiales a
cuestas y los 180 millones de dólares de la cotización total de sus jugadores.
Afirmándose, Brasil comenzó a jugar su juego preciosista, con toques
débiles y velocidad, contando para ello, además de con Bebeto y el explosivo Ronaldo,
con la habilidad e inteligencia de Leonardo y la rapidez de Rivaldo y César Sampaio, que
arrancaban desde atrás.
En las embestidas, eran incluso apoyados por los zagueros Cafú y
Roberto Carlos, veloces por los laterales derecho e izquierdo, respectivamente. Todo dicho
para que el mismo Rivaldo hiciera el 2-1 en una elegante combinación iniciada por Dunga y
continuada por Ronaldo, quien arrancaba ovaciones de las tribunas cada vez que tocaba el
balón.
Dinamarca salió mejor después del descanso y se ordenó en la
defensa. Cerrando la brecha que tenía en el centro, comenzó a jugar con toques y a
lanzarse al imprescindible ataque. El ingreso de Stig Tofting por Allan Nielsen también
le dio más fuerza al mediocampo, mientras la movilización se hacía en bloque, poniendo
en muchos momentos mayoría de hombres en los diversos sectores. Esta táctica dio
resultado a los pocos minutos, ayudada por una falla de la siempre criticada defensa
brasileña, para llegar a la igualdad, por intermedio de Brian Laudrup, cuando Roberto
Carlos falló en rechazar con una chilena.
Pero se lanzaron con peligro al ataque, dejando otra vez huecos por el
centro, lo que aprovechó otra vez Rivaldo para poner el 3-2 con un disparo de media
distancia, impecable, como si el botín estuviera recubierto de terciopelo.
Sin embargo, Dinamarca estuvo lejos de entregarse y puso en peligro al arco defendido
por Taffarel, con miles de toques que aprovecharon nuevas debilidades de la zaga
brasileña, incluyendo un rebote en el travesaño.
Rivaldo le puso magia El flacucho de las piernas chuecas y el tranco largo no sólo se
convirtió en el mejor jugador de la
cancha, sino también en el hombre que posibilitó a su equipo meterse en las semifinales
del Mundial. Rivaldo, volante del Barcelona de España, uno de los jugadores más finos de
esta Copa del Mundo, fue con mucho casi una exclusiva razón de la victoria de Brasil
frente a Dinamarca.
Talentoso con la pelota arrullada en los pies, Rivaldo jugó por él y
por sus compañeros, marcó dos goles de excelente factura y tuvo resto para colaborar en
la marca cuando los daneses crecieron en el terreno de juego, a punto de mantener un duelo
de igual a igual con los sudamericanos.
Con su primer tanto, el mediocampista colocó el 2-1 parcial en el
marcador y posibilitó que Brasil saliese del pozo en que nadaba luego del temprano gol de
Dinamarca y el posterior empate de Bebeto. Entonces, tras recibir un buen pase de Ronaldo,
tocó sobre el portero Peter Schmeichel que salía a cortarle ángulo con gran categoría.
Su segundo gol, tercero de Brasil, resultó también vivificante para
el equipo de Mario Zagallo, porque los daneses habían vuelto a empatar. Rivaldo recibió
el balón cerca del centro del campo, avanzó con él, se perfiló y desde unos 25 metros
sacó un impresionante disparo de izquierda que se coló entre las manos de Schmeichel y
su travesaño derecho.
Tres minutos antes del pitazo final del árbitro egipcio Gamal Ghandur,
Rivaldo se retiró del campo bajo la ovación de los miles de brasileños que asistieron
al encuentro. Al menos ayer su talento hizo olvidar por un momento a los grandes jugadores
(Pelé, Zico y tantos otros) que vistieron la casaca número 10 de Brasil a lo largo de la
historia. |
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