Por J.A.
Desde Lyon
"Este es un resultado histórico. Yo ya había dicho que si le ganábamos a Alemania,
seríamos campeones, y ahora no podemos desperdiciar esa chance". La euforia de
Miroslav Blazevic, el técnico croata, es la mejor manifestación pública de una noche
realmente histórica. Croacia quería vengarse de una derrota de hace dos años en la
Eurocopa ante Alemania y lo consiguió humillándola en los cuartos de final del Mundial,
con goles de Jarni, Vlaovic y una joyita de Davor Suker, con paseo y todo. Los alemanes
prefirieron echarle la culpa a la expulsión de Woerns. Allá ellos. Como hace cuatro
años, Alemania volvió a dejar el Mundial en cuartos de final.
En 1996, en la Eurocopa de Naciones disputadas en Inglaterra, también
en cuartos de final, Alemania se impuso a Croacia por 2-1, en un partido que los
balcánicos guardaban con amargura, culpabilizando al árbitro de aquella derrota.
Después Alemania ganaría el título. Esa era la primera participación en un torneo
oficial de Croacia y su seleccionado se juró venganza. Sobre todo cuando les llegaron
informaciones de que la prensa alemana se los tomaba en broma.
Los alemanes no le hicieron caso a la prensa de su país y se tomaron
el partido en serio, imprimiendo un fuerte ritmo. Fiel a su filosofía, Alemania tiraba
pelotazos a tres bandas y desde allí los carrileros tiraban centros buscando a Oliver
Bierhoff.
Pero en el minuto 40, Christian Woerns le cometió una falta a Davor
Suker, cuando era el último hombre de la defensa y el árbitro lo envió al vestuario. La
revancha de los croatas se había puesto en marcha. En el partido de la Eurocopa de 1996,
el árbitro sueco Leif Sundell había expulsado a Igor Stimac en el minuto 57 cuando
había un empate hasta ese momento en el marcador 1-1.
Dos minutos después de aquella expulsión de 1996, Matthias Sammer
marcaba el gol de la victoria para Alemania. Ayer, en Lyon, ocurrió algo parecido pero
con los papeles cambiados. Siete minutos después, Robert Jarni, uno de los ocho croatas
que estuvieron en aquel encuentro de hace dos años en Manchester, abrió el marcador con
un gran disparo desde fuera del área.
Alemania pretendía llegar al descanso con un empate sin goles y recomponer las líneas
al tener que jugar con diez hombres, pero la expulsión la puso ante una dura prueba. Y
fue insalvable. Pese a que gozó de buenas oportunidades en el segundo tiempo y que Berti
Vogts puso dos delanteros más, Ulf Kirsten y Olaf Maschall, Croacia aprovechó su
contragolpe para marcar otros dos goles más, con un remate perfecto de Goran Vlaovic y
una gambeta exquisita, con freno y todo, de Davor Suker, con lo que sentenció el partido.
HISTORIA DE UN PARTIDO QUE EXCEDE EL
CAMPO DE JUEGO
CON UNA AYUDITA DE MIS AMIGOS
Koephe sufre el primer croata en
carne y arco propios |
Por Pablo Rodríguez Si el partido entre Estados
Unidos e Irán podía constituir uno de los picos de máxima tensión del Mundial, el de
ayer entre Alemania y Croacia podía ser descripto como el gran duelo de los amigos. Las
relaciones entre los dos países europeos data de la Segunda Guerra Mundial, cuando el
régimen nazi tenía en Croacia un estado satélite que colaboró con el exterminio de
judíos y gitanos matando a más de un millón de personas.
La historia continuó. Croacia quedó bajo la Yugoslavia del mariscal
Tito, pero la desaparición del bloque socialista y la reunificación alemana levantaron
el velo sobre el eje Berlín-Zagreb; Alemania fue un factor clave para la reciente
independencia de Croacia y la inversión de las empresas alemanas en ese país es cada vez
más grande.
"Los alemanes son nuestros amigos. Nosotros amamos Alemania. Pero
no hay nada más lindo que ganarles a los amigos en el deporte", decía el técnico
croata Miloslav Blazevic. El partido también fue una contracara de Estados Unidos-Irán
por la actitud de los equipos. En aquel encuentro, los jugadores parecieron señoritas; en
éste, todas las piernas iban más allá del límite y cualquier falta parecía una buena
excusa para el arremolinamiento de gente y los insultos.
Es que, más allá de los vínculos pasados y actuales, Alemania y
Croacia ya no son los mismos de hace 55 años. Si muchos alemanes reniegan del Tercer
Reich, el presidente y líder indiscutido de los croatas, Franjo Tudjman --que estaba en
el estadio de Lyon junto al canciller alemán, Helmut Kohl-- fue uno de los impulsores del
nacionalismo croata dentro de la Yugoslavia del mariscal Tito, y se caracteriza por su
tradicionalismo católico, su odio a los serbios y un antisemitismo levemente disimulado.
Como historiador, Tudjman sostiene que los serbios "inflaron" el número de sus
víctimas en el campo de concentración croata de Jasenovac, el mismo en el que operó
Dinko Sakic, el croata residente en nuestro país.
El partido de ayer también podría haber superado en tensión el de Estados
Unidos-Irán. Si Yugoslavia hubiera obtenido el primer lugar en su grupo y le hubiera
ganado a México en octavos de final, ayer habría jugado contra Croacia. Los serbios de
Yugoslavia fueron los que mantuvieron con los croatas la guerra que marcó el fin de la
antigua Yugoslavia. Y fue Alemania, reconociendo en 1992 a Croacia aún antes de que lo
hiciera la Comunidad Económica Europea de entonces, quien más presionó por su
independencia. Ayer, la selección alemana le dio otra ayuda a sus amigos. |
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