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Por Raúl Kollmann Las llamas todavía no se habían apagado mientras los hombres de uniforme daban vueltas alrededor del auto humeante. Unos minutos antes, los muchachotes de Los Hornos habían emprendido una apurada retirada tomando el camino de regreso a La Plata junto al oficial Gustavo Prellezo, que estuvo a cargo de todo. Con ellos se llevaron una de las armas, la que usaron para pegarle el tiro en la nuca al fotógrafo. Lo habían matado en el auto, casi inmediatamente después del secuestro. En la oscuridad, uno de los oficiales se acercó al cadáver, apoyó la pistola en la nuca y le disparó un segundo tiro al cuerpo de José Luis Cabezas. "Ya tenemos el arma del crimen --dijo, sarcástico, mirando la pistola calibre 32--. Ahora vamos a ver a quién se la ponemos. Va a haber mucho quilombo, así que necesitamos un culpable rápido." Esa segunda arma con la que se disparó ese segundo tiro fue la que posteriormente la Policía Bonaerense le plantó a Luis Martínez Maidana en su casa de Mar del Plata. A ese lugar llegaron poniendo en juego a un confidente policial, Carlos Redruello, y así inculparon al grupo de Pepita la Pistolera. El arma del primer tiro sigue en poder de Gustavo Prellezo, pero éste no la quiere --ni la puede-- presentar porque las pericias se hicieron en base al disparo trucho, el segundo. Con diferencias en los detalles, ésta es la versión que le dieron a Página/12 dos fuentes inobjetables, una policial y otra judicial, sobre los grandes misterios del caso Cabezas: el arma y los dos disparos en la nuca con casi el mismo orificio de entrada. Los policías se ocuparon de hacer desaparecer la primera bala y ocultaron la existencia del arma que verdaderamente se usó en el asesinato. Utilizando un procedimiento casi de rutina --quedarse con la que supuestamente era el arma del crimen--, tomaron una pistola no reglamentaria, efectuaron el segundo disparo y a partir de ese momento tuvieron el manejo de una prueba trucha fundamental: las pericias demostrarían que la segunda bala, alojada en el cerebro de Cabezas, salió de la pistola que ellos tenían en su poder. Estos fueron los pasos que se dieron en la maniobra: * El fotógrafo fue asesinado por una banda de policías y delincuentes, ya sea por orden de Yabrán o de algún alto jefe policial. * La policía de la Costa es parte de la operación y de inmediato se hace cargo de la zona. En ese momento, se le pega el segundo balazo al fotógrafo. El primer proyectil, que salió por el cráneo, se hizo desaparecer y la pistola con la que se hizo el segundo disparo se la llevan los funcionarios policiales. * El cuerpo de Cabezas queda en manos del doctor Darío Amado, del SEIT de la Policía Bonaerense, que lo traslada hacia la morgue de La Plata. Allí se realiza la autopsia en la noche que va del 25 al 26 de enero de 1997. * Obviamente la bala encontrada en el cerebro es la del segundo disparo. Amado ni siquiera consigna que hubo dos disparos y diagnostica que la causa de la muerte fue la bala alojada en el cerebro. * El peritaje balístico, realizado en La Plata dos días después, asegura que el arma del crimen es una pistola 32, la que se llevó en el cinto el funcionario policial. * "Casualmente", cuando se hacía indispensable encontrar un culpable, apareció un confidente policial, Carlos Redruello, justo en Punta Alta, la localidad de la que proviene el jefe de los investigadores, el comisario Víctor Fogelman. El confidente señala hacia Mar del Plata, donde se realiza un allanamiento con resultado cantado; en la casa de Luis Martínez Maidana se "encuentra" el arma con la que se hizo el segundo disparo, es decir la misma pistola que se llevaron los policías después del crimen. * Martínez Maidana queda imputado como autor material del asesinato y Pepita La Pistolera como autora intelectual. Todo se celebra como un gran éxito de la investigación. Las pericias, como es lógico, demuestran que el arma de Martínez Maidana fue la utilizada en el crimen y Redruello anuncia públicamente que no hay ningún policía involucrado en el caso Cabezas. * Toda la historia de los Pepitos es cuestionada por Página/12 desde el primer día. Buena parte de los medios denuncian el armado policial y la pesquisa se coloca al borde de la catástrofe. La Cámara de Apelaciones posteriormente calificó el montaje como "una maniobra siniestra, propia de la época de la dictadura militar". Pese a ello, hasta hoy nadie investigó como se hizo la maniobra. De todas maneras, en ese momento, cuando llovían los cuestionamientos aparecen en escena dos abogados, muy vinculados a la Bonaerense, que presentan finalmente en sociedad a quienes participaron del operativo del asesinato: la banda de Los Hornos. * Después del escándalo de los Pepitos, el relato de los horneros requería de una prueba. Convenientemente se arrojó entonces al Canal 1 la máquina de fotos que también se llevaron los policías la noche del crimen. El show de la rabdomancia --un señor con un palito encontrando la cámara del fotógrafo-- dio el toque payasesco al hallazgo. * El gran problema ahora es cómo se soluciona el problema del arma. Cuando los horneros y Prellezo volvían de la cava obviamente tenían en su poder la pistola verdaderamente utilizada para matar a Cabezas, es decir para pegarle el primer tiro. Según dicen las fuentes esa arma quedó en poder de Prellezo. Sin embargo, al ex oficial no le sirve de nada decir dónde está la primer arma porque los peritajes darían resultado negativo: el primer proyectil, el que efectivamente se utilizó en el asesinato, desapareció. El segundo, el proyectil alojado en el cerebro de Cabezas, no coincide con el arma que tiene Prellezo sino con la pistola utilizada para hacer el segundo disparo. La pistola que plantaron en la casa de Martínez Maidana. O sea que, hoy por hoy, no hay forma de unir el arma con el asesino, porque todo el manejo de la pistola y el segundo disparo fueron un ardid policial. La cuestión del arma se ha convertido hoy en el gran obstáculo, en la molestia de la causa judicial, a tal punto que el juez José Luis Macchi va a viajar a Londres para presenciar en Scotland Yard el quinto peritaje a la bala y a la pistola plantada en Mar del Plata. Hasta ahora el magistrado no investigó a Fogelman ni a los policías bonaerenses en relación con el arma. Su estrategia es cerrar los ojos y dar por concluida la investigación así como está. Si se ocupara de averiguar cómo y quién hizo la maniobra con la pistola seguramente se acercaría más a los culpables del asesinato de José Luis Cabezas.
El duhaldismo replicó con dureza las afirmaciones del senador ultramenemista Jorge Yoma, quien había asegurado en un reportaje publicado ayer en Página/12 que "Duhalde parece un candidato a jefe de policía". Para los duhaldistas, Yoma parece ignorar la importancia del tema de la seguridad y "no toma en cuenta las dos gestiones brillantes" que realizó el bonaerense. De acuerdo con una estrategia fijada con el propio Duhalde, aclararon que el gobernador "no va a opinar sobre este tema" y destacaron que los planteos del Presidente pueden arrastrar al país a una "situación extraña". "Los mosqueteros de Menem no sintonizan con las preocupaciones de la gente", concluyeron. La diputada nacional por el PJ bonaerense Mabel Müller aseguró a Página/12 que "ignorar el problema de la seguridad es un error. El gobernador está abocado a resolver el tema de la seguridad, que es una de las cuestiones que más preocupan a los bonaerenses". La legisladora consideró que el principal bastonero del menemismo sólo "busca celebridad" y en ese sentido consideró que "cumplió con su objetivo, que es llamar la atención". Para la legisladora, las declaraciones de Yoma "son demasiado agresivas" y añadió que el senador "está completamente jugado por la re-reelección". Allegados al gobernador calificaron a las declaraciones de Yoma como "un conjunto de chicanas, de frases humorísticas". También manifestaron a Página/12 su preocupación por "un planteo egoísta de Menem que está arrrastrando a su administración a una situación extraña". Sin que se explayaran sobre el significado último de esa frase. "El gobernador no va opinar de este tema", señalaron los colaboradores de Duhalde, quienes consideraron que Menem y sus mosqueteros, Carlos Corach, Eduardo Bauzá, Raúl Granillo Ocampo y Jorge Yoma, "están sintonizando otra frecuencia que no es la de la gente, en cambio Duhalde está escuchando los pedidos de la mayoría sobre sus necesidades". Para los duhaldistas el ataque frontal de Yoma tiene directa relación con la ofensiva que lanzó el menemismo el mismo día en que finalizó la reunión del Consejo Nacional Justicialista, "desde ese día se vienen sucediendo chicanas, ataques, como éste (por los dichos de Yoma) o como el de amenazar con no realizar el Congreso Justicialista". En el marco de la batalla que están librando con el menemismo, los duhaldistas anunciaron que el gobernador realizará un acto el sábado 25 de julio en la ciudad de Neuquén, que marcará el inicio de su campaña electoral y una gira en la cual recorrerá --entre julio y agosto-- Córdoba, Chubut, Río Negro, Tierra del Fuego, Corrientes y Chaco. Sobre el Congreso Nacional Justicialista que se realizará --sin lugar precisado aún-- el próximo 17 de julio, los duhaldistas dejaron traslucir su enojo y molestia por la lentitud del menemismo para activar el funcionamiento de las dos comisiones que deben elaborar una lista consensuada de nombres para que se termine de integrar la mesa directiva del Congreso y darle los retoques finales al documento que se leerá al finalizar el encuentro del peronismo. Sobre esta última comisión se concentra la atención de todos ya que antes de la reunión del Concejo, las principales figuras de ambos bandos, acordaron que en un punto el documento le solicitara al Congreso que "ratifique el liderazgo de Menem y de las restantes autoridades partidarias". Pero en el primer amague de reinicio de los combates, los menemistas amenazaron con separar ese enunciado y convertirlo en dos puntos claramente separados.
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