No llevarán
guardapolvo blanco pero volverán a las aulas, aunque sólo sea por unos días. Serán
recibidos por profesores, cursarán materias durante dos días, leerán apuntes y
seguirán en carrera si aprueban un examen. Aún así, les quedará una asignatura
pendiente: ir a la pista y demostrar su habilidad práctica. De este modo, la secretaría
de Tránsito y Transporte del Gobierno porteño pondrá en marcha, a partir del mes
próximo, la primera Escuela de Educación Vial, obligatoria para obtener la primera
licencia para conducir. Los que deban renovar el registro tendrán que sortear el examen
psicofísico y tendrán una charla informativa de las clásicas pero no irán a la
escuela, al menos por ahora. La idea, sin embargo, es incorporarlos también como
estudiantes en un futuro próximo.Unos 120 aspirantes a conductores
se cruzarán cada día en los pasillos de la Escuela de Educación Vial, cuya
inauguración está prevista para la primera semana de agosto, cuando finalice la
construcción de las cuatro aulas equipadas con televisores, proyectores y videocaseteras.
Allí se discutirá cómo actuar en situaciones de riesgo, de qué modo ayudar a un
accidentado, cómo evaluar el peligro que representan algunas actitudes de los
conductores, además de las normas de tránsito.
Los cursos estarán a cargo de un equipo multidisciplinario integrado
por dos psicólogas, un médico, un abogado y un ingeniero vial, comandados por José
Carballo, el director general del programa. "Intentamos modificar los malos hábitos
de los conductores, romper la idea de que obtener el registro es un trámite
administrativo más", se entusiasma Carballo.
Tras aprobar los exámenes psicofísicos, los porteños entrarán a las
aulas para cursar cuatro materias: Accidentología, mecánica ligera y seguridad vial;
Legislación y responsabilidad; Prevención y evacuación de accidentes; y Reglamentación
vial y señalización.
Los cursos serán de dos horas diarias, durante dos días. Pero los que
aspiren a licencias profesionales, deberán asistir a clase durante ocho horas, repartidas
en cuatro días. Todos serán evaluados un día después de que finalice el curso con un
examen que incluirá una batería de preguntas, tipo múltiple choice, que durará una
hora. Con el diploma en mano recién podrán llegar a las pistas y rendir el examen
práctico. Los que desaprueben la evaluación deberán llevarse los apuntes y el material
bibliográfico para estudiar en casa. Luego tendrán una segunda oportunidad, una especie
de recuperatorio.
Los docentes se proponen el desafío de cambiar la modalidad
tradicional de enseñanza a partir de dos premisas: priorizar la prevención y generar en
las aulas la participación, la discusión y el intercambio de experiencias. "De este
modo, las actuales charlas informativas en las que se transmite el texto de la ley
mientras algunos escuchan, otros duermen y la mayoría se aburre, cederán el lugar a
reuniones interactivas y dinámicas", según imagina Andrea Pastrán, una de las
psicólogas que trabaja sobre los contenidos del programa.
"Apuntamos a la concientización --explica--, a que la gente a
través de su participación se implique en la problemática y pueda analizar qué tipo de
conducta tiene en la calle, con qué riesgos se enfrenta. Vamos a utilizar recortes
periodísticos como disparadores para analizar situaciones particulares y ver qué se
desprende de eso. No se va a hablar sólo de la ley: se utilizarán nuevas técnicas como
por ejemplo la discusión grupal a partir de la proyección de diapositivas o
videos."
Conscientes de las resistencias que el proyecto puede generar en los
potenciales alumnos, los docentes insisten en resaltar el cambio en la estrategia de
trabajo a través del abordaje multidisciplinario, aunque admiten que los efectos no se
verán a corto plazo.
"Cuando les preguntamos cuáles son las luces que comanda el
conductor, la respuesta es el semáforo de giro o el peatonal. Ahí nos damos cuenta de
que desconocen que el conductor a cargo del vehículo tiene sus propias luces y debe
comandarlo." Alejandro González, el ingeniero a cargo de la materia sobre
Accidentología Vial, relata la anécdota para explicar que hace falta quebrar esa cultura
"tan arraigada en los conductores". "En general se piensa que conducir
sólo es subir al auto, poner primera y arrancar. Esa idea es la que queremos
modificar", apunta.
Producción: Carolina Bilder
"¡Así no, eh!"
Por José Pablo Feinmann
El empuje de Kempes, los palos y las manos de Fillol impidieron el
triunfo holandés en el Mundial militarizado del '78. Una lástima. Si hubiera ganado
Holanda, la dictadura no habría podido montar la infernal máquina de propaganda que
montó. No hubiera podido amortiguar con el barullo de los alegres argentinos triunfales
los alaridos de los torturados de la ESMA. Además --y éste es un dato muy importante--
el equipo holandés había resuelto no aceptar la copa de manos de Videla. Muchos
argentinos --que trabajaban de distraídos-- hubieran debido preguntarse por qué y tal
vez no les habría alcanzado con el cuento de la "campaña antiargentina" para
encontrar una respuesta.
Una lástima: Holanda pierde cuando conviene que gane y gana cuando
conviene que pierda. Supongo que esta última afirmación sorprenderá o llevará a
confusión a más de uno. Aclaro: Holanda merecía --lejos-- ganar. Pero a la Argentina de
hoy --contrariamente a la del '78-- le convenía que perdiera. Por los festejos. Muchos
representantes del poder se habrán tranquilizado con la derrota del equipo de Passarella.
Los festejos del triunfo en el Mundial se habían revelado temibles. El periodista Llamas
de Madariaga --por América TV--, mirando severamente a cámara, refiriéndose a los
hooligans argentinos, dijo: "¿Y si llegamos a ganar el Mundial, qué van a hacer?
¿Incendiar Buenos Aires?" Y, más severo aún, advirtió: "Así no, eh. Así
no". Cuando alguien dice "eh" en la Argentina, yo renuevo mi pasaporte.
Luego del triunfo contra Inglaterra, el susto fue superlativo.
Surgieron a la superficie los marginados, los excluidos, la desesperada escoria que el
menemismo ha creado, los desangelados del ajuste. Tenían una gran excusa: eran argentinos
y querían festejar. Pero ya no tenían los buenos modales de los argentinos alegres y
obedientes que festejaron el Mundial del '78. No, éstos eran brutales. Rompían todo.
Surgían de Pizza, birra, faso. Eran temibles. Más que a festejar, salían a robar
y a romper. A ejercer una violencia, una bronca desmesurada que ahora conseguía
vehiculizarse a través del "festejo patriótico".
Se advirtió que "el pueblo" no puede ya festejar mundiales
en la Argentina. Porque ya no hay "pueblo". Hay un malón de desastrados
violentos que inundan las calles con su barbarie. Son el perfecto producto de la
flexibilización y el ajuste. El fútbol les da el marco y la excusa de la violencia. El
festejo se transforma en destrucción.
El menemismo no puede darse el lujo de ganar un mundial. No le
serviría de "pantalla". No le serviría --según se dice siempre del fútbol--
para ocultar, sofocar la realidad. Al contrario: sacaría a la superficie la
desesperación y la barbarie social que ha creado. Les veríamos, inapelablemente, las
caras a las víctimas subhumanas del ajuste. Romperían, quemarían todo. Obligarían a la
policía a reprimirlos con salvajismo en lugar de custodiar "amablemente" la
fiesta de todos, como en el '78.
Lástima, Holanda: debiste ganar en el '78 y no debiste ganar ahora,
veinte años después. Porque tan importante como no aceptarle la copa a Videla hubiera
sido que el país viera --azorado-- que no podemos permitir "alegrías
populares". Porque el pueblo que creó el menemismo no es alegre, está hambriento y
desesperado. No festeja, destruye. "Así no, eh". ¿Y cómo esperaban que fuera? |
Claves
* Para la licencia de conductores particulares y motocicletas el curso
será de cuatro horas de duración, distribuidas en dos días: lunes/martes o
miércoles/jueves. En ambos casos la evaluación final será los viernes.
* Para los aspirantes a licencias profesionales el curso durará ocho
horas, distribuidas en cuatro días. Cursarán de lunes a jueves y el viernes rendirán el
examen final.
* La evaluación durará una hora. Los que desaprueben tendrán un
tiempo para seguir estudiando por su cuenta y una nueva fecha para el examen. Sólo con el
diploma en mano podrán hacer la prueba práctica en la pista.
* La oferta horaria abarca cuatro turnos: de 7.30 a 9.30, de 9.30 a
11.30, de 11.30 a 13.30 y de 13.30 a 15.30 horas.
* El precio para obtener el registro no se modificará: 15 pesos para
los menores de 18 años, 30 para los particulares y 38 para los profesionales.
* Las clases se dictarán en la avenida Coronel Roca 5252.
Las cuatro asignaturas del curso
obligatorio
Prevención
La materia se llama "Prevención y evacuación de accidentes"
y está a cargo del médico Héctor Seara. "La materia se subdivide en dos partes,
una sobre primeros auxilios dictada por la Fundación Cardiológica Argentina a través
del SAME, donde se explicará cómo actuar en casos de emergencia, y otra de reflexión
sobre las conductas que se asumen en la calle y los peligros que implica, apuntando a la
concientización y la reflexión colectiva", señaló Seara.
Legislación
La asignatura "Legislación y responsabilidad" intenta dar
"un panorama genérico de las normas que regulan la circulación, los aspectos
fundamentales de la Ley Nacional de Tránsito y las responsabilidades civiles, penales y
administrativas que se desprenden del acto de conducir", explicó el abogado Gustavo
Galante, quien desarrollará los contenidos con un "sistema de comprensión sencillo,
adaptado a la heterogeneidad del auditorio, con debate y el esclarecimiento de los
temas".
Señalización
En "Reglamentación vial y señalización", a cargo de
Leonardo Garelli, se enseñarán las funciones principales del vehículo y las señales de
tránsito, haciendo hincapié en la significación de cada una de ellas. Los pasos
ferroviarios, adelantamientos, giros, velocidades, conducción nocturna, uso de bocinas,
estacionamiento y las precauciones para conducir en las rutas. El objetivo es
"concientizar al contribuyente para que adopte un cambio de actitud frente a la
crisis existente en la vía pública".
Emergencias
La materia "Accidentología, mecánica ligera y seguridad
vial" focaliza los diferentes riesgos en la vía pública, la seguridad vehicular y
el triángulo accidentológico conductor, infraestructura y vehículo. "Apuntamos a
que la gente pueda responder ante situaciones de accidente en el tránsito, conozca
íntegramente el coche y adquiera hábitos para prevenir accidentes", explicó el
ingeniero vial y perito accidentológico Alejandro González, a cargo de la materia. |
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