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Por Adriana Meyer Berna recibió una vez más al juez federal Adolfo Bagnasco, pero ahora no lo trajo la pista del dinero sucio de IBM-Banco Nación sino la investigación del secuestro y supresión de identidad de hijos de desaparecidos durante la dictadura, un delito que podría poner tras las rejas a numerosos ex jerarcas militares. Los funcionarios de la embajada argentina lo esperaban en el aeropuerto de Zurich para trasladar la reducida comitiva hasta la capital suiza, donde hoy interrogarán a tres mujeres que estuvieron detenidas en el centro clandestino que funcionó en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Sara Solers de Osatinsky, Graciela Geuna y Ana María Martí se salvaron de aquel infierno y se refugiaron en este país. La ex militante montonera Sara Osatinsky es quien puede aportar mayor información porque fue elegida por los torturadores para asistir los partos clandestinos. Ayudó a parir a quince compañeras de cautiverio, cuyos hijos les eran arrancados para darlos en adopción ilegal. Mañana declarará Teresa Marchiatti, y el miércoles el magistrado tiene prevista una reunión con el comisionado de derechos humanos de las Naciones Unidas en Ginebra. También habría un encuentro con el fiscal adjunto de Carla Del Ponte, durante el cual se podría obtener información sobre las cajas de seguridad donde los militares habrían depositado documentos y archivos. Según el testimonio del periodista Juan Gasparini en esta causa, el ex represor Leandro Sánchez Reisse le dijo que quien era entonces su jefe, Raúl Guglielminetti, había abierto un cofre bancario en Zurich para depositar los archivos de la represión. El ex jefe de la Fuerza Aérea, brigadier José Juliá, ratificó la versión sobre un avión Hércules C-130 que habría transportado esos documentos. El fiscal federal Eduardo Freiler aclaró a Página/12 que se busca saber al menos quién operó esos cofres, ya que es poco probable que se encuentre ya su contenido. A esto se habría comprometido la fiscal Carla del Ponte durante la anterior visita de Bagnasco, y ahora podría haber alguna respuesta. Las declaraciones de las testigos son voluntarias y consulares, se llevarán a cabo en la sede diplomática de nuestro país y no serán bajo juramento. Además de los integrantes del juzgado federal siete y del fiscal Eduardo Freiler, estarán presentes el cónsul argentino y un funcionario del Ministerio de Justicia de Suiza. Los testimonios no tienen el mismo valor que una declaración testimonial, y podrían haber sido tomados por los secretarios, pero el juez Bagnasco destacó que tiene vital importancia la posibilidad de repreguntar aspectos de un relato histórico. Para la fiscalía serán de gran relevancia para incorporarlos como elementos documentales en el juicio oral, cuando sí serán citadas bajo juramento. Cuando fueron contactadas las testigos aceptaron colaborar, pero no pudieron solventar el gasto de un viaje. La Cancillería las convocó y procuró el apoyo económico para que estos encuentros se concretaran. El lunes próximo Bagnasco estará en Madrid para escuchar a Susana Burgos, Alicia Pirles y Nilda Orazzi, en las mismas condiciones que en Suiza. Estas tres mujeres, maestras de Valencia y Alicante, habrían presenciado nacimientos en la ESMA. Son ciudadanas argentinas que se presentan en forma voluntaria y serán interrogadas en la sede diplomática de nuestro país, por lo cual no fue necesario gestionar exhorto o comisión rogatoria alguna. Es decir, que no es necesario pedir una "autorización" a la Justicia española. En Madrid podrían producirse las declaraciones aún no confirmadas de Alberto Girondo, nieto del poeta Oliverio Girondo, Emilia Alfaro y Silvina Labayrú, una de las pocas mujeres que dieron a luz en la ESMA y que habrían recuperado a su hijo.
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