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ANTES DEL ESTRENO DE "MULAN"

ANIMARSE AL FUTURO

El director de arte Ric Sluiter y el animador Aaron Blaise, que trabajan para Disney, creen que Dreamworks, la empresa de Steven Spielberg, será la número uno en el rubro de los films de animación.


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Método: "Disney no es una dictadura en la cual sólo hay que cumplir órdenes. Tenemos que bajar esa visión, pero nuestro trabajo también es escuchar".
Competencia: "De los estudios que están trabajando en animación, en general todos coincidimos que Dreamworks es el que realmente va a funcionar".

Por Martín Pérez

t.gif (67 bytes)  Como suele suceder en los últimos años, y más ahora que la batalla de la animación ha sido declarada, cuando llega el estreno Disney del año también llegan los artistas. El año pasado, con Hércules, llegó su director Ron Clements acompañado por un animador. Para Mulan, Disney envió a Latinoamérica a dos integrantes del nuevo equipo armado en el estudio de Florida. Uno de ellos es Ric Sluiter, callado y medido, director de arte, y el otro el animador Aaron Blaise, un artista extrovertido que recibió a Página/12 dibujando personajes de Mulan, El Rey León y La Bella y la Bestia a los chicos que le hicieron un reportaje para Radio Panda. "Tengo bien presente a la Bestia porque apenas terminé de trabajar en Mulan me puse a animar una canción que quedó afuera de la versión original, pero que ahora se completó para el relanzamiento. Un bonus track, digamos." Hablar de un film con alguien que no sea el director suele ser poco tenido en cuenta en los films tradicionales. Pero cuando se habla de animación se transforma en una forma de investigar en el submundo de los grandes estudios. Y más cuando se trata con profesionales como Sluiter y Blaise, artistas con contratos de cinco años con Disney y no la cara oficial del estudio del viejo Walt. Lo que permite hablar más libremente de, entre otras cosas, el sistema de trabajo de Disney, el auténtico papel de los directores en una película de animación y el secreto del talento de Jerry Katzemberg, ahora responsable de Dreamworks.

 

--¿Por qué se armó un nuevo equipo para Mulan?

--Lo que sucede es que Mulan es la primera producción del estudio que Disney armó en Florida. Desde allí nosotros ayudamos en muchas otras películas. Hicimos cosas para Aladdin, La Bella y la Bestia, Pocahontas, El Jorobado y muchas más. Pero ésta es la primera producción hecha totalmente en Florida, que es un estudio completamente nuevo. Cuando comenzamos había unas 70 personas trabajando, y con Mulan crecimos hasta ser 500. Así que, como formamos un nuevo equipo, tratamos de desarrollar nuestro propio estilo.

--¿Cómo comenzó el proyecto?

--Comenzó hace unos cinco años, más o menos, con charlas con la gente de California sobre un par de ideas que ellos querían hacer. Me acuerdo que en un comienzo había una historia escocesa y otra china. Es más, originalmente la historia china era poco menos que un cortometraje, nada más. Pero cuando le preguntaron a Barry Cook, uno de los directores de Mulan, qué historia prefería hacer, en vez de elegir prefirió pensar en ambas. Hasta que decidió que con Mulan habría una historia más poderosa para contar que con la trama escocesa. Si no hubiera sido por Cook, ahora estaríamos luciendo unas kilts. (Risas.)

 

--¿Qué tan importantes son los directores dentro del esquema de trabajo de Disney?

--Son muy importantes, porque se trata de un trabajo muy estresante. Esa es la razón por la que siempre son dos. Tienen que ocuparse de coordinar gran cantidad de cosas. Hay momentos en que uno tiene que estar grabando a Eddie Murphy en Nueva York y el otro debe trabajar en algo en California, por ejemplo. El trabajo de ellos es, en medio de unos horarios extraños y todo tipo de actividades diversas, mantener la visión del film entre toda la gente que trabaja en él.

 

--Dicho así, suena más a un productor que a un director de cine. Al menos teniendo en cuenta lo que representa un director en las películas comunes y corrientes.

--Es que en Disney es todo muy departamental. Hay alguien que dirige cada sección. Un supervisor de fondos, otro de los personajes, y así sucesivamente. Cada uno de nosotros, los supervisores, nos encargamos de mantener la visión del film en nuestro equipo, y los directores hacen lo mismo entre nosotros.

 

--Pero también hay alguien arriba de los directores que puede decirles lo que tienen que hacer.

--Así es. Tal vez Musker y Clements hayan llegado a un nivel en el que mantengan cierta autonomía. Pero realmente no es así para Tony Bancroft y Barry Cook, los directores de Mulan, que con esa película debutaron en ese trabajo. Sin embargo, si hay algo para decir del modo de trabajo de Disney es que no es una dictadura en la cual sólo hay que cumplir órdenes. Los supervisores tenemos que bajar esa visión, pero nuestro trabajo también es escuchar. Es muy común que, cuando la película está en un tercio de su producción, se la exhiba a todo el equipo. Y esa copia muy cruda, en blanco y negro, se discute libremente. Recuerdo claramente que con La Bella y la Bestia una chica que recién empezaba hizo una interpretación muy lúcida de la última escena, en la que la Bestia vuelve a ser príncipe. En aquella primera versión ella corría a abrazarlo inmediatamente. Esta chica, que recién empezaba, dijo que eso no estaba bien. Que ella necesitaba alejarse, tocarlo, tener más tiempo para tomar conciencia de lo que había sucedido. Y los directores la escucharon y cambiaron eso.

 

--¿Cuál es la sensación en el estudio ahora que hay tanta competencia en el área de la animación?

--En general lo que se piensa es que la competencia es algo bueno. Los estudios se preocupan por sus divisiones de dibujos animados, y los productos que salen son cada vez mejores. Muchos de nuestros amigos se han ido a trabajar en Warner y en Dreamworks. En general se hacen contratos de cinco años, y cada vez que terminan llegan las ofertas. Hay gente que ha vuelto a Disney, y otros que se van. Pasa todo el tiempo. Ahora bien, de los estudios que están trabajando en animación, en general todos coincidimos que Dreamworks es el que realmente va a funcionar. Porque Jerry Katzemberg conoce a los animadores, y sabe cómo hacer películas de dibujos animados.

 

--Ustedes trabajaron con Katzemberg. ¿Qué es lo que hace de él un personaje tan especial?

--Es un tipo muy inteligente. Más que ninguna otra persona que he conocido en ningún estudio, Katzemberg trata a una película de animación como una verdadera película, no como una caricatura. No la tira para abajo. ¿Cómo explicarlo? Mucha gente piensa que están haciendo sólo una película para chicos. Así que no les dan a los chicos ningún crédito y se olvidan que tienen todo un mundo para construir. Katzemberg, en cambio, sabe cómo contar una historia. Ese es el secreto. Y, además, es un tipo que está dispuesto a volver atrás y hacer las cosas una y otra vez hasta que salgan bien.

 

--A pesar de que se hable tanto del personaje femenino, en Mulan la verdadera estrella del film es Mushu, el dragón con voz de Eddie Murphy.

--Es el personaje mágico del film. Michael Eisner es como Katzemberg, es el tipo inteligente del estudio, el que sabe qué canción va a estar en el número uno el año próximo y qué es lo que tiene que hacer el personaje principal. Cuando él se sentó a hablar por primera vez de Mulan dijo: si no pueden encontrar el elemento mágico, no se molesten en hacer dibujos animados. Y eso es lo que es Mushu en Mulan. La magia.

 

--No deja de ser gracioso que, en un film oriental, el protagonista sea un personaje que habla como un negro. ¿Era lo que estaban buscando?

--A decir verdad, Eddie Murphy no era el tipo de actor que estábamos buscando para Mushu. Pero probamos con mucha gente. Joe Pesci, por ejemplo. Y cuando finalmente contrataron a Murphy, hubo mucha gente en Florida que pensó que no era la elección correcta. Pero realmente la suya fue la voz más graciosa que pudimos encontrar para este personaje. Y, si bien en un principio uno escuchaba a Murphy y no al dragón, he terminado pensando que lo suya es la voz ideal para Mushu.

 

Por Martín Pérez

¦Como suele suceder en los últimos años, y más ahora que la batalla de la animación ha sido declarada, cuando llega el estreno Disney del año también llegan los artistas. El año pasado, con Hércules, llegó su director Ron Clements acompañado por un animador. Para Mulan, Disney envió a Latinoamérica a dos integrantes del nuevo equipo armado en el estudio de Florida. Uno de ellos es Ric Sluiter, callado y medido, director de arte, y el otro el animador Aaron Blaise, un artista extrovertido que recibió a Página/12 dibujando personajes de Mulan, El Rey León y La Bella y la Bestia a los chicos que le hicieron un reportaje para Radio Panda. "Tengo bien presente a la Bestia porque apenas terminé de trabajar en Mulan me puse a animar una canción que quedó afuera de la versión original, pero que ahora se completó para el relanzamiento. Un bonus track, digamos." Hablar de un film con alguien que no sea el director suele ser poco tenido en cuenta en los films tradicionales. Pero cuando se habla de animación se transforma en una forma de investigar en el submundo de los grandes estudios. Y más cuando se trata con profesionales como Sluiter y Blaise, artistas con contratos de cinco años con Disney y no la cara oficial del estudio del viejo Walt. Lo que permite hablar más libremente de, entre otras cosas, el sistema de trabajo de Disney, el auténtico papel de los directores en una película de animación y el secreto del talento de Jerry Katzemberg, ahora responsable de Dreamworks.

 

--¿Por qué se armó un nuevo equipo para Mulan?

--Lo que sucede es que Mulan es la primera producción del estudio que Disney armó en Florida. Desde allí nosotros ayudamos en muchas otras películas. Hicimos cosas para Aladdin, La Bella y la Bestia, Pocahontas, El Jorobado y muchas más. Pero ésta es la primera producción hecha totalmente en Florida, que es un estudio completamente nuevo. Cuando comenzamos había unas 70 personas trabajando, y con Mulan crecimos hasta ser 500. Así que, como formamos un nuevo equipo, tratamos de desarrollar nuestro propio estilo.

--¿Cómo comenzó el proyecto?

--Comenzó hace unos cinco años, más o menos, con charlas con la gente de California sobre un par de ideas que ellos querían hacer. Me acuerdo que en un comienzo había una historia escocesa y otra china. Es más, originalmente la historia china era poco menos que un cortometraje, nada más. Pero cuando le preguntaron a Barry Cook, uno de los directores de Mulan, qué historia prefería hacer, en vez de elegir prefirió pensar en ambas. Hasta que decidió que con Mulan habría una historia más poderosa para contar que con la trama escocesa. Si no hubiera sido por Cook, ahora estaríamos luciendo unas kilts. (Risas.)

 

--¿Qué tan importantes son los directores dentro del esquema de trabajo de Disney?

--Son muy importantes, porque se trata de un trabajo muy estresante. Esa es la razón por la que siempre son dos. Tienen que ocuparse de coordinar gran cantidad de cosas. Hay momentos en que uno tiene que estar grabando a Eddie Murphy en Nueva York y el otro debe trabajar en algo en California, por ejemplo. El trabajo de ellos es, en medio de unos horarios extraños y todo tipo de actividades diversas, mantener la visión del film entre toda la gente que trabaja en él.

 

--Dicho así, suena más a un productor que a un director de cine. Al menos teniendo en cuenta lo que representa un director en las películas comunes y corrientes.

--Es que en Disney es todo muy departamental. Hay alguien que dirige cada sección. Un supervisor de fondos, otro de los personajes, y así sucesivamente. Cada uno de nosotros, los supervisores, nos encargamos de mantener la visión del film en nuestro equipo, y los directores hacen lo mismo entre nosotros.

 

--Pero también hay alguien arriba de los directores que puede decirles lo que tienen que hacer.

--Así es. Tal vez Musker y Clements hayan llegado a un nivel en el que mantengan cierta autonomía. Pero realmente no es así para Tony Bancroft y Barry Cook, los directores de Mulan, que con esa película debutaron en ese trabajo. Sin embargo, si hay algo para decir del modo de trabajo de Disney es que no es una dictadura en la cual sólo hay que cumplir órdenes. Los supervisores tenemos que bajar esa visión, pero nuestro trabajo también es escuchar. Es muy común que, cuando la película está en un tercio de su producción, se la exhiba a todo el equipo. Y esa copia muy cruda, en blanco y negro, se discute libremente. Recuerdo claramente que con La Bella y la Bestia una chica que recién empezaba hizo una interpretación muy lúcida de la última escena, en la que la Bestia vuelve a ser príncipe. En aquella primera versión ella corría a abrazarlo inmediatamente. Esta chica, que recién empezaba, dijo que eso no estaba bien. Que ella necesitaba alejarse, tocarlo, tener más tiempo para tomar conciencia de lo que había sucedido. Y los directores la escucharon y cambiaron eso.

 

--¿Cuál es la sensación en el estudio ahora que hay tanta competencia en el área de la animación?

--En general lo que se piensa es que la competencia es algo bueno. Los estudios se preocupan por sus divisiones de dibujos animados, y los productos que salen son cada vez mejores. Muchos de nuestros amigos se han ido a trabajar en Warner y en Dreamworks. En general se hacen contratos de cinco años, y cada vez que terminan llegan las ofertas. Hay gente que ha vuelto a Disney, y otros que se van. Pasa todo el tiempo. Ahora bien, de los estudios que están trabajando en animación, en general todos coincidimos que Dreamworks es el que realmente va a funcionar. Porque Jerry Katzemberg conoce a los animadores, y sabe cómo hacer películas de dibujos animados.

 

--Ustedes trabajaron con Katzemberg. ¿Qué es lo que hace de él un personaje tan especial?

--Es un tipo muy inteligente. Más que ninguna otra persona que he conocido en ningún estudio, Katzemberg trata a una película de animación como una verdadera película, no como una caricatura. No la tira para abajo. ¿Cómo explicarlo? Mucha gente piensa que están haciendo sólo una película para chicos. Así que no les dan a los chicos ningún crédito y se olvidan que tienen todo un mundo para construir. Katzemberg, en cambio, sabe cómo contar una historia. Ese es el secreto. Y, además, es un tipo que está dispuesto a volver atrás y hacer las cosas una y otra vez hasta que salgan bien.

 

--A pesar de que se hable tanto del personaje femenino, en Mulan la verdadera estrella del film es Mushu, el dragón con voz de Eddie Murphy.

--Es el personaje mágico del film. Michael Eisner es como Katzemberg, es el tipo inteligente del estudio, el que sabe qué canción va a estar en el número uno el año próximo y qué es lo que tiene que hacer el personaje principal. Cuando él se sentó a hablar por primera vez de Mulan dijo: si no pueden encontrar el elemento mágico, no se molesten en hacer dibujos animados. Y eso es lo que es Mushu en Mulan. La magia.

 

--No deja de ser gracioso que, en un film oriental, el protagonista sea un personaje que habla como un negro. ¿Era lo que estaban buscando?

--A decir verdad, Eddie Murphy no era el tipo de actor que estábamos buscando para Mushu. Pero probamos con mucha gente. Joe Pesci, por ejemplo. Y cuando finalmente contrataron a Murphy, hubo mucha gente en Florida que pensó que no era la elección correcta. Pero realmente la suya fue la voz más graciosa que pudimos encontrar para este personaje. Y, si bien en un principio uno escuchaba a Murphy y no al dragón, he terminado pensando que lo suya es la voz ideal para Mushu.

 

WOODY ALLEN SE CONVERTIRÁ EN HORMIGA

No todo fueron rosas para Mulan cuando se estrenó en Estados Unidos. Algunas de las críticas más fuertes fueron las de Janet Maslin en el New York Times, que la calificó como "uno de los films más estereotipados del estudio". Maslin subraya el hecho de que en el intento de hacer femenina a la película, el resultado termina siendo un film en el que los hombres son ciertamente detestables. "La corrección política del film es tan intensa, que los únicos personajes odiables son unos hunos de ojos amarillos", se queja Maslin, que sin embargo se queja de que Mushu --el dragón que habla como un negro-- sea tratado servilmente durante todo el film.

Pero, más allá de Mulan, la guerra por el público infantil continúa en Estados Unidos. Especialmente cuando se trata de la animación computada, un terreno en el que Disney ha pisado fuerte con el éxito de Toy Story. Pero sus contendientes no se quedan atrás. ILM --la empresa de George Lucas-- se ha sumado al juego del bando de Dreamworks, aportando la flamante Small Soldiers, dirigida por Joe Dante, en la que se cuenta la lucha entre soldados de juguete. Y la batalla continúa con A Bug's Life y Antz, las opciones fuertes que Disney y Dreamworks (que estrenará el tan esperado Prynce of Egypt el 18 de diciembre) presentarán antes de fin de año. La primera es realizada por el mismo equipo que trabajó en Toy Story, y habla de la vida de un grupo de insectos. Y la segunda es la nueva perla de Dreamworks, que funcionó tan bien en los tests que el estudio decidió anticipar su estreno para competir con los insectos de Disney. Antz --con fecha de estreno para el 2 de octubre-- es un film protagonizado por rebeldes hormigas del Central Park de Nueva York. Entre los nombres convocados para interpretar las voces figuran Danny Glover, Sylvester Stallone, Sharon Stone, Gene Hackman y Woody Allen, quien hará de hormiga neurótica y psicoanalizada.



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