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2 ROSARIO CENTRAL: Buljubasich,
Marra, Gerbaudo, Cuberas, Jara; Coudet, Quinteros, Rivarola, Gaitán; Maceratesi, Bustos
Montoya. DT: Edgardo Bauza
Desde el inicio el nuevo Boca evidenció una actitud diferente de la acostumbrada. Todos intentaban jugar al ras del piso, se mostraban para darle opciones de pase al compañero que llevaba la pelota, se atrevían a encarar y hasta a ensayar algunos lujos. Siempre bajo la magia de Riquelme más cerca del brillante conductor de las selecciones de Pekerman que del híbrido jugador que deambulaba por la cancha en la etapa encabezada por Héctor Veira. Además, los otros chicos que puso Bianchi no desentonaban. Navas aportaba un interesante ida y vuelta --con manejo-- por la izquierda; Rosada quitaba y distribuía con criterio; Samuel le otorgaba seguridad a la última línea y Ortiz cumplía en una posición que no es habitual para él. Con estos nuevos argumentos y los pases largos de Riquelme --no confundir con pelotazos--, sumados a los tradicionales centros del mellizo Guillermo para la cabeza platinada de Martín Palermo, Boca fue muy superior a su rival. Primero Barros Schelotto desbordó por izquierda y de zurda le sirvió el gol a Palermo. Tras una jugada espectacular de Riquelme, el mellizo copió su corrida --ahora por la derecha y centro de derecha-- para que el ex delantero de Estudiantes marcara el segundo, otra vez de cabeza. Boca siguió dominando el trámite y un cabezazo de Cagna le permitió irse al descanso con una ventaja de tres goles. Pero lo que es más importante, consiguió esa diferencia jugando muy bien, como para ilusionar a sus hinchas. Suficiente para arrancarle la primera sonrisa a su nuevo entrenador. Boca hizo entrar a Pedro González por Palermo, Alfredo Moreno por Navas y Mastellán por Barros Schelotto. El segundo tiempo fue otra historia. Central salió decidido a buscar el descuento y arrinconó a Boca contra el arco de Abbondancieri. Riquelme ya no tenía tanto contacto con la pelota; Barros Schelotto se fue del partido molesto con el árbitro Méndez, y Boca lo sintió. Sin embargo, luego de una buena jugada colectiva, Riquelme definió ante la salida de Buljubasich y marcó el cuarto. Los cinco cambios que realizó Edgardo Bauza --Capelletti por Cuberas, Caciani por Quinteros, Ezequiel González por Gaitán, Flores Coronel por Maseratesi y Villarreal por Jara-- le otorgaron a Central una movilidad que hasta ahí no había tenido y potenció la merma de rendimiento que evidenció el equipo de Bianchi. Cada centro cruzado que caía en el área de Boca era una sensación de peligro. La sonrisa que había mostrado Bianchi en el primer tiempo cambió por un gesto de preocupación. Llegaron los dos goles de Bustos Montoya y el susto del final. Pero no opacaron la buena imagen general que exhibió Boca en el estreno de su cuerpo técnico.
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