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"La realidad será canalla, pero la gente la acepta"

Esta es una de las claves de la obra "De víctimas y salvadores", de Aaron Korz, que dirige Juan Freund en el subsuelo del IFT.

"Víctimas..." impresiona por su mezcla de desesperación y humor negro.
La pieza gira en torno a las circularidades de la historia argentina.

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DE VICTIMAS Y SALVADORES
de Aaron Korz  puntos 7
Intérpretes:
Rocco de Grazia, Edgardo Moccia, Elba Degrossi, Isaac Nachman, Juan Pensado, Claudia Foster, Jorge Macchi y otros.
Escenografía y vestuario:
Silvia Spina.
Luces:
Julio Alejandro López.
Dirección:
Juan Freund.
Lugar:
Teatro IFT, Boulogne Sur Mer 549, viernes a las 21.30 y sábado a las 22.30.

Por Hilda Cabrera

t.gif (862 bytes) En este retrato de un submundo, especie de retorcimiento onírico y de ceremonia de iniciación de un joven idealista, la sociedad sólo puede dividirse en víctimas y victimarios. Una "corte de los milagros", de amansados personajes que no pudieron ser otros, ocupa la sala del subsuelo del Teatro IFT, convirtiéndose en espejo de dramáticas claudicaciones y de horrores consumados en los años de la dictadura militar. Como dice uno de los personajes de esta pieza, que guarda semejanzas con la estrenada en el ciclo Teatro Abierto 1982 (De víctimas y victimarios), "la realidad será canalla, pero la gente la acepta". Más allá de la compleja trama de significaciones que se esconde bajo los simbolismos de la puesta de Juan Freund, el mensaje es directo. Korz muestra al joven Pepo queriendo salir de un "país cerrado". Ubica la acción en una estación ferroviaria, casi un apeadero en el que se arrumban personajes como si fueran ropa vieja, y donde el tren (supuestamente liberador) sólo se detiene a instancias del guarda de andén.

Una sórdida perversidad anima a los personajes de esta pieza de discurso quebrado --condición que, por otra parte, acentúa el ágil montaje de Freund-- que alerta sobre la circularidad de la historia argentina, e intenta dilucidar los infernales mecanismos que gobiernan la vida de los sometidos. En este arrastre de una historia oscura e insidiosa no hay espacio para los jóvenes como Pepo (papel que interpreta Rocco de Grazia), frágil aprendiz de salvador. Aquí sólo hay trampas para los bienintencionados e impunidad para los victimarios. El cómo y sobre quién se ejerce el poder es el tema de este trabajo de Korz (también director, docente teatral y autor, entre otras piezas, de El buey solo bien se lame, El lamento de Muchnik y la comedia infantil Estrellas por la cabeza).

Víctimas... impresiona por su mezcla de desesperación y humor negro, desahogo y esperanza, por la sobriedad de un elenco capaz de reflejarlos y por la cuidada dirección de Freund, quien neutraliza --e incluso disloca a través del montaje-- algunas oposiciones maniqueístas. Entre las víctimas estarían el utópico Pepo, su novia, la madre de un desaparecido e incluso un estudiante autómata, que recita rápidamente lo aprendido, pero que de pronto se petrifica como si fuera un figurín de la Commedia dell'Arte, evidenciando en ese corte la angustia que le produce reorganizar su pensamiento. Estos personajes son en parte los que alientan la esperanza de que "no hay causas perdidas", como se dice en esta obra de oprimidos y opresores, donde la figura del victimario es ejemplificada por un vigilante dispuesto a reprimir, un guarda de andén convertido en cancerbero y un funcionario corrupto y charlatán que dice ser persona íntegra. La oposición bien-mal no es materia nueva en la producción de Korz. Otro ejemplo es Alto en el cielo, pieza estrenada en el Ciclo Teatro Abierto 1983, cuyo tema de fondo es el avasallamiento de los derechos individuales por los regímenes autoritarios.

 

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