UNA FOTOGRAFÍA QUE BORRA CUALQUIER SONRISA
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Por Miguel Bonasso Ni menemistas ni duhaldistas quieren hablar de ruptura del PJ, pero los estrategas de ambos bandos saben que un quiebre es posible. Y que el estropicio podría llegar a producirse en ese congreso partidario que los seguidores del Presidente quieren llevar a cabo el viernes próximo contra viento y marea. Porque, en el fondo, lo que se discutirá en el cónclave, es algo mucho más importante que la celebración de un plebiscito nacional que habilite a Menem como candidato; algo que va más allá de las elecciones y la temida derrota: la jefatura máxima del justicialismo. "Los afiliados tienen que decidir: el partido no puede tener dos jefes a la vez", confesó a Página/12 uno de los estrategas de Menem, reconociendo tácitamente que ese Eduardo Duhalde al que veían prácticamente anulado hace apenas una semana, había renacido de sus cenizas con su convocatoria a una consulta provincial sobre la re-reelección. "Después de varias jugadas de las blancas, han vuelto a mover las negras", dijo entusiasmado a este diario Alberto Iribarne, uno de los operadores de esa movida. En tanto un alto dirigente que trata de mantener una cierta equidistancia entre Menem y Duhalde, confió a este cronista una preocupación que comparten no pocos peronistas: "No hay conciencia de la magnitud de la crisis. Hay dos grupitos enfrentados que no piensan en las consecuencias que puede tener su enfrentamiento para el conjunto del peronismo. No imaginan cómo va a quedar el bazar cuando los elefantes terminen de pelearse". Pero nadie admite esos extremos de cara al grabador. Cuando Página/12 le preguntó a Carlos Corach si Duhalde podía terminar expulsado del justicialismo, el ministro del Interior respondió con su estilo más tajante: "No, de ninguna manera". Por su parte, un vocero oficial del gobernador aseguró a este cronista que el duhaldismo se mantendrá en sus trece, sin negociar una eventual marcha atrás del plebiscito provincial, pero se cuidará mucho de iniciar un proceso de ruptura. Sin embargo, nadie se engaña, la tregua concertada el 16 de junio se ha roto y se va escalando el conflicto. Ayer, el senador Jorge Yoma bordeó la provocación al describir la actitud del gobernador bonaerense como una virtual traición. Simulando olvidar que fue un cabezazo defensivo.
Historia de un cabezazo
El "cabezazo" plebiscitario contra la re-re, con el que Duhalde recuperó la iniciativa y sacudió a la comunidad política en su conjunto, fue una medida sugerida hace aproximadamente un mes por Antonio Cafiero, un dirigente que no ha sabido sorprender por su capacidad de decisión, salvo en 1985, cuando enfrentó al aparato de Herminio Iglesias y se presentó a diputado bajo el lema Frente Renovador. La sugerencia de Cafiero fue bien recibida por Alberto Iribarne, ex subsecretario del Interior, que ahora integra el entourage del gobernador y, enseguida, por el propio Duhalde que vio en esta iniciativa la posibilidad de recuperar el aire que le había birlado su adversario. "Los límites a Menem --dijo a Página/12 uno de sus colaboradores-- debía ponérselos la gente, porque ya sabemos por dónde se pasa los otros límites, los legales". Si en la provincia de Buenos Aires, que concentra un tercio del electorado nacional, la gente le dice "no" a la reforma continuista, Menem se queda literalmente sin oxígeno. Las encuestas avalaron este razonamiento, con porcentajes antirreelección que iban del 70 al 80 por ciento. La última encuesta que manejó el alto mando duhaldista fue realizada por la empresa Telesurvey de Heriberto Muraro en el Gran Buenos Aires y aportó las siguientes definiciones: un 86 por ciento de los consultados cree que Menem busca la re-reelección; un 74 por ciento la considera incorrecta; el 73 también considera "incorrecto" instrumentarla a través de la Corte; el 70 está lisa y llanamente en contra de esa posibilidad y sólo un 25 por ciento la apoya. La provincia de Buenos Aires concentra un tercio del electorado. Algo más de 8 millones y medio de votantes. Con esta plataforma numérica en la mano, Duhalde confió a Iribarne la tarea de ir preparando la jugada para ponerla en práctica en el momento oportuno. Con los apoyos técnicos de rigor, se fue elaborando un proyecto de plebiscito no obligatorio y no vinculante que pregunta a la ciudadanía bonaerense si los legisladores de la provincia deben votar por sí o por no ante una eventual propuesta de reformar la Constitución para permitir la re-reelección del actual Presidente. La fórmula elegida fue concebida para mitigar las previsibles críticas de la Alianza sobre el manoseo a la Constitución de 1994 que estas consultas evidentemente conllevan. Al pedir a los ciudadanos que instruyan a los 73 legisladores bonaerenses (de todos los partidos políticos) sobre si se debe o no votar la reforma, Duhalde señala claramente que cualquier otra vía, como la de la Corte Suprema, le parece inconstitucional. Mientras se planeaba la medida que estallaría el jueves pasado, Duhalde envió emisarios secretos a dos dirigentes de la coalición opositora (Alfonsín y Chacho Alvarez), para que los acontecimientos no los tomaran enteramente por sorpresa. La oportunidad llegó, finalmente, la semana anterior cuando el gobernador Maza, de La Rioja, propuso su referéndum provincial, dejando la pelota al alcance de Duhalde. Que no dudó en cabecear, rompiendo una tregua concertada el 16 de junio último, a instancias de Alberto Pierri, que siempre planteó al gobernador llegar como delfín de Menem. Un esquema que, de momento, no le ha servido mucho a Ramón Ortega.
El día después
Aunque un vocero menemista aseguró a este diario que la movida no los sorprendió para nada, la verdad es que la bomba lanzada por Duhalde provocó desconcierto e ira en las filas menemistas. Menem decidió subir la apuesta y desde Anillaco sus lugartenientes Eduardo Bauzá y Carlos Corach anunciaron que en el próximo congreso del Partido Justicialista se planteará la necesidad de un plebiscito nacional no vinculante, similar al que convocó Alfonsín con relación al Beagle, en el que se preguntará directamente a la ciudadanía si se debe permitir o no que Carlos Menem pueda postularse para un tercer período. La fórmula, mucho más directa que la de la convocatoria duhaldista, elude la mediación del Congreso, abriendo la puerta a la solución interpretativa de la Corte que es la que será finalmente utilizada. De todos modos se trataría de un problema abstracto porque los estrategas del duhaldismo consideran a este plebiscito nacional como un "fuego de artificio" que no se va a llevar a cabo y que "se levanta como bluff para que torzamos la mano, demos otra tregua y levantemos la convocatoria provincial". Algo que esta vez, aseguran, no piensan hacer. Duhalde se mostró muy duro en sus declaraciones del domingo al diario Clarín, donde llegó a decir que "Menem es el peor de los candidatos que puede presentar el justicialismo". Pero además la convocatoria, ya fue oficializada el viernes por decreto y ha comenzado a ser instrumentada. "Menem no va a llamar nunca a un plebiscito nacional --dijo a este diario un vocero de Duhalde-- porque sabe que con distritos como Córdoba y la ciudad de Buenos Aires, el porcentaje del No va a subir de manera exponencial dejándolo en ridículo y abriendo un gran interrogante sobre la gobernabilidad de su último año en la Rosada". Más que el hipotético plebiscito, a los hombres de La Plata les preocupa esta urgencia del menemismo por realizar "sí o sí" el congreso partidario este viernes. Que se contradice con su morosidad para hacerlo cuando era el gobernador el que los urgía a retomar el cónclave que pasó a cuarto intermedio en diciembre. Temen "jugadas sucias" y "provocaciones", como el cambio anunciado en el orden del día para introducir precisamente, la idea del plebiscito nacional. Según los voceros de Duhalde, no se puede convocar a los congresales hasta que la jueza María Servini de Cubría, motorizada por una denuncia del legislador menemista César Arias, determine si a la provincia de Buenos Aires le corresponden los 488 congresales que tenía de acuerdo con el padrón de 1995 o los 288 que tendría, según Arias, tras la depuración del padrón de afiliados. En total, de acuerdo con las cifras de 1995, sesionaban unos 1200 congresales. La jueza, que ha hecho consultas con los 24 jueces electorales, dará a conocer su dictamen mañana martes y Duhalde estima que es una falta de consideración citar a los congresales en apenas 48 horas. En rigor, quiere saber si habrán de rasurarle 200 votos que pueden ser decisivos en el momento de la confrontación. Sus voceros recuerdan a Página/12 que el menemismo, asegurando conocer ya el fallo de la jueza, se propone cursar las invitaciones a partir de hoy. Con la carta orgánica en la mano aseguran que la convocatoria debe estar en manos de su jefe, que es el presidente del cuerpo y que no puede hacerlo el Consejo Nacional del partido. También aseguran que los menemistas no van a conseguir los votos necesarios para cambiar el orden del día. No ignoran los riesgos de la movida, pero sienten que han logrado desorientar al adversario, generando confusión en esa masa de neutros y oportunistas que permanecen indecisos hasta el final. En los últimos meses el duhaldismo había sufrido un éxodo de sus principales cuadros hacia las tiendas menemistas. Ahora imaginan que se frenará el desbande y muchos regresarán. Menem por su parte, no ignora que su menospreciado oponente le ha infligido un golpe duro y está tensando al máximo las riendas, con el congreso del viernes y con la reunión que habrá de celebrar mañana martes, en Olivos, con los gobernadores. Es su turno. Mueven las blancas. CONVOCA AL CONGRESO SIN SU ACUERDO EL MENEMISMO APURA A DUHALDE
La estrategia incluyó llamados a los principales congresales para chequear su asistencia no sólo a ese encuentro sino a otros dos que Menem organizó para mañana con el bloque del partido y los gobernadores justicialistas. En el duhaldismo calificaban de "ilegal" la convocatoria al congreso partidario y amenazaban con impugnarla, argumentando que la decisión corre únicamente por cuenta de su jefe en carácter de titular de ese cuerpo. De uno y otro lado no desestiman la posibilidad de que las diferencias apuren una fractura. El ministro del Interior, Carlos Corach, el senador mendocino Eduardo Bauzá, el diputado César Arias y el dirigente Juan Carlos Mazzón se reunieron ayer en unas oficinas que El Flaco posee en el barrio de Congreso para hacer realidad la contraofensiva contra el duhaldismo y que el sábado aprobó Carlos Menem en Anillaco. Con los diarios sobre la mesa, los mosqueteros de la re-reelección se dedicaron a despotricar contra las declaraciones de Duhalde (quien había considerado --excluyéndose él de la conversación-- que "Ortega y Reutemann son mejores candidatos que Menem") y luego de sosegados los ánimos, decidieron poner en marcha la convocatoria al congreso. Los telegramas a los congresales comenzarán a enviarse hoy al mediodía, mientras que desde anoche Corach y Mazzón intentaban localizar a los gobernadores y líderes provinciales para confirmar su permanencia en la Capital Federal, por lo menos desde el martes hasta el sábado. --Sí, vamos a tratar en el congreso el pedido para que el Poder Ejecutivo convoque a una consulta popular nacional no vinculante sobre la re-reelección" --recordaron a Página/12 parte de la estrategia De esta manera descubrieron la careta, aquella con la que justificaban sus promesas al duhaldismo de "evitar que un gobernador o un grupo de congresales pida que el partido se expida sobre la re-reelección". Anoticiados de la inminente convocatoria, los duhaldistas recurrieron a la carta orgánica para tildarla de "ilegal" ya que argumentaron que debe ser Duhalde, en su carácter de presidente del congreso, quien lo convoque. "¿A quiénes les están enviando los telegramas, a los mismos que ellos impugnaron el viernes con la presentación de Arias?", se preguntó un operador del gobernador bonaerense, que advirtió que una de las posibilidades era impugnar la convocatoria. "Cuando se clausuró el congreso en diciembre había unos congresales, si prospera el pedido de revisión que presentó Arias, el congreso se va a reanudar pero los congresales van a ser otros", dijeron los hombres del gobernador. Consultados sobre su asistencia al congreso, los duhaldistas contestaron: "¿a dónde vamos a ir si es el gobernador quien debe convocarlo y no lo hizo hasta el momento?". Por su parte, algunos menemistas señalaron que preferían "que todo se desarrolle dentro del cauce orgánico. Orgánicamente nunca hubo una fractura, que el congreso sea el lugar en donde se presenten las diferentes opiniones pero siempre en un marco de unidad". Pero un instante después, y cuando Página/12 le preguntó sobre la posibilidad de que el duhaldismo asista al congreso y cuando se plantee el tema de la re-re abandonen el recinto, el operador menemista respondió ofuscado: "¿Qué problema hay? Nosotros tenemos la mitad más uno, seguimos sesionando aprobamos el temario y ellos se quedan afuera de todo". El quedarse afuera de todo para el duhaldismo podría significar que se elijan los miembros de la Junta Electoral y que no estén sus dos representantes, que se realicen internas para autoridades partidarias este año y no en el 2000, como se había acordado en la cumbre del Hotel Alvear de hace unas semanas, en un documento que el menemismo arrojó definitivamente a la basura. Pero antes, el PJ debe pasar dos pruebas muy difíciles: la reunión del bloque de diputados prevista para hoy con la intención de preparar la agenda para el encuentro de mañana por la mañana con Menem, donde todos los sectores daban como hecho que el Presidente les iba a pedir a los legisladores una prueba de su fidelidad. Y, por último, la reunión de gobernadores del martes por la noche, a la que no asistirá Duhalde, pero sí confirmó su presencia el entrerriano Jorge Busti, cuyo distrito cuenta con 53 congresales.
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