Y QUIÉN DEFIENDE AL PUEBLO?
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Por Horacio Verbitsky La Multisectorial de Organizaciones Sociales ratificó que su candidato a Defensor del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires "sigue siendo el economista de la Central de los Trabajadores Argentinos, Claudio Lozano". El jefe de gobierno radical Fernando De la Rúa y el jefe del Frepaso Chacho Alvarez habían intentado sortear a las organizaciones de la sociedad civil mediante la candidatura del jurista Rafael Bielsa, postulado inicialmente por el ahora duhaldista Jorge Argüello. Bielsa ya había renunciado y sostenido la candidatura de la Multisectorial. Primero Martha Oyhanarte, quien invocó a De la Rúa, y luego Alvarez, le sugirieron que él podría ser el candidato de consenso que destrabara la cuestión. Alguien le comunicó esa candidatura a la prensa, pero nadie se lo informó al vicepresidente del bloque del Frepaso, Aníbal Ibarra. La insistencia de Bielsa en su renuncia indica que ese intento no tuvo éxito. Ibarra está chequeando ahora la disponibilidad de otros candidatos. Ante una pregunta de este diario, mencionó a Lozano, Bielsa (cuya segunda renuncia aún desconocía), Eugenio Freixas, Sergio Delgado y Eduardo Guarna. Freixas le hizo saber que su candidatura estaba subordinada al consenso de la Multisectorial, que a su vez insiste con Lozano. Delgado y Guarna son apreciados funcionarios de la actual Defensoría y no forman parte de la Multisectorial. "En tanto órgano de control la Defensoría debe guardar el máximo nivel de independencia frente a la fuerza política que conduce la Ciudad" y "otorgar a las organizaciones sociales un papel relevante en su conformación", reiteró la Multisectorial en su declaración. Inicialmente, la Alianza para el Trabajo, la Justicia y la Educación había propuesto al ex concejal socialista Norberto Laporta, dentro de una negociación con el Partido Justicialista que incluia la designación como director del Banco Ciudad del una vez quebrado empresario Guillermo Gómez Galizia. La conmoción que causó el conocimiento de este pacto impidió que Laporta reuniera los dos tercios necesarios de los votos. En la actual situación, volvería a depender del Partido Justicialista para imponer a un candidato distinto al que de modo imperturbable sostienen las organizaciones sociales. Ya ha habido contactos entre el secretario de gobierno de la Ciudad, Enrique Mathov y el ministro del Interior Carlos Corach y en la negociación se incluiría el nombramiento en el Superior Tribunal de la Ciudad de Héctor Masnatta uno de los juristas del rrreeleccionismo menemista. Según Nueva Dirigencia, en este acuerdo también la Auditoría General sería para el PJ. Pero estos atajos evocan el fantasma del Pacto de Olivos, y los votos que la Alianza consiguiera por ese lado podría perderlos dentro del Frepaso y la UCR. El viernes también se pronunciaron en respaldo de Lozano con una carta dirigida a los presidentes de ambos bloques, Gabriela González Gass y Raúl Zaffaroni, un grupo de dirigentes intermedios del radicalismo, entre ellos el ex vicepresidente de su bloque de convencionales estatuyentes Martín Hourest, el ex presidente de la juventud radical de la Capital Gustavo Lesbegueris, el convencional nacional Fernando Cantero y el consejero estudiantil Ruben Seijo. Luego de exhortar a la reconciliación de lo social con lo partidario, para que la democracia no se desnaturalice, sostienen que "la situación de desventaja del ciudadano y de las minorías frente a la autoridad política, social o económica, sea ésta pública o privada, pone de relieve que el poder popular es una continuidad que excede, aunque se exprese a través de ellos, al sistema de partidos". Para la Multisectorial "se ha ingresado en una situación de acefalía frente a la suspensión sin fecha del trámite legislativo correspondiente". Como "único marco en el cual podría restituirse consenso al trámite en curso y donde los candidatos resultantes estarían en condiciones de cumplir adecuadamente su gestión" propuso conformar una mesa de concertación entre los bloques legislativos y las organizaciones sociales. Este parece ser ahora el punto clave. Si la Alianza se negara, sólo conseguiría profundizar el deterioro de su relación con las organizaciones sociales, basado únicamente en motivos personales que hasta ahora Chacho Alvarez ni siquiera ha hecho explícitos.
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