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 Sólo hubo
felicidad en Colombia por el acuerdo firmado el miércoles en Alemania entre la guerrilla
del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y la sociedad civil para convocar una
convención nacional. Pero empresarios y organizaciones obreras y políticas colombianas
saben que aún no es el inicio en firme de un proceso de paz. El ministro de Defensa
colombiano Gilberto Echeverri consideró que en la reunión que terminó ayer en la ciudad
alemana de Maguncia "se avanzó más de lo esperado" y destacó el compromiso
guerrillero de suspender los ataques a la infraestructura petrolera, no usar minas
antipersonales y procurar evitar los secuestros de niños, mujeres y ancianos. Los grupos
paramilitares de extrema derecha también anunciaron ayer su disposición a un diálogo de
paz con el presidente electo Andrés Pastrana.El histórico acuerdo de "Puerta del Cielo", que dio inicio este miércoles al proceso de paz entre la sociedad civil colombiana y el ELN consta de cinco páginas, contiene cuatro capítulos y fue firmado por 40 personas. El principal punto del documento es la convocatoria de una convención nacional "con miras a la obtención de la paz y de la justicia social" antes del 12 de octubre del presente año, en un área de Colombia "en la cual haya un cese del fuego bilateral". La convención buscará echar las bases de un acuerdo político sobre reformas radicales y transformaciones sociales para "la democratización del Estado y la sociedad colombiana" y organizará una Asamblea Nacional constituyente. El foro extraordinario que concluyó el miércoles en Wurzburgo, preparado por la Conferencia Episcopal alemana, acordó igualmente "facilitar encuentros del gobierno" de Colombia con las comandancias del ELN y el Ejército Popular de Liberación (EPL), así como promover una reunión de los firmantes del acuerdo con la coordinadora guerrillera Simón Bolívar. El mítico comandante guerrillero Pablo Beltrán, quien asistió a la conferencia de prensa con el rostro descubierto, anunció que el ELN no sostendrá en el exterior ningún contacto con el futuro presidente de Colombia, Andrés Pastrana, pero saludó como "valioso" para la paz el encuentro que sostuvo con la comandancia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Beltrán ascendió al tercer lugar en el mando central del ELN, la segunda guerrilla del país, tras la desaparición en febrero pasado del sacerdote español Manuel Pérez que durante 16 años fue el jefe máximo de la organización. Con respecto a los secuestros que practica el ELN para financiarse, que figuran en el capítulo del documento llamado "Humanización de la guerra", los insurgentes se comprometieron a "suspender la retención o privación de la libertad de las personas con propósitos financieros, en la medida en que se resuelva por otros medios la suficiente disponibilidad de recursos para el ELN". Los guerrilleros también se comprometieron desde ahora "a cesar la retención de menores de edad y de mayores de 65 años y en ningún caso se privará de la libertad a mujeres embarazadas". En Bogotá, los escuadrones de la muerte de extrema derecha, acusados de matar a miles de civiles desarmados, declararon el miércoles que están dispuestos a entablar conversaciones de paz, pero descartaron entregar sus armas a corto plazo. En un comunicado de 12 puntos dirigido a Pastrana, la alianza paramilitar nacional conocida como Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), pidieron la desmilitarización de una zona del norte del país para facilitar las negociaciones. La carta estaba firmada por el jefe paramilitar más temido del país, Carlos Castaño, y 15 de sus ayudantes. "Reiteramos que la solución al actual conflicto armado debería ser exclusivamente política... Reconfirmamos nuestra voluntad de allanar el camino para el proceso de paz", afirmó el comunicado. Los paramilitares, creados hacia 1984 por ganaderos, narcotraficantes y algunos militares para hacer frente a la guerrilla en las regiones del centro del país, son señalados por Organizaciones No Gubernamentales como los principales responsables de las violaciones de derechos humanos en Colombia.
RECRUDECE LA VIOLENCIA CONTRA EL OFICIALISMO
Las autoridades inmediatamente culparon de la muerte de López Cruz a partidarios del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que desde 1994 permanecen alzados en armas en Chiapas contra el gobierno. El acto "se califica como una nueva escalada de violencia por parte de presuntos zapatistas", dijo la policía estatal en un comunicado. En otro incidente, varios hombres armados emboscaron y mataron el mismo martes a otro miembro del PRI en el convulso estado de Guerrero, específicamente cerca de la localidad de Tepetixtla, a 250 kilómetros al sur de Ciudad de México. Eleuterio Aguilar, de 36 años, murió por las balas disparadas por un grupo armado cuando se dirigía a su trabajo. La policía local dijo que la muerte estaba posiblemente conectada con el asesinato la semana pasada de un dirigente del grupo Organizador de Campesinos de la Sierra Sur (OCSS). La muerte del dirigente aumentó a 34 el número de dirigentes de la OCSS asesinados en los últimos tres años, dijeron miembros de la organización. El gobierno acusa al OCSS de mantener vínculos con la guerrilla marxista del local Ejército Revolucionario Popular. También en Guerrero, dos personas resultaron muertas y un dirigente político local, supuesto partidario del PRI, permanecía desaparecido tras un ataque a su fábrica en Petatlan, a 230 kilómetros al sur de México. Había otra persona que resultó herida en el ataque, explicó Eloin Laurel Sauzo, asistente del alcalde de la localidad. Chiapas y Guerrero son dos de los estados mexicanos más pobres y violentos, ambos sede de grupos guerrilleros. En otras palabras, la guerra de desgaste por el dominio del territorio
está lejos de amainar. Es en gran parte una guerra de retaguardia y de acciones pequeñas
y puntuales, pero que tienden a subir la temperatura hacia un desenlace que puede ser
explosivo. |
