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INTIMIDADES SOBRE COMO RESOLVIO ECONOMIA LA RENUNCIA DE RODRIGUEZ
Una crisis para alertar a Menem

Apenas tomó conocimiento del dictamen de Diputados sobre la reforma tributaria, el viceministro se confesó ante Roque Fernández y le contó que su destino estaba sellado. Allí se resolvió utilizar su salida como una presión para lograr nuevo oxígeno para la ley. Re-re y conflictos en el PJ.

Carlos Rodríguez, de pie y a punto de irse. Roque Fernández, dispuesto a sentarse y esperar. Guidotti, desde atrás, se prepara.
En su conmoción, el equipo económico buscó sacar fuerza de la debilidad, y jugar fuerte a favor de una reforma clave para el plan.

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Por Maximiliano Montenegro

t.gif (67 bytes) ”Roque, miralo como un problema de productividad: acá los rendimientos son cada vez más decrecientes. Desde que nos aprobaron el Presupuesto no nos dejan pasar una sola propuesta. Para esto me dedico a consolidar el CEMA. Es mucho más productivo.” Así, con lógica propia de su condición de economista neoliberal, Carlos Rodríguez inició la charla con su amigo Roque Fernández en la que definiría su alejamiento de la función pública. No era la primera vez que Roque escuchaba el argumento de boca de su segundo, pero esta vez entendió que la decisión era definitiva. Entonces, ambos imaginaron cómo hacer pesar la renuncia. “Tal vez esto sirva como señal para Menem, porque si se da cuenta de que hay crisis tal vez reaccione y renueve el apoyo a la reforma (tributaria)”, especuló el martes por la noche Rodríguez. En ese mismo encuentro conversaron sobre la re-reelección, la lucha interna del PJ y su impacto sobre la economía.
El viceministro (conserva el cargo hasta el 1º de agosto) se negó ayer a hacer declaraciones. Pero estaba satisfecho: Menem pareció comprender “la señal”, e instó a los diputados del oficialismo a aprobar la reforma junto con la generalización del IVA, como quiere Economía. Además, Rodríguez recibió inusuales llamados de solidaridad de los consultores de la city. “Te felicito, lo que hiciste es lo que quiso hacer el equipo de Cavallo y no pudo cuando Menem empezó a jugar su primera reelección a fines del ‘94”, le dijo Miguel Angel Broda.
La reunión cumbre entre el ministro y su segundo del martes por la noche se produjo apenas minutos después de que Oscar Lamberto, titular de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, le comunicara a Roque que los diputados del oficialismo aprobarían al otro día un dictamen de la reforma tributaria sin incluir la ampliación del IVA a la medicina prepaga, a la publicidad en los medios de comunicación y a la televisión por cable.
“A los lobbies ya los teníamos en la manga cuando nos comimos bajar (los impuestos) Internos del proyecto. Nos traicionó el bloque peronista. La reforma así, está muerta”, sentenció Rodríguez ante Roque, que lo escuchaba inmutable. En la visión del viceministro, Alberto Pierri había tenido un papel destacado en esa maniobra. “Se acercó al menemismo, pero se nos metió como una cuña contra la reforma tributaria”, afirmó. En Economía creen que Pierri, propietario del canal 26, selló un compromiso con Carlos Corach para eliminar el IVA a los abonos de la TV por cable del paquete tributario a cambio del aval político a las movidas reeleccionistas de Menem.
Carlos Rodríguez planteó también en ese ámbito su posición sobre la reelección presidencial. “Yo, al principio, estaba a favor de la reelección. Pero si el costo es el desangramiento interno del PJ, la verdad es que no vale la pena”, disparó. Y sentenció: “Menem es un garante del modelo. Pero también podrían serlo Reutemann o Palito (Ortega) con el aval de Menem. Esta situación, tarde o temprano, va a afectar a la economía. No se puede librar una batalla así por el poder”.
Según una versión que trascendió ayer desde fuentes políticas, cuando Menem leyó, en términos muchos más suaves, las advertencias de Rodríguez sobre el impacto que podría tener la lucha interna del PJ sobre la economía, lo llamó a Roque para pedirle la renuncia de su alfil. Pero en Economía juran que no existió ningún llamado.
Ayer, Rodríguez no quiso hacer declaraciones. Dijo que su compromiso con Roque era mantener un perfil bajo hasta que el 1º de agosto dejara la función pública y asumiera como rector “full time” del CEMA, el centro de investigaciones hoy devenido en instituto universitario, que fundó con Fernández. Según sus allegados, estaba exultante. Muchos comentarios periodísticos lo describieron como un hombre coherente con sus ideales. Hasta se rió de los dichos de la diputada justicialista Elsa Melogno (que tras conocerse la renuncia exclamó “hoy es un día peronista”), y lo interpretó como “la mejor muestra del ánimo que existe en el peronismo con el equipo económico”. Y se esperanzó con que el gesto de Menem, de retar alos diputados oficialistas por haber excluido de la reforma la ampliación del IVA, era un síntoma de que el mensaje había llegado a su destinatario. “Siempre toma las decisiones correctas en los momentos difíciles”, le comentó a sus más cercanos.

 

La Bolsa lo tomó con soda

La renuncia de Carlos Rodríguez se tomó con prudencia en la Bolsa. Los operadores se movieron con cautela durante toda la rueda –como viene ocurriendo desde que estalló la pulseada entre Carlos Menem y Eduardo Duhalde–, y las acciones líderes cayeron en promedio un 0,8 por ciento. La precaución con que los inversores se tomaron el alejamiento del número dos de Economía se reflejó en el volumen de los negocios concretados: 29,2 millones de pesos, contra los casi 32 millones que se habían contabilizado anteayer. La retracción de ayer –la tercera consecutiva– impidió que el índice MerVal acompañara el desempeño de la Bolsa de Nueva York, que volvió a quebrar su propio record anotándose un alza del uno por ciento. No obstante, una muestra de que los mercados no se perturbaron por los ruidos políticos la dieron los precios de los bonos, que ayer terminaron con leves mejoras. La sensación mayoritaria en el recinto fue que la suave caída en las acciones estuvo relacionada con el rally alcista que hasta principios de esta semana mostró la Bolsa. En la rueda hubo 17 alzas, 19 bajas y 17 papeles no tuvieron cambios. Economía, en tanto, consiguió ayer colocar 1000 millones de dólares en Bonos del Tesoro (Bontes) a cinco años de plazo y –por primera vez– a una tasa variable repactable cada tres meses. A los costos de hoy, el bono rendiría un 9,1 por ciento, por encima a la tasa del 8,75 por ciento que el Gobierno pagó la última vez que colocó Bontes.

 

Clave de Re

* El Palacio de Hacienda planteó la renuncia de su número dos, Carlos Rodríguez, como una demostración de que la falta de apoyo presidencial ponía en crisis al equipo económico. Pero, para ello, entregó al miembro de la conducción más irritativo para el ala política del Gobierno.
* La reacción del presidente Carlos Menem llevó alivio a Economía, donde ya se temía que Roque Fernández pudiera verse obligado a seguir los pasos de Rodríguez. El Jefe convocó a los líderes del bloque justicialista a la Casa Rosada, los reprendió por el dictamen de comisión que cercenó el proyecto original de reforma tributaria y ordenó que en 15 días hubiera un nuevo pronunciamiento, “lo más parecido posible” al proyecto del Ejecutivo. “Nos cagó a puteadas”, dijo sin eufemismos uno de los legisladores a sus pares al comentar el encuentro con el Presidente.
* El gesto de Menem no es, sin embargo, una apuesta definitiva del Ejecutivo a la reforma tributaria. Tranquilizó las aguas, intentó recomponer el bloque oficialista, pero nadie apuesta a que el nuevo dictamen satisfazga plenamente las aspiraciones del Ministerio de Economía. El conflicto irresuelto sigue siendo la disputa entre menemistas y duhaldistas en el seno del bloque oficial. Hasta que no se resuelva, su alineamiento seguirá siendo inmanejable.
* Roque Fernández, sin Carlos Rodríguez, salió debilitado. Menem y el Ejecutivo en su conjunto, con las oscilaciones mostradas, también pierde presencia política. El bloque justicialista está más pendiente de cómo termine el congreso nacional del partido de gobierno de hoy. En tanto, la profecía del renunciante Rodríguez se autocumple: la economía, en medio de la disputa por la re-reelección, es inmanejable.

 


 

LA ECONOMIA Y SUS ACTORES YA NO SON TAN PREVISIBLES
La dinámica de lo impensado

Por Julio Nudler

t.gif (862 bytes) ¿Quién puede ponerle números a la baja de Carlos Rodríguez? ¿Cuánto aumenta (o tal vez reduce) su salida el riesgo país, debilita (o fortalece) el plan económico, preocupa o regocija al establishment? En los comienzos del liberalmenemismo todo estaba claro: se sabía (o creía saber) qué medidas (“señales” se las llamaba entonces) generaban confianza entre los capitalistas, elevando el valor de los activos, con la consiguiente caída de la tasa de interés y la reactivación de la economía. Todo parecía tan previsible que para el equipo de Bunge & Born su estrategia no podía fallar: haciendo lo que los mercados deseaban, éstos respaldarían el programa, y ese apoyo aseguraría el éxito. Todo era tautológico.
Algo debió fallar, no obstante, porque aquello desembocó en la segunda hiperinflación. Pero después Domingo Cavallo siguió una lógica parecida. Si bajamos los impuestos aumentará la recaudación, decía por ejemplo, y acertaba. Si estabilizamos los precios subirá el poder adquisitivo de los salarios y ganaremos cualquier elección. Y también la pegaba. Sin embargo, esos años en que el matrimonio causa-efecto convivía sin fricciones quedaron atrás. Parece que el tequila los enterró.
Hoy los mercados están globalizados. Un día bajan por Japón, y al otro suben por Rusia, o al revés. Y ni rusos ni japoneses saben quién es Carlos Rodríguez. Ni siquiera les ha llegado la fama de sus camisas. En cuanto a los grupos y los lobbies, fundamentos como el equilibrio fiscal, tan caro a los ortodoxos, les importan muchísimo menos que su trozo de mercado y sus ganancias, que también dependen de no pagar impuestos. Harían rodar por ello hasta la cabeza de Adam Smith si fuera menester.
¿Sufre el plan? Dentro de sus estrechas miras, en las que no entran los brazos de la gente ni los fierros industriales, al plan no lo afecta un talibán del ajuste más o menos, mientras el corsé de hierro siga en su lugar, el Central no emita y las reservas respalden la base monetaria. El FMI hará algunas muecas, pero si Pablo Guidotti (Hacienda) y Pedro Pou (BCRA) garantizan las metas, reasegurando a los acreedores del país, la sangre no llegará al río.
Es cierto: el Ministerio de Economía, como operador del plan, sufrió su segunda baja, alcanzado por la balacera del menemismo y los ataques de las corporaciones. Pero Roque y su elenco siguen ahí, teniendo incluso en cuenta que el temor a que se vayan causa apenas una cosquilla en relación al pánico que sembraba el eventual portazo de Cavallo. En cuanto a la opinión pública o al electorado, nada puede impresionarlo ya, al menos no positivamente. Como le ocurrió al hiperactivo Jorge Domínguez en la intendencia porteña, que hizo mucho y no ganó con ello ni un voto, cuando la gente bajó el pulgar no hay nada más que hacer.

 


 

La soledad de los que batallaron por la reforma

Hasta ayer al mediodía, cuando medió el reclamo de Menem en favor de la reforma impositiva tal cual la envió el Ejecutivo, el proyecto carecía de aval político, dicen los diputados delPJ.

Humberto Roggero, el jaqueado presidente del bloque justicialista de la Cámara baja.
Las gestiones por sacar la reforma chocaron con la oposición de los lobbies y de algunos de sus pares.

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Por Cledis Candelaresi

t.gif (862 bytes) ”Roque estuvo peleando solo por la reforma. Nadie más del Ejecutivo levantó un teléfono, aunque sea para disciplinar a los díscolos del bloque”, se quejó ayer ante este diario uno de los diputados justicialistas responsable del dictamen que eliminó la generalización del IVA. Por la tarde, los dirigentes de la bancada oficial se sentían menos solos. Durante una reunión al mediodía con el propio Carlos Menem encontraron al Presidente dispuesto a apoyar la decisión de alcanzar con aquel tributo a los medios de comunicación, algo que no había ocurrido hasta el momento. Los legisladores ya están negociando con las empresas periodísticas una fórmula para gravar sus productos de un modo que resultaría menos oneroso para ellas. Con este agregado, la reforma tributaria podría tener media sanción en agosto.
Los esfuerzos que hicieron los justicialistas Oscar Lamberto, Esteban Dómina, Jorge Remes y el propio titular de la bancada oficialista, Humberto Roggero, para asegurar que la reforma fuera aprobada en el recinto fueron estériles. Los números no daban, ya que a la oposición de la Alianza y los partidos provinciales debieron sumar la de una veintena de hombres de su propia troupe, liderados por Alberto Pierri, dueño de un canal de televisión por cable. “Es mejor sacar todo lo que conseguimos que no sacar nada”, repetían ayer aquellos legisladores, blandiendo el voluminoso dictamen de Presupuesto y Hacienda.
Los hombres del Congreso se quejan de no haber tenido suficiente apoyo político para enfrentar el fuerte lobby de los medios de comunicación, que ya en oportunidades anteriores, durante este mismo Gobierno, bloquearon la pretensión de Economía de alcanzar la publicidad, las revistas y a la TV por cable con el IVA. Sólo el ministro de Economía y Carlos Rodríguez, su renunciado segundo, presionaron en favor de la medida. Así las cosas, los diputados tuvieron que batallar contra opositores y pares de bloque.
Algo cambió ayer al mediodía, después de que Roggero y Lamberto escucharan de boca del jefe de la Rosada la instrucción de sancionar el proyecto de reforma extendiendo el IVA no sólo a los medios sino a las prepagas. Aunque, en rigor, cuando esto sucedió los diputados oficialistas ya descontaban que en pocos días tendrían un nuevo dictamen o un agregado en el recinto que daría satisfacción a aquella expectativa.
La propuesta de los legisladores a las empresas periodísticas consiste en aplicarles el IVA del 21 por ciento, pero tomando a cuenta lo que hoy tributan la radio y la televisión al Comfer (Comité Federal de Radiodifusión) como tasa de fiscalización, sin ninguna contraprestación. Es un impuesto que, en el caso de las grandes, llega al 8 por ciento de la facturación bruta de dichos medios, y que permite al fisco recaudar cerca de 200 millones por año. Según fuentes parlamentarias, este esquema tendría el aval de las firmas más poderosas.
Hasta el momento, una de las grandes dificultades para generalizar el IVA ha sido encontrar algún camino medianamente equitativo para las empresas y políticamente viable. “Si no gravan a Playboy yo me voy”, amenazó el viceministro Rodríguez a los legisladores en una de las últimas discusiones sobre el tema. Fue cuando se estudió, entre otras posibilidades, la de eximir a las revistas: tanto el Parlamento como el Palacio de Hacienda se vieron en el brete de no poder decir a unos sí y a otros no. “¿Cómo podríamos gravar, por ejemplo, la publicidad contenida en las revistas, y no su precio de tapa?”, especulaba ayer un legislador. La consigna parece ser: o se extiende a todos (incluida la medicina prepaga) o a ninguno.

 


 

LAMBERTO DEFENDIO EL DICTAMEN
Ni vencedores ni vencidos

Por C. C.

t.gif (862 bytes) ”Un proyecto de ley es un acuerdo social, no un partido de fútbol que se gana o se pierde. El Gobierno no perdió porque en el dictamen hayamos suspendido la generalización del IVA”, se esmeró en explicar ayer Oscar Lamberto, durante una exposición organizada a primera hora del día por la flamante fundación Poder Parlamentario. Los legisladores oficialistas no sólo defienden el despacho de Presupuesto y Hacienda como “un cambio progresista” en la legislación tributaria argentina, sino que aseguran que, aun sin ampliar la base del IVA, el Gobierno podrá bajar los aportes patronales desde el año próximo.
Para los diputados del PJ, el dictamen permite garantizar la neutralidad de la reforma (aumentar la recaudación con algunos impuestos tanto como se bajan otros). Según sus cálculos, Economía subestimó las posibilidades de engrosar las arcas públicas que ofrece la reforma, ya que no habría computado al menos tres ítem.
Uno es la fijación de precios de transferencia para operaciones de comercio exterior entre empresas vinculadas, que permitiría recaudar por lo menos 1000 millones anuales; la extensión de Ganancias a las utilidades distribuidas entre los socios de una empresa aportaría “no menos de 300 millones” adicionales; finalmente, al liberar a los empleadores de pagar el 3 por ciento de aporte al Pami (tal como proponía Economía), la rebaja de aportes quedaría habilitada, aunque en una magnitud un poco menor a la que el Gobierno previó originalmente.

 

La reforma menos deseada

“La reforma tributaria tiene que salir con la generalización del IVA, si no, no hay vuelta: preferimos bajar todo el paquete”, le dijo a Página/12 el secretario de Hacienda Pablo Guidotti, quien a partir del mes próximo asumirá el cargo de viceministro dejado vacante por Rodríguez. Guidotti daba crédito ayer a la versión de que la renuncia del segundo de Roque había sido una decisión muy personal y que no había habido ninguna presión desde la Rosada. Sobre las negociaciones con el FMI, que comandará en los próximos días, afirmó: “No va a haber problema. Argentina tiene una situación fiscal en orden y las cuentas del sector externo mejoraron”. Por otro lado, se mostró cauteloso al referirse a los temas sensibles con el ala política. Aunque reconoció que “la reforma laboral no es lo que ellos quieren, y en una meta cualitativa como ésta no hay posibilidad de un waiver (perdón)”, afirmó que “sobre ese tema (los funcionarios de la misión) van a hablar específicamente con Erman González”. Y dijo que “lo más probable es que nos concedan más tiempo”. En tanto, Rogelio Frigerio, quien reemplazará a Rodríguez en la Secretaria de Política Económica, contó a Página/12 que se enteró el mismo miércoles de la renuncia cuando Roque lo llamó para ofrecerle el cargo. Miguel Kiguel, actual subsecretario de Financiamiento, ocupará la función de jefe de asesores del gabinete económico que también desempeñaba el multifacético Rodríguez.

 

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