|
Los boxes del viejo establo de la finca de los Lezama serán ahora baños públicos. Ese reciclaje integra parte de las obras iniciadas esta semana en el Parque Lezama, que en un plazo de 90 días prometen dejar sus ocho hectáreas como nuevas. Con un fajo de poco más de 150 mil pesos, el Gobierno porteño hará un nuevo anfiteatro cultural para conciertos metido en la glorieta del corazón del parque. Además, reconstruirá el viejo anfiteatro de Brasil e instalará juegos para discapacitados y una confitería. También serán incorporados al parque faroles y cuarenta bebederos. Dos vecinas fueron nombradas auditoras ad honorem de la obra y en lugar de las rejas perimetrales --repudiadas por los vecinos en diciembre-- la seguridad quedará en manos de guardaparques. Marcela Broglieri es vecina del parque y desde setiembre es presidenta de la Asociación en Defensa del Parque. "Nosotros hicimos un cálculo --explica--: los 400.000 pesos que costaban las rejas perimetrales alcanzaban para pagar el sueldo de guardaparque a 12 personas por siete años." Esa fue la premisa sobre la cual comenzaron las negociaciones con el Gobierno porteño. Según los cálculos de la asociación, un hombre tendría a cargo dos hectáreas cada ocho horas. Así, con tres turnos, el parque tendría custodia las 24 horas sin necesidad de rejas. El proyecto quedó consensuado y la empresa Orel ganó la licitación de la obra que tiene un presupuesto de 155.585 pesos. Los trabajos fueron iniciados el lunes pasado. Marcela, declarada "justicialista histórica" y Adriana Pérez Moralejo, secretaria técnica de la asociación y frepasista, fueron nombradas --como vecinas-- auditoras ad honorem. "Tendrán a cargo vigilar a los inspectores municipales y marcarles los temas que marchan con problemas", señaló el secretario de Producción y Servicios porteño, Nicolás Gallo, a este medio. Diana hegemonizará el templete de los "concertinos". El patio de escultura construido en torno de la diosa romana en la glorieta del parque será trasformado en anfiteatro. El centro del templete será el escenario para las orquestas y estará rodeado por los bancos más antiguos del parque. Los laterales de la loma que naturalmente ubican a la glorieta en lo alto, serán el espacio del público. La Secretaría de Cultura tendrá a su cargo la programación a cielo abierto de estos conciertos que en tres meses harán vibrar el corazón del parque. Lejos de allí, sobre Balcarce y Brasil, el clásico anfiteatro del Lezama también cambiará. El centro se convertirá en escenario. Para conseguirlo, se rellenará la superficie, con lo que quedará tapada una vieja fuente en desuso. Hacia arriba, las gradas de cemento armadas en medialunas serán rehechas y tapadas las pinturas que desde el '93 intentan sin demasiado consenso decorar las escalinatas. Para contener el ruido de los espectáculos habrá un muro de árboles. "El sonido rebota y se mitiga el ruido", explicó Gallo. Pero ni el templete ni el anfiteatro de Brasil y Balcarce serán los únicos escenarios del parque. Otros seis espacios que por su geografía natural sirven como tales serán segmentados para aumentar su funcionalidad. Algunas de las modificaciones que contribuirán a delimitarlos serán las conexiones eléctricas. "Los músicos o la gente que hace yoga en el parque --dice Adriana-- no tendrán así que usar el mismo sitio ni tirar cables que atraviesan todo el parque." A pedido de los vecinos serán reemplazados los juegos del sector infantil por otros de mayor seguridad y se incluirán elementos especiales para chicos discapacitados. Desde ese lugar, los chicos tendrán cerca el sector de baños públicos. La vieja caballeriza de la quinta propiedad de la familia Lezama será refaccionada. Los boxes serán convertidos en excusados y la casa, que albergará en un sector la zona de mantenimiento del parque, tendrá un espacio disponible para una confitería. Los vecinos rechazaron implantar allí un café literario o trasformar las dependencias en museo. Temen que, a largo plazo, el sector quede incorporado al Museo Histórico --ubicado sobre Bolívar-- que busca extender sus límites hacia la plaza.
LA INTERPELACION POR LA RECOLECCION DE BASURA Nicolás Gallo, secretario de Producción y Servicios de la ciudad, salió sin magulladuras de la extensa y monótona interpelación a la que fue sometido en la Legislatura porteña, donde concurrió para responder por la falta de control de los basurales clandestinos y sobre los polémicos contratos de las empresas recolectoras de residuos. La Alianza evitó tensar el clima con preguntas escabrosas, aunque hacia el final Abel Fatala, del Frepaso, lanzó algunos dardos. El PJ eligió la espectacularidad intentando en vano pasar un video que comprometería al gobierno con el negocio de los basurales clandestinos. Sólo Nueva Dirigencia aportó datos sobre posibles relaciones entre el gobierno y EMEPA, integrante del consorcio Ecohabitat favorecido en la licitación. Fueron los únicos momentos en que Gallo precisó levantar su capa y hacer alguna verónica. Por lo demás, la de ayer fue una sesión como tantas. Cuando Gallo comenzó a hacer uso de la palabra, lo acompañaba su equipo, entre ellos Horacio Garlan, director de Servicios Públicos, vicepresidente del CEAMSE, y denunciado ante la Justicia por un inspector de ese organismo por supuestas relaciones con el negocio de los basurales clandestinos. El secretario historió toda su gestión: habló de los subtes, los cementerios, el tránsito, los estacionamientos, los baches, el alumbrado, los parques, y también, de las licitaciones para la recolección de la basura. El temario y las preguntas de los legisladores no salieron de los carriles de lo ya conocido por todos. Gallo repitió que la licitación ahorró 40 millones de dólares a la comuna, sostuvo que los basurales clandestinos son un problema de siempre, y que para su control hace falta la colaboración policial. Los legisladores del Frepaso optaron por preguntas tangenciales. La UCR por defender la gestión del gobierno. El PJ, pretendió pasar un tape en el que el director de Servicios, Horacio Garlan, aparecería involucrado en el negocio de los basurales clandestinos. El tape nunca llegó a pasarse. Jorge Srur, de Nueva Dirigencia, pidió los nombres de los comisarios que protegen el circuito negro de la basura y quiso saber por qué EMEPA, de Ecohabitat, ganó la licitación con el puntaje más bajo y un patrimonio diez veces menor que el resto de los concursantes. Gallo, no respondió, hizo ole y pasó de largo.
|