A los 10 minutos se encontró en desventaja y le tomó un tiempo cambiar su mentalidad. Por lo del segundo período, mereció el empate. |
1 VASCO: Carlos Germano; Vittor, Odvan, Mauro Galvao, Felipe; Luisinho, Nasa, Ramón, Pedrinho; Donizete, Luizao. DT: Antonio Lopes. 0 RIVER: Burgos; H. Díaz, C. Ayala, Berizzo, Placente; Escudero, Astrada, Sorín, Gallardo; Rambert, Pizzi. DT: Ramón Díaz. Estadio: Sao Januario (Río de Janeiro). Arbitro: Gustavo Méndez (Uruguay). Gol: 10m Donizete (V). Cambios: 27m Sarabia por C. Ayala (R); 46m, M. Gómez por Pizzi (R), Angel por Rambert (R). Desde Río de Janeiro River cayó derrotado 1-0 como visitante por el Vasco da Gama, por la primera semifinal de la Copa Libertadores, pero tendrá revancha en Buenos Aires la próxima semana. Le tomó un tiempo acomodarse y pudo haber empatado el partido, pero le faltó precisión y profundidad. El equipo brasileño se conformó pronto con la mínima diferencia. La fórmula que pretendía poner en práctica Ramón Díaz era estrechamente conocida, y aunque no es de las más audaces, nadie puede negarle que le ha dado resultados y, desde la óptica del pragmatismo, era aceptable: jugar con cinco defensores --Sorín "adelantado" a la línea media-- en una tarea de inteligencia, buscando cerrar el empate en terreno visitante para sacar diferencia cuando los roles se invierten y River viene a jugar al Monumental. Pero el ensayo de orquesta duró 600 segundos. Los necesarios para que el Vasco entendiera que, efectivamente, manejaba la pelota que le regalaban los volantes argentinos, y que con ella podían llevar adelante el plan que había anticipado el técnico Antonio Lopes: atacar de entrada. Celso Ayala parecía haber sufrido en exceso el rigor del Mundial --al punto de que a los 20 minutos pedía el cambio-- y a Berizzo se le veían los rastros de la dureza de la pretemporada, y por el medio punzó el ariete brasileño. Primero, Burgos concretó una tapada excelente ante Luizao, pero un minuto más tarde, a los 10, Donizete sacó una media vuelta que pasó por entre las piernas de Berizzo y, esquinada, se introdujo en el palo izquierdo de Burgos. La estrategia de Díaz se desmoronó como un castillo de arena en Ipanema. River se vio enfrentado a un dilema. A sus volantes les costaba tener la pelota y hacían un culto de los balones largos. Y de golpe, debieron aplicarse a jugarla en provecho. Escudero, Sorín y Astrada (que ayer rechazó la oportunidad de pasar al Mallorca de Héctor Cúper, que ofrecía 4 millones de dólares por su pase, para poder seguir teniendo oportunidades en la Selección) debieron empeñarse más en meterle presión al círculo central para contrarrestar el traslado de Luizinho. Gallardo seguían sin desequilibrar y Pizzi veía el área del Vasco en postales. Pero con diez o veinte metros ganados sobre el terreno, el equipo argentino descubrió que la defensa del Vasco era tan frágil como la propia. A los 15, se lo perdió Rambert porque definió mal una habilitación del ex Barcelona, pero los centrales brasileños no habían cerrado. El arquero Germano mostró su inseguridad por arriba. El trámite no se emparejaba del todo --el Vasco seguía contando con las oportunidades más claras para aumentar la cuenta, como una corrida de Donizete por derecha que conjuró Placente cuando esperaba solo Luizao--, pero River ya no resignaba su suerte a la suerte. Díaz sorprendió: sacó a Pizzi, pero introdujo en su lugar a Marcelo
Gómez, intentando soltar a Sorín para juntarlo con Gallardo más arriba. De esta manera,
River disfrutó un poco más de fútbol, manejó el partido con el Vasco retrasado en la
cancha y apostando a contragolpear, pero no pudo concretar. Gallardo tuvo un muy buen
segundo tiempo y condujo los tiempos. River rondaba el área de Vasco pero no dolía. Ni
siquiera el cambio de Rambert por Angel alteró el resultado.
BOCA EMPATO 0-0 EN LIMA 0 UNIVERSITARIO: Ibáñez, Guadalupe, Falaschi, Araujo;
Carranza, Portilla, Ciurlizza, F.Del Solar, Carazas; Esidio, Farfán. DT: Osvaldo Piazza. Boca empató sin goles en Lima ante el Universitario de Deportes en un partido amistoso que no superó la liviandad y la medianía. El trámite fue parejo y las llegadas a los arcos fueron contadas. Había mucha expectativa por ver el segundo encuentro de Boca bajo la dirección técnica de Carlos Bianchi, luego de exitoso debut 4-2 ante Central una semana atrás. El entrenador no pudo incluir entre los titulares a Palermo, no totalmente recuperado de su lesión, e hizo jugar al joven Christian Giménez, que tuvo una actuación correcta. El primer tiempo gozó de buen ritmo y fue más bien duro, con fuerte pelea de la pelota en el medio. Ambos equipos contaban con buenos jugadores como para manejar el balón (Riquelme, los peruanos Carranza y Carazas) pero no acertaban a afinar sus intenciones en las áreas. Abbondancieri sacó alguna pelota comprometida, el arquero de Universitario prácticamente no tuvo intervención. Recién sobre el final de la etapa, un remate de Navas tras centro del Mellizo Guillermo salió muy cerca del palo derecho. En la segunda mitad, el ingreso de La Paglia no volcó el desarrollo hacia la voluntad de Boca. La esperanza quedó cifrada en la entrada de Martín Palermo, reemplazando al juvenil Giménez: como en el partido con Central, se podía insistir con el esquema "centro del Mellizo-cabezazo de Palermo-gol de Boca". Pero tampoco funcionó el dispositivo y el partido se murió en el aburrimiento. Boca seguirá viviendo su "era Bianchi" el domingo, cuando se enfrente con Independiente en Tucumán, por la segunda fecha de la Copa Invierno, desde las 17. La Copa terminará una semana más tarde, el domingo 26, cuando Boca y Racing jueguen en Mendoza.
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