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Por Miguel Bonasso y Diego Schurman "Con Menem no se puede hablar. La última vez que lo vi me dijo: `Eduardo, cómo podés creer que yo voy a ser candidato'. ¿Entiende lo que le digo? Para qué voy a hablar con Menem", confesó el gobernador Eduardo Duhalde a Página/12, en el living de su departamento, en Lomas de Zamora. Lo dijo sin agresividad, en su estilo de entrelíneas que suele evitar los calificativos, como el de "cínico" que le propuso como interrogante este diario, pero sobre los sillones color crema, austeros, convencionales, quedó flotando más de un metamensaje. La confesión se produjo ayer al mediodía, en un momento muy significativo: mientras comenzaba a sesionar el congreso justicialista que Duhalde se apresta a impugnar "por ilegal e ilegítimo". En casi dos horas de entrevista, el gobernador execrado por los menemistas aceptó hablar de todos los temas que deben de agobiarlo, aunque trate de disimularlo con una actitud displicente: su dura interna contra el proyecto re-reeleccionista de su antiguo amigo y jefe. Sus chances y dudas. La posibilidad de que se parta el PJ. La inamovilidad del plebiscito que convocó para el 13 de setiembre. Las negociaciones secretas con la Comisión de Acción Política (Antonio Cafiero, Rubén Marín y Eduardo Bauzá). Su relación con la Alianza y con Domingo Cavallo. Sus hipótesis sobre lo que hará y no hará la Corte Suprema. Y lo que debería hacerse con la Corte si la Corte interpretara la cláusula novena en favor de un tercer mandato. El reclutamiento de policías bonaerenses despechados para montarle "operaciones" de desprestigio. El asesinato impune de Cabezas y el discutido suicidio de Yabrán. La derrota de octubre (y sus padres). Sus diferencias con el "proyecto liberal" imperante. El fantasma de Luis Donaldo Colosio. E, incluso, el escenario que imagina para alcanzar esa meta que en los últimos meses pareció alejarse de él: la candidatura a presidente y la jefatura máxima del Partido Justicialista. Por momentos, sin embargo, la entrevista fue trabajosa. Había que arrancarle ciertas respuestas con un tirabuzón. Y en un caso, que se relata en estas páginas (ver recuadro) enmudeció cuando se le pidió que definiera sintéticamente a Carlos Menem. En la tarde, después de que sesionara el congreso partidario, Página/12 le preguntó por teléfono si quería agregar algún comentario que actualizara la entrevista, pero el gobernador bonaerense dijo que el polémico evento no alteraba, para nada, lo que dijo por la mañana, y que aquí se reproduce en obligada síntesis. --Qué ironía, el congreso justicialista está por sesionar y usted, que es su presidente está aquí, dialogando con nosotros... --En realidad no es un congreso sino una reunión de congresales que no ha sido citada como corresponde. Donde se ha excluido a congresales como Lorenzo Pepe, que tiene mandato hasta el 2000, y se ha incluido a dirigentes que no son congresales como Pacho O'Donnell o Daniel Scioli. Por decisión del interventor del Partido Justicialista, que no tiene atribuciones para citarlo. Así que hay una serie de irregularidades, empezando por la citación, que debe hacerla el presidente del congreso, que soy yo. --Ahora bien, ésta es una discusión más bien leguleya... --Pero es la realidad. Convocan a un congreso donde (junto con Santa Fe) teníamos mayoría y nos sacan la mayoría artificialmente... --¿Y cómo piensa impugnarlo? --Ante la Justicia, donde plantearé que no es un congreso válido y por lo tanto sus resoluciones no van a tener validez. --Especialmente el anunciado pedido a la Justicia para que Menem pueda ser candidato... --Todas sus resoluciones. Además, es un absurdo que el Partido Justicialista se dirija a la Justicia por un tema que debe decidir la Corte Suprema. Que no tiene nada que ver con los partidos políticos sino con el respeto a la letra de la Constitución. --Gobernador, objetivamente, más allá de la retórica y los buenos deseos, ¿esto no coloca al PJ al borde de la ruptura? --No. Para que hubiera ruptura yo tendría que haber convocado a un congreso paralelo. --Y no ha pensado que este apresurado congreso podría ser una maniobra para obligarlo a levantar su convocatoria al plebiscito del 13 de setiembre? --No sé. En principio no tiene nada que ver y así se lo dejé aclarado a los dirigentes que vinieron a verme (Bauzá, Cafiero y Marín). --¿Ellos no le pidieron que levantara el plebiscito? --No. Ellos sabían que yo no lo podía levantar. Querían mi acuerdo para convocar a elección de autoridades partidarias. Pero yo les dije que el tema partidario no es el más importante ahora, sino el constitucional. Si Menem quiere ser presidente del partido ya lo es... Y si el que dificulta el funcionamiento del partido soy yo, no me interesa seguir siendo vicepresidente. Es más: una vez que el congreso esté regularizado ni me interesa ser presidente del congreso partidario. Les dije: con el partido hagan lo que quieran pero respeten la Constitución. Sobre todo en esta etapa de nuestra historia, en la que ya hemos conquistado 15 años de democracia ininterrumpida. --Usted dijo una vez que "lo esmerilaban por goteo", ¿el congreso formaría parte de esa táctica? --No sé. Son errores que se suman a otros errores. --¿Errores o es que Menem no tiene límites institucionales o políticos. O, simplemente, no tiene límites? --No sé. Francamente no sé. Creo que comete un error muy serio. En primer lugar desde el punto de vista institucional. Y en segundo lugar desde el punto de vista partidario: coloca al peronismo en una situación muy difícil. --Sobre todo si la Corte Suprema interpreta la cláusula novena y le permite postularse a otro mandato. ¿No? --No acepto esa hipótesis. Así que no pienso en ella. --O sea que la Corte Suprema no va a interpretar la cláusula... --No, pienso que no. Sobre todo si la gente dice que no. --¿Sigue pensando que no hay que manosear a los miembros de la Corte? --La Corte es atacada por sus antecedentes. Pero en este caso ningún miembro ha abierto juicio, obviamente, porque hacerlo sería violar la Constitución. --¿Y en ese caso habría que hacerles juicio político como propone la Alianza? --Sí. Pero no nos adelantemos al fallo de la Corte. --En un reciente reportaje que le hicieron a Menem por televisión dijo que después de la derrota del 26 de octubre él tuvo que ponerse al frente para salvar al PJ. Era una acusación indirecta contra usted. Pareciera que le tomó la palabra cuando usted se autotituló padre de la derrota. --El 26 de octubre pasó algo inédito: por primera vez en su historia el justicialismo perdió una elección siendo gobierno. Yo me hice cargo de la derrota a nivel provincial porque soy el presidente del partido en la provincia de Buenos Aires. Y Menem, que es el presidente del partido a nivel nacional, debió hacerse cargo de la derrota nacional. Pero no lo hizo. El presidente Menem desconoció la derrota. --Da la impresión de que Menem y el menemismo son más agresivos que Duhalde y el duhaldismo. Hace poco Jorge Yoma dijo que usted sólo podía ser jefe de la policía bonaerense. ¿Cómo toma ese tipo de agresión? --Y es así. Yo conozco a los dirigentes. Dicen frases para que los periodistas las recuerden y hagan los títulos. No me llama la atención en Jorge. --¿Cómo ha sido históricamente su relación con Menem, en las distintas etapas? --Siempre ha sido una relación cordial. Menem es muy cordial. --Algunos otros operadores del Presidente dicen que usted no se anima a discutirle en persona, que cuando están a solas hablan de fútbol y pesca y que luego usted sale a los medios a desprestigiarlo... --Es cierto. No somos de hacer análisis políticos cuando estamos a solas. Además es muy difícil hablar con Menem. Seguro que yo lo veo hoy a Menem y me dice: "Yo no quiero ser candidato". --Entonces le miente. --Y... yo le digo que con Menem no se puede hablar. La última vez que lo vi me dijo: "Eduardo, ¿cómo podés creer que yo voy a ser candidato?". --Nos está diciendo que Menem es un cínico... --Le digo la realidad. Me decía el vicepresidente (Carlos Ruckauf) que a él Menem le decía lo mismo. --¿Por qué piensa que insiste tanto con el tema de la re-reelección? --Porque piensa que nadie puede gobernar el país como él. Que nadie en el PJ o en la Alianza pude hacerlo mejor que él. --¿No será que se imagina en la cárcel, como han sugerido Chacho Alvarez y Graciela Fernández Meijide? --No. Menem no se imagina en otro lugar que en el poder. --Perdón por la insistencia pero, ¿usted le teme a Menem? --No, no le temo a Menem. No es una persona agresiva. --El otro día usted dijo: "¡Qué me importa si me echan del partido si a mí ya me echó López Rega!". --López Rega y Herminio Iglesias. Fue en el '75, por oponerme a la Triple A. Yo era intendente de Lomas de Zamora pero tuve que andar escondido como sesenta días. --¿Y quién sería hoy López Rega? --No, por suerte hoy no hay ningún López Rega. --¿O sea que no hay peligro de que la interna peronista alcance picos de violencia como en el pasado? --Por suerte estamos viviendo una época muy distinta. --O sea que usted no se identifica para nada con Luis Donaldo Colosio (el candidato del PRI a la presidencia mexicana que fue asesinado en 1994) --No, por cierto. No tengo el menor interés en identificarme. --Los peligros serían entonces eminentemente políticos. Volvamos al plebiscito que usted ha convocado para el 13 de setiembre. ¿El resultado lo saca a Menem de carrera? --... --Porque se dice que usted lo hizo basándose en ciertas encuestas que le otorgaban un 80 por ciento al No a la reelección... --Yo no encargué encuestas especiales. Las encuestas públicas conocidas dan esos porcentajes. --Existe la posibilidad de que usted negocie y lo levante. ¿O no es moneda de cambio? --No. No lo es. --Todo buen político prevé los hechos con varias jugadas de anticipación. ¿Qué escenario imagina usted para salir de la crisis política actual? --Yo veo que los pedidos de reelección van a ser rechazados por la Corte Suprema. Entonces Menem va a tener que elegir su candidato y ese candidato no va a ser Duhalde. --Hay quien dice que Menem sabe que va a perder y que, en realidad, lo que le preocupa es ser el jefe del partido... --Ya lo es. --Sí, pero ser el jefe del partido después de 1999. Para ser eventualmente el jefe de la oposición y convertirse en un intocable. --Si él llevara al peronismo a una derrota como la de octubre, con seguridad que no sería el jefe del partido y la oposición. --Gobernador, este tema es tan crucial que los principales estrategas del Presidente admiten que la pelea de fondo es porque el peronismo no puede tener dos jefes. --Es verdad. Yo no quiero ser candidato a presidente de un partido que
no conduzco. Pero eso hay que discutirlo más adelante. Ahora no hay que mezclar lo
constitucional con lo partidario. Ya llegará el momento. Habrá otros congresos...
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