EL CONGRESO DEL PJ SESIONO CON APENAS LA MITAD DE LOS INVITADOS
Con lo justo para lanzar la re-re

"Borombombón, borombombón, todos queremos la reelección", coreaba a un costado del recinto la barra del Congreso Nacional Justicialista luego de aprobar por aclamación la re-reelección del presidente Carlos Menem. Apenas un par de horas antes, detrás de las cortinas, los hombres del menemismo revisaban una y otra vez las listas de los presentes. Contaban la cantidad de asistentes que apenas llegaban a 270 ya pasado el mediodía. Cinco horas después de la señalada en la convocatoria, los jefes partidarios anunciaron aliviados que habían logrado sumar 415 congresales acreditados, apenas una docena más de los necesarios para la votación. Eduardo Bauzá y Carlos Corach no aparecieron por el escenario y prefirieron ocultar sus caras largas entre bambalinas. "Es que el mal tiempo impidió la llegado de los aviones a Aeroparque", justificó César Arias mientras pedía paciencia ante el demorado inicio de las deliberaciones. Pese a que se esperaba contar con él, Menem se ubicó entre los 260 dirigentes que pegaron el faltazo. La barra, como para matar el tiempo, se entretenía inventando nuevos cantitos: "Un minuto de silenciooooo para Duhalde que está muerto".

Los congresales fueron menos agresivos que los invitados de la popular. Mediante discursos en los que dejaron abiertas las puertas para continuar las negociaciones con Eduardo Duhalde, votaron a favor de la elección anticipada de autoridades partidarias, y por aclamación aprobaron promover la búsqueda de todas las alternativas políticas, legislativas y judiciales, así como del consenso político-social" y la "consulta popular vinculante" para habilitar a Menem como candidato a un nuevo período presidencial. También se resolvió convocar a elecciones internas abiertas para candidatos del PJ el 11 de abril de 1999.

De todos modos, difícilmente el menemismo pueda festejar el resultado de la convocatoria al congreso partidario. Sólo 415 de los 788 congresales habilitados por la jueza María Romilda Servini de Cubría llegaron hasta las instalaciones de Parque Norte. En el camino ya habían quedado, a pedido del apoderado del PJ, César Arias, más de 400 representantes --200 de ellos de la provincias de Buenos Aires--, que fueron impugnados por la jueza electoral en tiempo record, horas antes de que se despachen las invitaciones que, firmadas de puño y letra por el Presidente, les llegaron a los congresales que lograron sobrevivir a la purga, y a otros que ni siquiera ostentan tal cargo, como el senador Pacho O'Donnell, el diputado Daniel Scioli y el dirigente cordobés Teodoro Funes.

El tema de las impugnaciones fue abordado por Antonio Cafiero apenas comenzaron la sesión. El senador reclamó que se reconozca a los 482 congresales bonaerenses, y consideró como una "arbitrariedad" la disminución de la representación de Buenos Aires por parte de las autoridades partidarias (ver aparte). "No vamos a permitir que nadie pretenda empañar la legalidad de este congreso", le respondió a su turno César Arias, quien calificó el encuentro como "el más transparente en la historia del justicialismo". "Es una decisión de la Justicia, corresponde que reclamen ante la Justicia", agregó el pampeano Rubén Marín. Cafiero, antes de hacer mutis por el foro, demostró que en realidad no estaba tan enojado: "Creo que todavía los tiempos son más de unidad que de confrontación", y que "no están agotadas las vías del consenso", dijo.

Los representantes de Santa Fe fueron menos comprensivos. Sucede que de un día para el otro pasaron de tener 116 a sólo 57 congresales reconocidos por la Justicia. Así, se quedaron afuera de la convocatoria el gobernador Jorge Obeid; el vicegobernador y titular del PJ de Santa Fe, Gualberto Venesia; el vicepresidente del Congreso Nacional Justicialista, Carlos Reutemann, y el presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de Diputados, Oscar Lamberto, entre otros. Decidieron que si no entraban todos, no lo haría ninguno. Como sólo les permitían el ingreso de los recientemente habilitados, los santafesinos que responden a Carlos Reutemann se volvieron en masa a su provincia, abandonando las instalaciones del centro deportivo que regentea el mercantil menemista Armando Cavalieri (ver página 6).

En el interior del gigantesco salón, el congreso comenzó a funcionar pasadas las tres y media de la tarde presidido por el gobernador santiagueño Carlos Juárez. Sobre un escenario con las fotos semiocultas de Juan Domingo Perón, Eva Perón y Carlos Menem, y sin los bombos del Tula a la vista, desfilaron los gobernadores peronistas que apoyan las pretensiones reeleccionistas de Menem, y algunos personajes partidarios que desde hacía tiempo no se mostraban en público, como Alicia Saadi, quien integró la comisión encargada de controlar la legitimidad del encuentro.

Mientras Eduardo Duhalde --que impugnó la legitimidad del congreso-- dialogaba con Página/12 en La Plata (ver páginas 2 y 3), Carlos Menem paseaba en bote por aguas correntinas, y cada tanto recibía las llamadas informativas de Carlos Corach, que le recomendó olvidar la idea original de un cierre a toda orquesta con el presidente del partido recibiendo de cuerpo presente la aclamación con que una parte del peronismo respaldó su re-reelección.

COMO NEGOCIARON LAS POSICIONES Y LOS DISCURSOS
Atado para evitar desbordes

El encolumnamiento detrás del pedido de re-reelección del presidente Carlos Menem, la ausencia de críticas ácidas al gobernador Eduardo Duhalde (exceptuando los cánticos de la barra) para evitar deteriorar aún más el delicado clima interno y una corta lista de oradores --escuetos y repetitivos--, fueron el resultado de una reunión que sostuvieron referentes del menemismo con gobernadores y dirigentes provinciales, minutos antes de que empezara el Congreso Nacional Extraordinario que el justicialismo celebró ayer en Parque Norte.

Eduardo Bauzá, Carlos Corach, el pampeano Rubén Marín, el entrerriano Jorge Busti, el santiagueño Carlos Juárez, el formoseño Gildo Insfrán, el diputado César Arias y Juan Carlos Mazzón, funcionario del Ministerio del Interior, se reunieron pasadas las 11 de la mañana de ayer en el Salón Rosa del segundo pabellón del centro de recreo mercantil para acordar que, dentro de la pobre concurrencia, el caos reinante en el lugar no complicara la aprobación del temario acordado de antemano y no profundizara la crisis con Duhalde.

Con escasos 415 congresales, las cosas se vieron facilitadas para los operadores del menemismo que vieron cómo se aprobaba la autorización para reglamentar el método de consulta popular vinculante, el inicio de una búsqueda de acuerdos legislativos y políticos para conseguir respaldo a un proyecto existente en ese sentido del senador riojano Jorge Yoma, y la autorización a los apoderados del partido para que peticionaran ante la Justicia la habilitación de Menem.

En esa reunión, cada dirigente manifestó su posición que luego mostró ante los congresales. Mientras Busti fue el encargado de clamar por la unidad partidaria y proponer las modificaciones a la Carta Orgánica, Juárez fue quien leyó el artículo referido a la ofensiva reeleccionista. Por su parte, el riojano Angel Maza fue quien le dio el color ultramenemista al encuentro y disparó alguna munición contra Duhalde al señalar que "no se puede construir un triunfo en 1999 atacando al gobierno nacional".

El clima sólo tuvo una alteración programada: el discurso de Antonio Cafiero, quien cuestionó la poda de congresales que se realizó a nivel nacional y que afectó seriamente a los bonaerenses y a los santafesinos, y quien luego se retiró por una puerta, aunque antes ponderó el trabajo que realizó la Comisión de Acción Política (CAP), que integra junto con Marín y Bauzá.

También estaba programada la respuesta de Arias, encargado de la poda de congresales, quien defendió su labor al afirmar que "se acabaron los privilegios de los distritos grandes" y consideró al Congreso como "el más limpio de la historia del justicialismo".

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