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DIEZ RAZONES PARA DISCUTIR LA CANDIDATURA DE BOCA
Ensayo de orquesta

Las caras bonitas ya cumplieron tres subidas a escena y quedó claro que este Boca de Bianchi no juega al pelotazo como el Vélez campeón, ni al contragolpe como el Boca de Veira, ni a la que te criaste como con Bilardo.

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Por Diego Bonadeo

1. ¿Cuál es el problema para que futbolísticamente Boca sea un cabaret? ¿O acaso no se trata de un lugar de diversión, que debe tener autorización municipal, se cobra entrada y hay controles en la puerta? Además, si el espectáculo es bueno, la gente aplaude y hasta chifla. Igual que en la cancha. Pasa que a Diego Latorre, ahora en Racing, no lo dejaron explayarse ni explicar. Si el cabaret tiene un propietario, un gerente, los maitres, la encargada del guardarropas, el portero y los mozos y a veces faltan las bailarinas, las coperas, los cómicos y los cantantes, el negocio no funciona. Y entonces los parroquianos se quedan en su casa o llevan a pasear a la patrona.

2. Para la temporada que empieza el 9 de agosto, los afiches de promoción del boliche anuncian, tentadoramente, espectáculos mejores que los anteriores. En los ensayos del receso, aunque sin demasiadas estridencias porque el grueso de la farándula deambulaba por Francia, no hubo demasiado de qué quejarse, especialmente porque no fue necesario ni renovar el vestuario de los artistas, ni contratar figuras más espectaculares que rendidoras, por valores que crearon no pocas dificultades a la tesorería.

3. Hasta aquí, la compañía pasó raudamente por Rosario y por Tucumán en la Argentina y, en el medio, hicieron un "bolito" en Perú. Con algunas caras nuevas --y por qué no, "bonitas"-- y varias figuras más consagradas, ahora tranquilizadas después del oxígeno del receso.

4. En Tucumán, compartiendo cartelera con Independiente, fue apareciendo la punta de lo que puede ser "Boca Juniors Apertura 1998/1999". Nada más que eso: la punta de lo que puede ser. El Mellizo Guillermo venía de una tarde de aquellas en Rosario y también Riquelme y Abbondancieri. Aunque fuese de pretemporada, en amistoso para la televisión y con la Copa del Mundo todavía indefinida.

5. Bermúdez y Serna son del elenco, quizá las menos colombianas de las figuras. Bermúdez, fuerte de arriba --un poco a la manera de la retaguardia paraguaya en Francia-- y Serna, siempre a la pesca, ganando intercepciones, pases fallidos y pelotas divididas, pero sin la precisión que le dio el resto del cuarteto: Cagna, Navas y Riquelme. Tanto que ya no parece extrañarse demasiado a Alfredo Berti, cuya ausencia, en su momento, provocó lamentos exagerados y hasta pánico defensivo entre los fundamentalistas de las precauciones.

6. Si los movimientos vienen rítmicos, acompasados y prolijos desde atrás --aunque Samuel y Arruabarrena anduvieron con el pie cambiado respecto de lo que pueden y saben, y Solano parece querer volver al que fue a su llegada a la Argentina-- ni los más que solventes Córdoba y Abbondancieri necesitarán del acicate de la ya casi históricamente no concretada contratación de Chilavert en el arco. Ni en el medio debería haber mayores inconvenientes con los que juegan, más los que quedan en el banco y el agregado del Pepe Basualdo, aparentemente de vuelta en Boca, ya sin la persecución detectivesca y extrafutbolística que debió soportar durante la paranoia bilardista.

7. Por allí uno no lo quiere a Palermo en la mesa de luz porque su fútbol no empalaga como el dulce de leche. Pero paradójicamente tampoco lo quiere en la mesa de luz del adversario. Es un poco lo del italiano Vieri, o lo que alguna vez fueron el alemán Gerd Müller o Luis Artime, el padre de Luifa. Tiene siempre los ojos abiertos y las neuronas despiertas. Con su tranco desmañado y largo, tanto molesta al echarse unos metros atrás para buscarse juego, como para pelear las que habitualmente no se pelean, como para llegar más arriba que la mayoría para cabecear o para olfatear en áreas grandes o chicas la posibilidad de meter su zurda --y a veces la de palo también-- para cambiar resultados.

8. Lo del Mellizo Guillermo tiene también que ver con la mesa de luz. Pero al revés de Palermo. Este empalaga, pero curiosamente se quiere más de él, aunque llegue el empacho. Es socio del ex Estudiantes en ojos y neuronas y así funcionaron prácticamente desde que los dos llegaron a Boca. Ciertas distracciones futbolísticas del Bambino Veira lo hicieron pasar demasiados minutos en el banco viendo cómo muchos de los que entendían mucho menos que él trataban de comprender, casi siempre sin conseguirlo. Es uno de los más maravillosamente atrevidos del fútbol argentino. Con y sin la pelota. Siempre debe estar en la mesa de luz de uno. Nunca en la de los demás.

9. Hasta aquí, y está claro, la incidencia del técnico es relativa, especialmente con un plantel armado, Bianchi parece adaptarse a los jugadores que tiene y no al revés. Boca no ha jugado al pelotazo como cuando Chilavert y Trotta eran los lanzadores en Vélez y el Pacha Cardozo un eficiente pero tímido enganche. Tampoco de contra como con Veira, ni "a la que te criaste" como con Bilardo. Y esto parece consecuencia directa de la iniciativa de los jugadores a favor de la permisividad del técnico.

10. Bienvenido entonces el cabaret si los parroquianos se divierten. Aunque hasta ahora sólo han sido ensayos y ni siquiera se llegó a la fecha del preestreno. El tiempo seguramente le dará la razón a Diego Latorre, ahora con Angel Cappa en Racing, para remedar las buenas épocas del Tenerife. A "Gambetita", seguramente no le preocupaba ser partícipe del vodevil, sino que los actores y los asistentes no la pasaran bien.

 


 

LE GANÓ 2-0 A INDEPENDIENTE CON DOS TANTOS DEL GOLEADOR
Boca vive en Palermo

Con su mayor movilidad, el delantero le solucionó la tarde al equipo, que jugó el mejor partido desde que lo dirige Bianchi.

Palermo se escapa hacia al arco dejando atrás a Milito.

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POR FACUNDO MARTINEZ, DESDE S. M. DE TUCUMAN

t.gif (862 bytes) Envuelto en un clima más que acogedor, un estadio repleto de hinchas tucumanos que no dejaron de gritar y de aplaudir cada jugada, el Boca de Carlos Bianchi derrotó 2-0 a Independiente en un partido que resultó un poco trabado y agresivo, durante el primer tiempo, pero que logró entusiasmar a los presentes durante todo el tiempo complementario con un ida y vuelta vertiginoso. Si bien el resultado sólo le sirvió a Boca, el partido dejó un saldo positivo para los dos equipos. Hubo buen fútbol, buen manejo de la pelota pero faltó precisión a la hora de definir.

Boca encontró la veta, en los pies del goleador Martín Palermo, quien además de marcar los tantos --a los 15 minutos, luego de una asistencia calimétrica de Riquelme, y a los 77, tras el clarísimo penal a Diego Cagna, que incrustó en el arco con un zurdazo cruzado y bajo-- tuvo mucha más movilidad que la que mostró durante todo el ciclo de Héctor Veira. Sí, no fue un farol amarillo en el área roja. Esta vez, corrió, marcó y quitó más de la cuenta, y trató de desmarcarse durante todo el partido para llegar solo al arco de Scoponi.

Boca jugó su mejor partido de la era Bianchi. Durante el primer tiempo, aunque Independiente había desplegado una marca bastante agresiva, aprovechó más las oportunidades y pese a lo trabado del encuentro no llegó a perder el control ni de pelota ni del partido. Quizá le faltó más comunicación a Riquelme con los delanteros, pero eso se solucionó en el segundo tiempo.

En el tiempo complementario a Boca le sobró iniciativa y protagonismo, dos verdades confesas de la identidad futbolística que pretende darle el nuevo técnico al equipo, y con eso le bastó para inclinar la cancha. Cagna y Riquelme buscaron los espacios, mientras el resto marcaban y presionaban arriba. En lo defensivo, casi no se cometieron errores y el arquero Oscar Córdoba contuvo con firmeza las contadas agresiones del rival.

En cuanto al conjunto que dirige César Luis Menotti, los defensores fueron los más flojos. Como estaba previsto jugaron al achique, pero esta vez lo hicieron bastante desincronizadamente, y de no ser por los errores del línea Raúl Rodríguez que sancionó tres posiciones adelantadas --una de Navas, una de Palermo y una de Guillermo Barros Schelotto-- en las que los delanteros de Boca estaban perfectamente habilitados, la historia y el resultado pudo haber sido más holgado.

Ofensivamente, Independiente no tuvo llegadas claras, pero no por no hacer jugar la pelota. Si bien el planteo de Menotti era controlar la pelota desde el inicio, a los volantes le faltó conexión con los delanteros. En el medio, se juntaban Hanuch, Víctor López y Gómez, y Calderón quedaba solo arriba, desconectado del ataque y bien marcado por la defensa xeneize, que no le dejaron tomar la pelota. Otros de los puntos flojos de Independiente fueron los cambios: no le aportaron mucho al equipo e influyeron en la desorganización táctica del equipo. A los 53 minutos entró Fernández por Toresani, y luego se tuvo que ir lesionado. A los 71 minutos salió López y entró Amaya, que con la intención de abrir la cancha no encontró su lugar y apenas tuvo presencia en dos o tres jugadas. Bianchi realizó su síntesis. Del primer partido, le gustó el primer tiempo; del segundo, el segundo; y de este tercero le gustó el equipo, la organización, y la fuerza de los 90 minutos. Los jugadores se fueron aplaudidos por cientos de hinchas que se mataban por tocarlos. Dejaron atrás la antipatía previa al partido. Se retiraron grandes, deseados, como semidioses, porque esta vez no defraudaron. Simplemente cumplieron.

 

Esa zamba tucumana

* Boca e Independiente se repartieron el manejo de la pelota. Pero los volantes del conjunto de Avellaneda no lograron comunicarse bien con los delanteros que quedaban siempre solos arriba, rigurosamente custodiados por Bermúdez y Arruabarruena.

* Boca sufrió el mismo mal que su rival durante el primer tiempo, pero después del descanso Riquelme logró conectarse mejor y hacer jugar más a sus compañeros. Eso repercutió en un cambio de actitud que fue decisivo para que Boca impusiera el ritmo del partido y le quitara el control de la pelota a Independiente.

* Los defensores rojos insistieron con el achique pero dependieron de la ceguera del línea Raúl Rodríguez que dio varias posiciones adelantadas de Barros Schelotto, Navas y de Palermo --perfectamente habilitados-- que pudieron haber terminado en gol.

 


 

Martín Palermo, el goleador
"Esto es sólo el comienzo"

POR F.M., DESDE S.M.DE TUCUMAN

t.gif (862 bytes) En los tres partidos que jugó a las órdenes de Bianchi la participación de Martín Palermo fue decisiva. Convirtió 2 goles contra Central, le dio seguridad al equipo sobre el final contra Universitario y fue el autor de los dos tantos ante Independiente. Su actuación motivó el planteo de si Boca era "Palermo-dependiente". Tanto el técnico como el jugador negaron esa relación. "Palermo recoge lo que hace el equipo. Yo creo que todo equipo necesita un jugador que represente el gol, sobre todo en los momentos en los hay que hacer la diferencia. Todo equipo tiene un jugador más propenso a hacer goles", justificó Bianchi. El jugador reforzó la misma hipótesis:

--¿Sin Palermo Boca no tiene gol? ¿No tiene alternativa?

--Esa es mi función y tengo que estar pendiente de eso. Pero lo que tenemos que pensar es en la estructura del equipo y en seguir trabajando para poder mantener el nivel de juego durante todo un partido.

--¿Este es el Boca que se va a ver en el campeonato?

--Este es el comienzo, recién jugamos tres partidos. Lo importante es que nuevamente estamos con ganas de salir a la cancha. Sabemos que hay que ganar los partidos y ser ordenados dentro de la cancha.

--¿Siente que se está convirtiendo en el nuevo ídolo de Boca?

--No, eso es más que nada por los goles. Los goles son lo más lindo que hay. La gente los disfruta y eso es beneficioso para todos. Pero los goles tienen que ver con el funcionamiento del equipo. Si no funciona el equipo para que yo llegue al gol pienso que no serviría de nada que yo esté adentro de la cancha.

 



CARLOS BIANCHI SUEÑA CON UN DELANTERO MAS
A la base le falta uno

Para ir por adentro, nadie mejor que Palermo. Tampoco ningún otro jugador en el plantel puede hacerlo y por eso el técnico espera contar con un refuerzo importante en ese sector.

Carlos Bianchi durante el partido de ayer.

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Por F. M.  desde S. M. de Tucumán

t.gif (862 bytes) Se acerca la Copa Mercosur y el torneo Apertura, y Boca todavía tiene que afianzar el equipo titular y pensar en los refuerzos. Al excelente trabajo de la pretemporada, que sirvió para que muchos jugadores se conocieran y para desarrollar los primeros esbozos del juego colectivo --uno de los principales objetivos de Carlos Bianchi desde que se hizo cargo del plantel-- todavía falta ajustarle algunos detalles, como saber cuáles son las alternativas del equipo con vistas a encarar los próximos dos torneos. Bianchi ya manifestó en varias oportunidades que Martín Palermo, "el optimista del gol" como él mismo lo definió, no tiene ningún sustituto en el actual plantel, y si bien no lo aclaró, cada vez que toca el tema parece hacer un llamado a los dirigentes para que presten atención a su petición. "Después de conocer al plantel, cuando llegue el momento de traer refuerzos lo haremos, siempre y cuando el club cuente con dinero", dijo el entrenador, dejando al descubierto una de las claves de este Boca.

"Creo que tenemos un plantel con jugadores de buen nivel. Si tengo que invertir, tiene que ser en algo mejor que lo que tengo. Para lo mismo no me sirve --comentó aquí en Tucumán el técnico--. Pero todavía tenemos tiempo, para la Mercosur nos quedan 10 días y después tenemos unos 15 días para el campeonato. De aquí en más, a medida que conozca más a los jugadores veré qué hace falta".

De la mitad de la cancha para arriba, Bianchi cuenta con César La Paglia, cuya habilidad representa una buena alternativa, sobre todo si ésta se suma a la excelente pegada y la visión panorámica de Juan Román Riquelme, quien tiene a favor todo el apoyo del técnico y, además, está atravesando nuevamente por un muy buen momento; y la sociedad de Guillermo Barros Schelotto y Martín Palermo, una dupla ofensiva que ya demostró que puede dar buenos resultados. Del medio para abajo, cuenta con la consolidación de Ariel Rosada y Fernando Navas, más lo que pueda aportar José Horacio Basualdo cuando esté a punto; el buen nivel y la constancia de Diego Cagna; la adaptación de Walter Samuel, en lugar de Néstor Fabbri; y la vuelta de Solano, como lateral, un puesto en el que siempre anunció sentirse más cómodo, además de Bermúdez y Rodolfo Arruabarruena.

En el cambio de figuritas, al término de Clausura, Boca se quedó prácticamente sin delanteros. Se fueron dos de sus figuras, Diego Latorre y Claudio Caniggia, y para colmo entregó a Ruiz y Calvo a préstamo a Central. Es decir, de la superabundancia de atacantes ahora sufre la escasez. Pese a todas las intenciones de Bianchi de hacer jugar al juvenil Cristian Giménez, cuyas características no son las de un jugador de área como Palermo --más bien podría jugar en lugar del Mellizo Guillermo--, el plantel necesita la incorporación de un delantero, un nueve clásico, ya que en ese puesto no hay ningún relevo en caso de que Palermo sea suspendido o sufra alguna controversia.

En el mismo aprieto pero un poco más distendido está el puesto de lateral. Si bien el juvenil Fernando Ortiz --jugó de 4 ante Central-- puede cumplir esa función, es el candidato natural a ocupar el lugar de Samuel, y tener sólo esa alternativa sería como tratar de taparse con la manta corta. De todas formas, como lateral podría jugar el paraguayo Villalba, quien todavía no ha tenido su prueba de fuego en Boca. En cuanto a los arqueros, el entrenador va a evaluar a Oscar Córdoba y a Roberto Abbondacieri y entre ellos dos va estar el titular del equipo; la llegada de José Luis Chilavert ya no está en los planes del club. Bianchi dejó entrever también que uno de los dos podría jugar la Copa Mercosur y el otro, el campeonato.

El principal obstáculo para la incorporación de refuerzos es el dinero. En este momento, Boca no puede desembolsar grandes sumas o está jugando a alguna operación de mercado. Pero mientras Bianchi hace un pedido recatado y reservado, y manifiesta públicamente que los dirigentes le dijeron que no hay plata, la necesidad de un delantero sigue siendo el principal objetivo. En tal sentido, los dirigentes no han dado ninguna señal y mucho menos un nombre. "No tenemos un jugador como Palermo. Giménez y Barros Schelotto son jugadores cuyas características es ir más por afuera. Por eso yo tengo la necesidad de ir viendo jugadores, primero en las inferiores. Pero hay que tener en cuenta que Boca está un poquito bloqueado con los jugadores extranjeros y, si tenemos que salir a buscar en el mercado local, pienso que los dirigentes locales prefieren más vender afuera porque las divisas son más importantes. Entonces, Boca se tiene que poner en un nivel de compra que en estos momentos no está preparado", explicó Bianchi a Líbero.

A falta de alternativas, el técnico apuesta a que Boca gane en protagonismo, "que siempre sea local"; para eso, primero tiene que seguir dándoles confianza a sus jugadores, hacerlos trabajar duro como lo viene haciendo desde la pretemporada. Y por las dudas dice: "Yo creo que para todos los que no salieron campeones, este año es una necesidad ganar el título. Pero, para Boca, que sea una necesidad no significa que sea una obsesión. Cuando yo llegué a Vélez, hacía 25 años que no salía campeón".

"Este es el juego que yo pretendo de Boca"

"Boca manejó la pelota cuando tenía que manejarla mucho mejor que los partidos anteriores y presionó mucho más", fueron las primeras palabras de Carlos Bianchi para resumir el balance de este triunfo ante los de Avellaneda. Una de los pilares del triunfo fue el buen estado físico de los jugadores. "Yo vi al equipo bien físicamente, y eso es lo que yo quiero y es el juego que pretendo. Porque quiero que Boca sea protagonista, no que espere el partido", comentó el ex técnico de Vélez. En cuanto a las individualidades del equipo, el entrenador manifestó que "los jugadores me gustaron todos. Me gustó el ensamble. Se jugó con mucho más ritmo, más pleno, con mucho más fútbol. Creo que el equipo mejoró bastante. Pero hay que seguir trabajando en todas las líneas". A propósito del rival, Bianchi sostuvo que "ganar un partido contra Independiente es una cosa interesante porque es uno de los aspirantes al campeonato".

 


 

Todo el poder a los pibes

Por F.M., desde S.M.de Tucumán

t.gif (862 bytes) Por todos los movimientos que se vienen dando desde que Bianchi está a cargo del plantel, no caben dudas de que Boca pone todas las fichas en los juveniles. Y si bien ese proyecto podrá dar sus frutos a largo plazo, Bianchi es consciente que "a largo plazo, Boca está supeditado a los resultados". Por eso en sus planteos es medido y también es medida la incorporación gradual de los más jóvenes.

Mientras a todos los seduce la idea de ver a Riquelme y La Paglia jugando juntos --se conocen de memoria porque ya jugaron así en Argentinos-- Bianchi sólo piensa en una alternativa más. "Es una posibilidad interesante. La Paglia tiene mucha movilidad, buena salida, juega preciso. Tener dos salidas al mismo tiempo es bastante positivo", dice, porque sería inevitable no decirlo, pero al mismo tiempo cree que los juveniles tienen que ir encontrando su lugar en primera lentamente. "Creo que es una cosa natural: que si hay chicos que son interesantes, hay que darles confianza pero no esperar que ellos sean los que tengan que hacer todo. A los chicos hay que incorporarlos de a poco, darles la confianza lógica, pero los que tienen más experiencia tienen que llevarlos de la mano".

Por ahora, Riquelme lleva las de ganar. Su experiencia en la selección de Pekerman le ha permitido mostrar cuánto es capaz de hacer con la pelota. Según el propio entrenador, el 10 tiene una buena pegada, una buena visión de juego, pero le falta consolidar algunos puntos, en los que Bianchi se ha puesto a trabajar. "Es un jugador que se tiene que asentar en el equipo, se tiene que ganar el respeto futbolístico, el peso de su presencia. Es un jugador muy callado, pero merece que el técnico le de toda la confianza."

 

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