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Por Daniel Guiñazú La Comisión Atlética del Estado de Nevada se quedó con las manos vacías. Esperaba que un día de éstos, Mike Tyson en persona le golpeara la puerta y le pidiera la rehabilitación de su licencia de boxeador, suspendida luego del mordiscón a la oreja derecha de Evander Holyfield, en la fatídica noche del sábado 28 de junio del año pasado. Sin embargo, ¡oh, sorpresa!, el Hombre de Acero apareció por el lado menos pensado. Y el viernes, decidió solicitarle la reválida a la Comisión Atlética del Estado de Nueva Jersey, desatando una situación de conflicto entre dos estados de los EE.UU. "Queríamos escucharlo personalmente, necesitábamos hablar con él antes de hacer algo" dijo Marc Ratner, el director ejecutivo del organismo que supervisa el boxeo en Las Vegas, cuando se enteró de la movida impensada de Tyson. Y agregó transparentando su molestia por haber sido puenteado: "Espero que los otros estados respeten nuestra revocación. Hasta que no se presente en Nevada, seguiremos considerándolo prohibido a Tyson". Nadie sabe por qué Tyson y sus apoderados decidieron dar este paso sorprendente. En el ambiente, era un secreto a voces que la Comisión de Nevada iba a concederle la licencia y que la única condición que había puesto era que el propio Tyson y no alguno de sus representantes fuera quien oficializara el pedido. Sin embargo, no es casual que el pedido haya recaído en Nueva Jersey. En su jurisdicción se encuentra Atlantic City, la ciudad del juego y los millones de la costa Este de los EE.UU. Si, como se descuenta, la Comisión de ese estado le dice que sí a la solicitud de Tyson (la audiencia está prevista para el miércoles 29 de julio en el Complejo de Justicia Hughes de Trenton y la decisión, se estima que saldrá 45 días más tarde), los grandes negocios que origine el segundo regreso de Iron Mike, tendrán su base en la ciudad donde se hizo famoso Donald Trump. Y Las Vegas habrá perdido una batalla decisiva. Anthony Fusco, uno de los tantos apoderados que ha representado a Tyson en este último año, reivindicó el derecho del boxeador a elegir dónde pelear y de Nueva Jersey a acatar o no la resolución originada en Las Vegas. Las autoridades de la Comisión, por su parte, avalaron lo actuado pero puntualizaron que su estado nunca revocó la licencia de Tyson y que, como ha transcurrido más de un año de la suspensión, ellos seguirán adelante y considerarán la petición de Tyson, aunque sin descartar que haya una presentación similar ante las autoridades de Nevada. ¿Y después de este forcejeo legal, económico y deportivo, qué? Todo parece indicar que Tyson hará una pelea preparatoria entre octubre y noviembre y luego, apuntará directamente a la tercera versión del pleito con Holyfield, en principio para el primer semestre de 1999. Dijo a Líbero desde México Eduardo Oreste Lamazón, el argentino que se desempeña como secretario ejecutivo del Consejo Mundial de Boxeo: "No bien tengamos conocimiento oficial de que Tyson ha sido rehabilitado, el CMB va a ranquearlo entre los cinco primeros de la categoría. Nos gustaría --prosiguió-- que eligiera el título de nuestra entidad y que desafiara a nuestro campeón, el británico Lennox Lewis, pero es obvio y hasta lógico que prefiera a Holyfield (el campeón de la AMB y la FIB) porque es la pelea que todo el mundo quiere ver y la que más dinero puede recaudar en este momento. Habría que pensar en 50 millones de bolsa para cada uno" arriesgó el santafesino. ¿Puede Don King oponerle algún obstáculo legal al operativo retorno de Tyson, ahora que no tiene nada más que ver con él? "De ninguna manera --enfatiza Lamazón--, ni Don King, ni sus ex comanagers (Rory Holloway y John Horne) tienen forma de entorpecerlo. Esa relación se ha agotado y Tyson es libre de volver con quien le plazca. Es la última oportunidad que le da el boxeo y él la va a aprovechar, porque a los 32 años, Tyson necesita el boxeo más de lo que el boxeo lo necesita a él". Algo lógico si se tienen en cuenta las huellas financieras que ha dejado su vínculo de una década con el promotor de los pelos parados. Según fuentes bien informadas del boxeo de los EE.UU., a Tyson le quedan sólo 7 millones de dólares en sus cuentas bancarias, algunos autos lujosos y unas pocas propiedades bien cotizadas. Una miseria para quien firmó con el MGM Hotel de Las Vegas, en 1995, cuando ensayó su primer retorno a la actividad, el contrato mas extraordinario de la historia del deporte: 1500 millones de dólares por seis peleas, que nadie sabe adónde fueron a parar. O sí, pero no se atreven a decirlo.
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