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![]() El informe, titulado Violence at Work, se basa en la International Crime (Victim) Survey --Encuesta Internacional del Crimen-Víctimas--, una gran encuesta realizada en 1996 entre trabajadores de 32 países, en la que se apuntaron los testimonios de cientos de miles de trabajadores que habían resultado víctimas de algún tipo de violencia. Según los datos obtenidos, Francia resulta un país altamente riesgoso para trabajar: el 11,2 por ciento de los hombres y el 8,9 por ciento de las mujeres denunciaron haber soportado agresiones, mientras que el 19,8 por ciento de las mujeres aseguró haber pasado por "incidentes de carácter sexual". En el informe, Argentina también ocupa un lugar privilegiado: es el segundo país con mayor cantidad de casos denunciados. El 6 por ciento de los varones y el 12 por ciento de las mujeres fueron amenazadas, golpeadas o sufrieron presiones psicológicas, mientras que el 16,6 por ciento de las argentinas afirmó que recibió insinuaciones u otro tipo de violencia de tono sexual directamente relacionadas con su estabilidad laboral. La siguen Rumania, con el 8,7, 4,1 y 10,8 por ciento respectivamente; Canadá, con 3,9, 5,0 y 9,7; e Inglaterra con 3,2, 6,3 y 8,6. En el capítulo destinado a "trabajo solitario", el informe señala el progresivo crecimiento del número de personas que desarrollan tareas en forma individual e independiente, una de cuyas características es la mayor vulnerabilidad a agresiones externas porque "son considerados como blancos fáciles por los delincuentes". Los taxistas conforman la categoría más expuesta, especialmente si trabajan en horarios nocturnos. Para citar un ejemplo, en Australia estaban 28 veces más expuestos a agresiones y 67 a robos con violencia que en cualquier otro tipo de actividad laboral. También los empleados de estaciones de servicio y de quioscos que trabajan en horario nocturno sufren robos con violencia en forma muy frecuente. En Estados Unidos, proyectando una encuesta entre más de 100 mil personas surge que casi un millón es agredida cada año en su trabajo y que esa cantidad representa el 15 por ciento de los casos de violencia denunciados. Entre los taxistas norteamericanos se registra la tasa más alta de fallecimientos por homicidio, en relación con otros trabajos. En ese país, un promedio de 20 trabajadores por semana son asesinados. Respecto al empleo doméstico, el informe cita el caso de Filipinas, donde las trabajadoras "se quejan de maltrato, término genérico que engloba comportamientos como tirar del cabello, propinar golpizas, golpearle las manos con un objeto, quemar su piel, golpearle la cabeza contra un muro o arrojarle líquidos tóxicos." El estudio destaca que sólo en Estados Unidos alrededor de 1.000 personas por año son asesinadas en entornos laborales. En ese país, el homicidio se transformó en la principal causa de muerte en el lugar de trabajo entre las mujeres y en la segunda entre los hombres. La proyección de las 15.800 entrevistas realizadas a trabajadores de la Unión Europea señala que seis millones de personas fueron objeto de violencia física, tres millones de mujeres sufrieron agresiones sexuales, y doce millones de hombres y mujeres soportaron actos de intimidación y amedrentamiento, como formas de violencia psicológica. En Gran Bretaña, más de la mitad de los trabajadores fueron víctimas de persecución con consecuencias psíquicas, y el 78 por ciento fue testigo de al menos un caso de amedrentamiento a algún compañero. El informe destaca finalmente el costo que la violencia provoca por menor eficiencia y productividad, reducción de calidad en los productos, pérdida de prestigio de la empresa y de clientes. En 1992, Estados Unidos perdió 4 mil millones de dólares por costos directos o indirectos. En Canadá, las solicitudes de indemnización por pérdida de salario presentadas por personal hospitalario por casos de violencia se incrementaron en un 88 por ciento desde 1985. Argentina, en cambio, busca otra solución al problema: eliminar las indemnizaciones.
CORACH PROMETE MEJOR ARMAMENTO
El cuerpo del agente Rubén Juárez, asesinado en Palermo, fue sepultado ayer en la Chacarita, luego de haber sido baleado mientras custodiaba al restaurante Dolli, de Figueroa Alcorta y Tagle, el sábado a la 0.30. Dos delincuentes que bajaban de un Clio habrían disparado con pistolas 9 milímetros sobre Juárez, cuando éste se acercaba al auto para identificar a sus ocupantes. Los delincuentes huyeron inmediatamente por Figueroa Alcorta hacia la zona norte, perseguidos por un motociclista de la seccional 51 que tuvo que abandonar la carrera cuando comenzaron a abrir fuego contra él. El segundo caso, más confuso, tuvo lugar en Ituzaingó a las 19.40, cuando Raúl Gómez, cabo primero de la Superintendencia de Bomberos de la Policía Federal, antes de entrar en su casa observó cómo desde un Duna rojo intentaban asaltar a una pareja de vecinos. Cuando los delincuentes descubrieron a Gómez dispararon contra él con fusiles FAL, impactando en su cabeza. Los asaltantes --se presume que al menos eran tres-- huyeron de inmediato. El Duna fue descubierto ayer en el partido de Merlo, completamente carbonizado. En ambos casos, llamó la atención de los investigadores el alto poder de fuego con que operaron los dos grupos. Corach no dejó pasar la oportunidad para bajar el mensaje: hay que aumentar el poder de fuego de la policía. |