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Sólo en Buenos Aires, se realizan al menos un centenar de análisis de filiación por ADN, solicitados por padres que quieren saber si los niños que crían son sus verdaderos hijos. De acuerdo con un relevamiento realizado por Página/12, la demanda de este tipo de estudios creció en los últimos años, al ritmo de la difusión de esa técnica: hombres que quieren reconocer a sus hijos, nacidos de una relación informal, pero que quieren asegurarse de que el niño sea realmente suyo; maridos que sospechan que alguno de sus chicos es fruto de una relación extramatrimonial; parejas desesperadas que intuyen que en la nursery les han cambiado el bebé recién nacido, son los clientes más habituales de este servicio, cuyo costo oscila los 1.100 pesos. "En los últimos tres años registramos nueve casos de bebés cambiados por un error en la nursery, en hospitales públicos o clínicas privadas, que fueron resueltos en cuestión de minutos en el servicio", dijo a Página/12 Ana María Di Lonardo, jefa del Banco Nacional de Datos Genéticos que funciona en el Hospital Durand. En todo el país no existen más de una docena de centros que se dedican a hacer análisis de filiación, entre estatales y privados. Los más prestigiosos --y que concentran mayor cantidad de casos-- son el Banco Nacional de Datos Genéticos, el Servicio de Huellas Genéticas de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA --ambos dependientes del Estado-- y el Primer Centro Argentino de Inmunogenética (PRICAI), un organismo privado asociado con la Fundación Favaloro. En una proporción cercana al 50 por ciento, las consultas consisten en derivaciones de la Justicia. El resto, coincidieron los especialistas consultados por este diario, son casos de parejas o padres que, por propia iniciativa, concurren a hacer los estudios para sacarse las dudas. "En muchos casos los análisis se hacen con el consentimiento de la pareja. El presunto padre quiere estar seguro de que el hijo es suyo, porque está dispuesto a reconocerlo. Son casos que ni siquiera llegan a la Justicia", dice el médico Daniel Corach, jefe del Servicio de Huellas Genéticas. Según el especialista, se trata de parejas inestables, que se han separado y luego vuelto a unir, y aparece un embarazo. "El hombre, en esos casos, quiere saber si el niño no es producto de otra relación", explicó Corach. "El aumento en la cantidad de casos tiene relación con la forma de vida actual: una mujer que tiene relaciones sexuales con más de una persona y queda embarazada, puede tener dudas de quién es el padre", afirmó Di Lonardo. "Hay muchos casos en que el hombre quiere hacerse cargo del chico aunque no le interesa formalizar la relación de pareja", agregó. Otro caso típico de análisis de filiación es el que se hace cuando aparecen dudas de una posible sustitución --voluntaria o no-- de un recién nacido. Aunque son menores en cantidad, también están los padres que llegan por su cuenta, atormentados porque el hijo no se les parece en nada y sospechan que es fruto de una relación extramatrimonial. "Si el resultado indica que el chico no es hijo de su padre, el análisis puede ser prueba en un juicio de divorcio", dijo Di Lonardo. En el Servicio de Huellas Genéticas se realizan de 20 a 30 análisis de filiación por mes. Allí se analizaron por ADN los restos del soldado Omar Carrasco y el empresario Alfredo Yabrán. En el Banco de Datos Genéticos se hacen 40 estudios mensuales. Desde 1984, se hicieron allí los análisis para conocer el parentesco de hijos de desaparecidos con sus tíos o abuelos. En el PRICAI, donde se realizan unos 20 estudios por mes, se hicieron, entre otros, los análisis en el caso María Soledad Morales. "Los estudios de paternidad también se realizan a personas fallecidas, en el caso de hijos no reconocidos que reclaman una herencia. Se reconstruye el patrón genético del muerto y se compara el parentesco con el reclamante", explicó el médico Eduardo Raimondi, del PRICAI. En estos casos, es necesaria una autorización judicial para la exhumación del cadáver. Los estudios de ADN comenzaron a realizarse en el país en 1991. Sus resultados suelen ser inapelables: tienen un grado de certeza del 99,99 por ciento. Se hacen a partir de la extracción de sangre a los dos padres y al niño. También se pueden obtener muestras a través de un hisopado bucal, aunque la cantidad de material es más pobre y el resultado puede arrojar dudas. Para conocer el resultado hay que esperar entre 30 y 45 días. "Pero en el caso de posibles cambios de bebés, el estudio se hace en cuestión de horas, por otros tipo de marcadores, porque la madre no puede esperar un mes para amamantar a su bebé", aclaró Di Lonardo.
TRAGICO MAREMOTO EN PAPUA-NUEVA GUINEA Más de 700 muertos y mil desaparecidos es el balance oficial provocado por tres olas gigantes, una de ellas de más de 10 metros de altura, que arrasaron siete aldeas en el noreste de Papúa-Nueva Guinea, el viernes pasado. El saldo es provisorio ya que las autoridades evalúan que la cifra podría superar las dos mil muertes. Las olas fueron provocadas por un movimiento sísmico, 30 kilómetros al norte de la costa, en las profundidades del Pacífico. El movimiento, de 7 grados en la escala Richter, provocó olas que avanzaron a más de 900 kilómetros por hora y descargaron su volumen en una extensión de más de 90 kilómetros, sobre los poblados de Arop, Sissano y Warapu, de entre dos mil y tres mil habitantes cada uno. Las tres aldeas fueron borradas del mapa. Otras cuatro poblaciones costeras de cinco mil personas fueron seriamente afectadas. Los testimonios de los sobrevivientes hablan de una situación desoladora, infinidad de cadáveres flotando, personas enterradas en la arena o entre los escombros de lo que eran viviendas, algunos perros comiéndose los restos. En los primeros rescates intervinieron aviones y médicos de Australia. Los sobrevivientes son trasladados a otras localidades porque en la zona no quedó nada.
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