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Por Fernando D'Addario ![]() El Diario del Regreso está dividido básicamente en cuatro partes. El Che en Bolivia, en vuelo (un hipotético vuelo hacia su tierra adoptiva), en La Habana y en Santa Clara. Son en total 15 canciones, que desde el punto de vista formal, asumen algo así como un mapa musical latinoamericano que en la mayoría de los casos, se condice con el trayecto ilusorio del guerrillero muerto. "Hay, entonces, desde colores pentatónicos hasta sabores tropicales, trompetas, sikus, pianos, cajones peruanos y charangos. Y la voz privilegiada de Jairo, que se metió en esto con un sentimiento conmovedor", según adelanta Cardozo Ocampo. La aparente "coherencia" entre los distintos ritmos folklóricos y las zonas geográficas recorridas hipotéticamente por el Che, se quiebra cuando, por razones arbitrarias o no tanto, al cruzar del océano Pacífico al Caribe, aparece un tango, "Ay, corazón no te desboques", donde el héroe, en la voz de Jairo, dice "Ay, corazón, no te desboques tanto/ vas a cruzar del Pacífico al Caribe/ Confiesa que al llegar llevas un tango/ y un aire tropical que te revive". Y también se interpone un candombe, "A modo de paloma", que imagina el sentimiento del Che cuando iban a depositar sus restos en la urna: "Pongan mis huesos en una barca/ la proa al viento de la victoria/ Sol en la cara como he vivido/ la cara al frente como he luchado". En el transcurso de la obra, se refiere un hecho histórico, ocurrido durante la conquista española. Hamlet lo explica de esta manera: "los invasores matan al cacique de una tribu. De inmediato, los aborígenes niegan su muerte y transforman el hecho en leyenda, afirmando que el cacique no ha muerto, sino que se transformó en piedra para volver y liberar a su pueblo. Cuando llega a Cuba la noticia de la muerte de Ernesto Guevara, el campesinado cubano aplica la leyenda y dice que el Che no ha muerto, se ha transformado en piedra para, a su regreso, sumarse a la lucha". El disco no es el capricho de dos hombres que se han tomado el asunto con ligereza. Cada uno a su manera, tanto Hamlet como Cardozo Ocampo han tenido militancia política. Y sufrido por ello. En el caso del escritor, ambas situaciones (militancia y sufrimiento posterior) se verificaron de modo más explícito: "Fui y sigo siendo afiliado al PC. Esto me ha costado marginaciones de todo tipo, amenazas de muerte, inclusive tuve que irme un tiempo a España. Armando (por Tejada Gómez) había enviado el mensaje: 'a Hamlet hay que mandarle el pasaje ya o es boleta'. En 24 horas arreglé todo como pude y me fui. Al tiempo volví, pero no pude actuar hasta 1982". Cardozo Ocampo era, en los '70, gremialista, y llegó a ser dirigente del sindicato de músicos. Recuerda situaciones impensables en el mundo artístico actual: "hicimos huelgas de músicos. Y las productoras, o los sellos contrataban a músicos carneros. Me acuerdo de la grabación de un disco de María Marta Serra Lima. Cuando estalló la huelga faltaban grabarse las cuerdas. Entonces llamaron a un músico que hizo un arreglo con teclados, a las apuradas. Se hizo inmediatamente una asamblea, y esa actitud le costó la expulsión del sindicato. Por esta actividad sindical estuve muchos años sin poder grabar, salvo por encargos privados". Eran otros tiempos, claro. --¿Existe una unidad en "El diario del regreso"? C.O.: --Sí, claro. La unidad es Latinoamérica. --Aunque el pensamiento de ustedes está plasmado en la obra, ¿qué significa en sus vidas el Che Guevara hoy? L.Q.: --El Che es quien recuperó para todos nosotros lo que se ha perdido en este continente: la ética y la dignidad. C.O.: --Reivindicar al Che hoy es marcar una presencia necesaria, porque representa la esperanza en la capacidad del ser humano de superarse, y también de resistir. Tan compenetrados están con el aspecto artístico del asunto que ni siquiera se han puesto a pensar en el necesario proceso de edición y comercialización. "Todavía no sabemos ni cuándo ni por dónde saldrá este disco. Sólo sabemos por qué..." concuerdan, manteniendo el tono de epopeya que recorre todo el trabajo. De todos modos, la idea es terminar de grabar de aquí a tres meses, para que antes de fin de año el disco esté en la calle. "Este es el diario que el Che no pudo escribir", vuelven a coincidir, y queda claro que la alusión, aunque fundada en una fantasía onírica plasmada en poesía y música, se materializa a cada instante. Sólo basta un recuerdo, una remera, o una canción.
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