"Denuncio al presidente Menem"
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Por Mónica Flores Correa Desde Nueva York "Denuncio al gobierno argentino por absolverse de responsabilidad y por no investigar en su seno a todos aquellos que están involucrados en este crimen. Denuncio al presidente de la Argentina, el señor Menem, que continúa con la larga tradición de enterrar la historia. Hay documentos y citas que indican que él está tratando de enterrar los hechos de terror de la dictadura militar entre 1976 y 1983, y continúa haciendo lo mismo con este acto terrorista de la AMIA", acusó así ayer el rabino Rolando Matalon al gobierno justicialista, en el acto recordatorio de las víctimas del ataque a la AMIA, que las organizaciones judías norteamericanas organizaron frente al consulado argentino en Nueva York. El rabino, un hombre joven de penetrante mirada celeste que lidera una de las sinagogas más concurridas en el área metropolitana, fustigó al gobierno por dejar a "toda la sociedad argentina vulnerable ante el miedo, el terror y la violencia". "Hay muchas acusaciones que circulan por el mundo, de que el gobierno argentino es corrupto, de que hay falta de confianza, de que hay falta de voluntad y coraje para llevar a cabo esta investigación y no hay nada que el gobierno esté haciendo para disipar estas acusaciones", dijo el rabino en una de las alocuciones más vibrantes e incriminatorias del acto, que contó con la presencia de canales de televisión estadounidense y de medios internacionales. Previamente, Matalon había leído el salmo 120 del Antiguo Testamento. "Sálvame, Adonai, de labios mentirosos, de lengua traicionera (...) Ay de mí, que resido entre la barbarie, que vivo entre los que no respetan la ley", leyó en clara alusión a la peculiar situación argentina, ante un centenar de personas que siguieron en conmovido silencio el servicio recordatorio, enarbolando pequeños carteles con las fotografías de algunas de las 86 víctimas fatales del atentado terrorista. No hubo ningún representante del gobierno argentino, ni siquiera el embajador Diego Guelar. Intensificando la distancia que los separa del gobierno argentino como producto de cuatro años de frustración, los 60 organismos nucleados en la Jewish Community Relations Council no entregaron en el consulado ninguna carta ni mensaje para la administración Menem. Bajo un cielo benignamente nublado que hacía menos sofocante el calor del mediodía neoyorquino, los asistentes a la ceremonia que se realizó por segundo año consecutivo ante la sede diplomática argentina participaron esta vez de un acto en el que los organizadores acentuaron el carácter político del reclamo y la denuncia. Fue así que estuvo presente el demócrata Sheldon Silver, 'speaker' de la Legislatura de Nueva York, quien después de leer la resolución de ese organismo en referencia a los dos atentados en la Argentina, en la que se convoca a realizar "una vigorosa campana" para hacer justicia, le dio una copia a Adriana Reisfeld, miembro de Memoria Activa, cuya hermana Noemí murió en el atentado de 1994. Y hubo varias cartas de personalidades de la política norteamericana, entre ellas la del vicepresidente Al Gore (anticipada por Página/12) quien envió su "saludo personal a cada uno de los asistentes al cuarto servicio recordatorio en honor de las víctimas del ataque terrorista que destruyó la AMIA". "Intentamos con toda esta actividad mantener la atención pública en estos crímenes que se llevaron a cabo contra el centro judío y contra la embajada de Israel. Queremos que el mundo sepa que ninguno de los perpetradores ha sido capturado", dijo en un aparte Silver a Página/12. "Creo que la obligación de Estados Unidos es hacer que estas tragedias no se olviden y que los reclamos no se pierdan", sostuvo. Desde el estrado, donde unos diez líderes de la comunidad judía y de las iglesias Católica y Protestante se reunieron con un cartel como telón de fondo, que enumeraba a las víctimas de los dos ataques, se reiteró el compromiso con la comunidad judía argentina y con la sociedad argentina para lograr esclarecimiento y justicia. "Seguiremos reuniéndonos aquí todos los años hasta que haya una resolución justa", prometió Gedale Horowitz, presidente del JCRC. Interrogada acerca de si, en esta oportunidad, la JCRC enviaría una nueva carta al gobierno de Carlos Menem --como hizo el año pasado Harriet Mandel, otra dirigente de la organización--, dijo que no. "No habrá carta --dijo secamente--. Hace unos días hablamos con el cónsul (Guillermo Mc Gough). Este fue el único contacto". Dos miembros de Memoria Activa, Adriana Reisfeld y Sergio Widder, hablaron en el servicio como representantes de los familiares de las víctimas y de la comunidad judía argentina. Adriana contó quién era su hermana Noemí, una asistente social, y cómo había muerto en el atentado. Widder dijo a la audiencia: "Bill Clinton, su presidente, tuvo una hora y media de tiempo para reunirse con Memoria Activa, cuando visitó la Argentina. En cambio, Carlos Menem se ha negado a darnos una entrevista en estos cuatro años". El dirigente argentino pidió que la comunidad judía norteamericana y Estados Unidos continúen con su apoyo para que los familiares y los sobrevivientes obtengan justicia. Leído por el sacerdote James Loughran, el cardenal John O'Connor, de la diócesis católica de Nueva York, hizo llegar un mensaje en el que manifestó su "sincera preocupación por estos y otros actos de violencia contra los judíos en la Argentina". En el comunicado, dijo también que pedía a Dios que bendijese el trabajo de los organismos "para que haya una resolución justa de estos crímenes en la Argentina y para que se acabe con el antisemitismo en todas partes". El reverendo Calvin Butts, presidente del Consejo de Iglesias y una de las figuras prestigiosas del cristianismo neoyorquino, también convocó a "los hombres y mujeres de buena voluntad para que se haga justicia" en estos dos casos de terrorismo. "El gobierno argentino parece no tener la voluntad de que se obtenga justicia", dijo. El cantor Joseph Malovany, de la sinagoga de la Quinta Avenida, entonó la oración religiosa recordatoria, y Mike Burstyn cantó una canción en hebreo, en memoria de su prima Rita Worona, una mujer de 37 años que murió en el atentado.
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