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Por Mónica Flores Correa desde Nueva York ![]() La nueva ley zonal aprobada por Giuliani establece que no puede haber "establecimientos adultos", definidos como "aquellos que dedican una porción sustancial de su negocio al sexo", en áreas que estén a menos de 150 metros de colegios, iglesias y guarderías. Funcionarios de la alcaldía estiman que 146 de los 164 negocios "adultos" de la ciudad violan esta ley. Respecto de Time Square, los locales "carnales" han disminuido notablemente en las últimas décadas. Con la nueva regulación, podrían casi desaparecer. Christine Krische, vicepresidenta de la comisión para el mejoramiento del distrito, profetizó: "Este barrio no será considerado ya más el distrito rojo de Estados Unidos". En cambio, el dueño de un pornoshop opinó que "la ciudad va a perder muchos turistas" y agregó que "quizás están tratando de cerrarnos para beneficiar al negocio inmobiliario". Lo del negocio inmobiliario podría no ser una mera especulación. La administración Giuliani ha puesto gran esfuerzo en "regenerar" Time Square y volverla aceptable para las familias. Parte de este proyecto implicó la apertura de cafés, negocios de ropa e inmensos locales de empresas como Warner Brothers y Disney. También se busca hacer la zona más "residencial" y la cercanía de los locales porno disminuyen el precio de las propiedades. Vestir a las bailarinas con bikinis no alcanzará para evitar inspecciones, advirtió el infatigable republicano en la persecución de la moralidad y las buenas costumbres. Joseph Lhota, el vicealcalde, se sintió compelido a dar precisiones. Dijo que para estar dentro de la legalidad las bikinis deben ser "de naturaleza sustancial tal que cubran todas las partes pertinentes". Mucho menos inclinada a los eufemismos, Marie, una morocha de 31 años que trabaja en Billy's Topless, local en la 6ª Avenida, comentó con furia inocultable: "Mi culo es mi fábrica de hacer plata y estoy orgullosa de él. En un buen día, mostrándolo hago trescientos dólares; ahora que tengo que taparlo, gracias que me voy a mi casa con sesenta mangos (bucks)". Una moza de 21 años, Selena Delvalle, dijo que las propinas diarias de 150 dólares, útiles para amortizar el préstamo que pidió para pagar la universidad, se han reducido a apenas dos dólares desde que la obligan a taparse la pechera. En este cataclismo de emociones desatadas, hay quien lo toma con más frialdad y disposición para adaptarse a las nuevas circunstancias. "Nosotros vamos a cumplir. Vamos a `giulianizar' el negocio", anunció Richard Kunis, dueño de Manhattan Videos, especializado en videos porno, mientras acomodaba en los estantes una nueva selección de películas aptas para todo público como La laguna dorada y Pocahontas, canturreando "giulianizar, giulianizar".
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