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Por Diego Schurman Carlos Menem desempolvó ayer la palabra "traición" de los anaqueles justicialistas y acusó "una especie de cansancio moral" producto de las deslealtades de un largo listado de dirigentes del partido. El Presidente mencionó entre los enemigos a Domingo Cavallo y del resto se ocuparon los funcionarios de su entorno. Al previsible nombre de Eduardo Duhalde, le sumaron otros, no por ello menos esperables, como el de Carlos Ruckauf y Carlos Reutemann. La necesidad de trazar una línea divisoria entre leales y traidores es apenas el primer paso del mandatario en su ambicioso proyecto de encolumnar al PJ detrás de su figura y asumir en el '99 --si se cumplen los pronósticos de las encuestas-- la jefatura de la oposición a un eventual gobierno de la Alianza. Las palabras de Menem duplicaron en dureza a la carta abierta difundida el lunes, y fueron mucho más directas que la anécdota del oso con la que el martes, tras su "renunciamiento", llamó a "elegir a los amigos". --¿Usted sabe elegir sus amigos? --Amigos sí sé elegir. En lo que por ahí me equivoco es en la elección de algunos funcionarios. Y entonces surgen estas lacras: la deslealtad, la falta de sinceridad y se dan las situaciones que ya hemos vivido. El periodista Bernardo Neustadt quiso saber a quiénes se refería. Menem evitó una respuesta. Pero segundos después dejó entrever la primera víctima de sus palabras: el ex ministro de Economía. "A Domingo Cavallo lo eché", dijo durante el reportaje radial. La ofensiva contra el funcionario que participó de los años dorados del menemismo avanza a pasos agigantados. A la sucesión de causas judiciales, el Congreso aún estudia la manera de dejarlo sin la inmunidad parlamentaria. Descartada la candidatura de Menem, los voceros de la Casa Rosada creen que el ministro no tendrá argumentos "persecutorios" para defenderse. Si bien el Presidente se abstuvo de enumerar a los desleales, en sus palabras flotaron varios nombres. Eduardo Duhalde, por ser el justicialista que se opuso con mayor vehemencia a la re-reelección, fue el principal depositario de la arenga. Nadie duda de que el aparato menemista crecerá como una enredadera alrededor de Ramón "Palito" Ortega para que el gobernador fracase en su sueño presidencial en 1999. Si bien Duhalde dijo no sentirse aludido por el despecho presidencial, en su entorno saben que orteguistas y dirigentes del más rancio menemismo --entre ellos el senador Jorge Yoma-- ya comenzaron a diseñar una estrategia para desgajar la estructura del gobernador en la provincia de Buenos Aires. Para este fin de semana ya se anunció un acto en Capital y Córdoba. En ese contexto, la desconfianza de los duhaldistas crece día a día, a tal punto que dejarán en suspenso el decreto para levantar el plebiscito del 13 de setiembre hasta que Yoma renuncie a un proyecto de ley que incluye a la reforma de la Constitución entre los temas susceptibles de ser tratados en una consulta popular. En su discurso, el Presidente se apartó del mote de "delfín menemista" que en los corrillos oficiales le endilgaron a Ortega. No es que haya perdido fe en uno de los hombres que suele predicarla en sus canciones. Pero aún no tiene cerrado el círculo de sus alianzas. Aún quiere saber qué hará Carlos Reutemann, uno de los hombres que oscila entre el amor y el odio presidencial. El menemista Rubén Marín se ocupó ayer de rastrear telefónicamente al santafesino, pero no hubo forma de encontrarlo (ver página 4). A Menem no le gustó que Reutemann haya optado por un miniexilio en Mónaco mientras se desarrollaba el congreso justicialista de Parque Norte. Y mucho menos que los representantes de esa provincia se retiraran de la cumbre acusando irregularidades. Aún así, el Presidente aspira a que el ex piloto de Fórmula Uno ponga punto final a su "equidistancia" y empiece a orillar para el lado de quien lo introdujo en la política. Entre las víctimas de la furia oficialista se agregó a último momento a Ruckauf. El vicepresidente nunca tuvo buena relación con Menem, pero se sorprendió sobremanera con los términos que le prodigaron desde el entorno del mandatario. Rucucu, como irónicamente le dicen amigos y enemigos, se preocupó por diferenciar entre "leales" y "obsecuentes" y reiteró que nunca transitó por la senda menemista. "Soy pe-ro-nis-ta", remarcó. En público, Menem y Ruckauf negaron diferencias. Pero el número dos no estuvo en la reunión de gabinete convocada por el número uno. "No me invitaron", se excusó el vice. "No hay que esperar invitaciones", le respondieron quienes participaron de un encuentro que lindó con lo aburrido, a no ser por un cruce de opiniones entre Erman González y Pablo Guidotti. El ministro de Trabajo y el viceministro de Economía discreparon sobre la necesidad de implementar la reforma laboral. La bronca con Ruckauf pareció exagerada, ya que, efectivamente, nunca se alistó en la causa re-reeleccionista. Pero no le perdonaron su ausencia en el congreso partidario ni que se haya reunido con Duhalde, quien lo quiere, como a tantos otros, para sucederlo en la gobernación bonaerense. "Hubiese jugado más limpio, como hizo Antonio Cafiero, pero se hizo demasiado el distraído", justificaron algunos escuderos oficiales. Muchos vieron en la autopostulación a presidente que el senador bonaerense realizó ayer una movida del menemismo para enturbiar las relaciones entre Cafiero y Duhalde. Las palabras de Menem desnudaron sus deseos de convertirse en el jefe del partido y eventualmente en jefe de la oposición a un gobierno de la Alianza, si ésta finalmente se alza con la mayoría de los votos en 1999. En los próximos días se definirá la fecha de las elecciones para definir quién será el conductor del PJ. Y ahí Menem no sólo quiere retener la titularidad del Consejo Nacional, sino que aspira a desplazar a Duhalde y colocar como vicepresidentes a Ortega y, si llegan a un acuerdo, también a Reutemann. Esa necesidad por mostrarse firme y fuerte tras desactivar su ofensiva re-reeleccionista, también lo encontró en una cumbre con el diputado Daniel Scioli y el senador Mario "Pacho" O` Donnell para diseñar una estrategia de oposición al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Si alguien tenía dudas sobre el futuro rol de Menem, el propio mandatario se ocupó ayer de despejarlas: "De mí no se van a desprender, voy a seguir viviendo en la Argentina".
Después del diluvio, yo Tras las elecciones de octubre del año pasado no admitió la derrota, habló en cadena, resaltó la fiesta cívica y rápidamente responsabilizó del fracaso a Duhalde. Cuando un coágulo le obstruyó la aorta optó por mostrarse y hablar en plena convalecencia. Hasta cuando murió su hijo se publicó una fotografía donde en medio del dolor aparecía haciendo la "V" de la victoria. Alguna vez dijo que aspiraba a descansar en su mansión de Anillaco después del '99 pero acompañaba su afirmación con un guiño que daba por sentada la broma. Ayer, en cambio, el Presidente que no acepta perder, reconoció tener "cansancio moral", mencionó el dolor que le produjo la muerte de Carlos Junior y se describió como golpeado. Toda una novedad que, proveniendo de un político de raza, puede revelar más una táctica que un estado de ánimo o, por lo menos, las dos cosas a la vez. Y que debe combinarse con un tópico bien peronista que ha venido repitiendo todos estos días: el de los traidores, mencionados en su casi inexplicable carta del lunes pasado, en su parábola del oso del martes y en su homilía de ayer. La mezcla de "derrota" y "traición" es, a la vez, una profecía y una estrategia porque a Menem no le conviene ningún escenario de victoria peronista. El dice que aspira a ponerle la banda a un presidente de su partido, pero queda claro que no le gustaría hacerlo con Duhalde, de quien piensa que lo quiere mandar preso. Tampoco puede esperar nada bueno de Carlos Reutemann, el hombre que está solo y espera. Y nada puede gustarle menos que el rol de segundón al que lo relegaría Palito Ortega si consigue ganar la interna y hacer morder el polvo a la Alianza. En un país presidencialista como la Argentina, y en una fuerza exitista como el peronismo, un presidente electo no tiene padrinos ni le debe nada a nadie. Un Ortega ganador, sin duda, no actuará con sumisión frente al compañero que arrugó con Duhalde y rehuyó un plebiscito. Con ese panorama, el Presidente sólo aspira a una caída del PJ (por lo demás el escenario que sabe más factible más allá de sus anhelos). Menem ya está vaticinando y explicando quiénes son los mariscales de esa derrota: los traidores que lo voltearon a él. Emerger como un salvador después de la debacle le permitiría ser jefe de la oposición, un lugar ideal para dificultar cualquier persecución judicial. "Después del diluvio, yo", es su lema, mientras se regodea con el castigo a los culpables. Ante esa situación, la autopostulación que hizo ayer Antonio Cafiero, un hombre al que Menem odia y considera un perdedor, sin duda habrá dibujado una sonrisa en el rostro atribulado del presidente.
Duhalde se prepara para enfrentar la venganza
Por Miguel Bonasso Eduardo Duhalde no fue sorprendido totalmente por la re-renuncia de Menem, pero desde el mediodía del martes trata de imaginar cuándo llegará y cómo será la venganza del Presidente. Por eso, aunque emite señales de pacificación porque su rival se bajó del caballo, sigue velando las armas. El martes, en la conferencia de prensa con la que celebró el retiro de su adversario, usó un lenguaje conciliador para no parecer que "hacía leña del árbol caído" y también porque estaba obligado a decir que creía en la buena fe de su antiguo jefe. Del mismo modo, la lógica más elemental lo obliga a cancelar el plebiscito que frenó el afán reeleccionista de Menem, pero no se da demasiada prisa para formalizar el decreto. También todo indica que mantendrá sotto voce el sub-bloque que debía defender a la Constitución dentro del bloque justicialista de diputados. Sobre todo, tratará de evitar lo que Perón llamaba "el abrazo del oso": ese encuentro de "reconciliación" con el primer mandatario, al que lo empujarían los jefes del ala negociadora como Alberto Pierri y le desaconsejan fervorosamente los aliados del ala dura, como el gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner y su esposa, la diputada Cristina Fernández de Kirchner. Que habrían encontrado en Chiche Duhalde un apoyo invalorable para prevenir ataques y mantener una actitud intransigente. De momento Duhalde va a eludir todo posible encuentro con Menem, aunque sea social o protocolar. Por eso no concurrió al cumpleaños de Dulce Granados en El Mangrullo, al que fue Menem y también Pierri; por eso no asistiría hoy al encuentro de presidentes del Mercosur en Ushuaia, al que fueron invitados también los gobernadores. El plebiscito provincial será levantado, tal como lo adelantó el gobernador en su primera rueda de prensa tras la renuncia de Menem, pero a ritmo deliberadamente lento y remarcando la cautela. Ayer, tras una reunión con el presidente de la Junta Electoral de la provincia, Alberto Obdulio Pisano, el ministro de Gobierno bonaerense, José María Díaz Bancalari, anunció que Duhalde firmará un decreto de anulación del plebiscito "cuando se acredite que se retiraron del Congreso nacional todos los proyectos de necesidad de la reforma constitucional que dieron motivo a la consulta". Tampoco desmontará Duhalde, aunque así lo anuncien en público sus segundos, el sub-bloque "federal" de la Cámara de Diputados. Sólo que ya no le extenderá una partida oficial de nacimiento. Ni se identificará públicamente a sus integrantes que, según fuentes duhaldistas, serían 48 legisladores (ver página 5), a los que pronto --especulan-- podrían sumarse indecisos y trashumantes que han encontrado en el "Pato" Fernando Galmarini su máximo arquetipo. Asimismo, Duhalde ha dado instrucciones de que se siga adelante con las impugnaciones del congreso justicialista de Parque Norte, pero sin hacer "alharaca". En ese sentido, la feria judicial le viene como anillo al dedo. Cuando ésta transcurra, de acuerdo a cómo venga la mano, juntará las distintas impugnaciones parciales y, en su carácter de presidente del congreso, elevará a la Justicia una denuncia global de todas las irregularidades que deslegitimarían el cónclave justicialista del viernes último. Según los duhaldistas, además de los vicios ya denunciados en la convocatoria, que llevaron al retiro de Antonio Cafiero y los santafesinos, habría existido fraude en el número de congresales presentes. De acuerdo con una versión que estarían investigando, sólo habrían votado 380 congresales y no más de 400, como se informó oficialmente para demostrar que hubo quórum. Aunque a esta altura el cuestionamiento del congreso de Parque Norte pueda aparecer anacrónico, hay que verlo a la luz de una batalla sorda por la jefatura del PJ, en la que Menem va a tratar de no hacer concesiones, porque se juega su destino como posible jefe de la oposición entre el '99 y el 2003, fecha de su hipotética vuelta como candidato. Por su parte, Duhalde sabe, y así lo dijo oportunamente a Página/12, que no puede ser candidato presidencial sin tener, al mismo tiempo, las riendas del partido. A pesar de sus inevitables frases optimistas ("yo soy el candidato natural del justicialismo" y "seré presidente en el '99"), el gobernador no ha olvidado la dura lección del 26 de octubre y (en la más estricta intimidad) considera probable que la Alianza vuelva a derrotar al justicialismo, sea quien fuere el candidato. Porque tampoco parece ignorar que las internas, a librar presumiblemente con Ramón Ortega por delante y Carlos Menem por detrás, tampoco serán fáciles. De allí que ponga el acento en lo que algunos de sus seguidores llaman "la recuperación de la mística peronista", el reclutamiento de nuevos cuadros y, sobre todo, la propuesta programática que debe llevar "a todos los confines del país". Empezando este sábado por Neuquén, adonde los legisladores neuquinos Oscar Parrilli y Daniel Baum le están organizando el primer acto público de su anunciada gira de precandidatura por la Patagonia. Un acto en local cerrado en el que esperan a mil o mil quinientas personas. Que tendrá un carácter "reflexivo, coloquial", y sobre todo, fuertemente programático. Ayer Duhalde comenzó a trabajar el discurso de Neuquén con uno de sus colaboradores, el ex subsecretario de Interior Alberto Iribarne. Y fijó una línea ya adelantada en su entrevista con Página/12 que aún pasa más por "la identificación del problema" que por la propuesta: la drástica transformación operada por el modelo neoliberal --que en Argentina habría sido aún más radical que en otros países porque no hubo medidas de ajuste paulatinas en las dos décadas anteriores-- creó "nuevos pobres", una vasta y preocupante realidad de exclusión social, a la que debe atenderse en la nueva etapa que comienza y Duhalde imagina de "desarrollo humano y social".
MENEM CONDECORO AYER AL EX DIPLOMATICO
NORTEAMERICANO "Creo que esta decisión es una actitud valiente que demuestra la fuerza que tienen las instituciones democráticas en la Argentina". Thomas Mc Larty, ex enviado especial del gobierno de los Estados Unidos para América latina, saludó ayer el gesto del presidente Carlos Menem de autoexcluirse de la carrera electoral de 1999. El ex funcionario norteamericano formuló estas declaraciones en una conferencia de prensa en la Casa Rosada, luego de ser condecorado por Menem. Mc Larty dijo sentirse "muy feliz" de haberse podido entrevistar con el presidente argentino a pesar de que, esta vez, la visita que realizó fue de carácter privado, ya que actualmente no ocupa ningún cargo en el gobierno de Bill Clinton. La decisión de Menem, dijo Mc Larty, "muestra cómo a través del pensamiento y del accionar de las personas en un país se puede llegar a encontrar la forma de resolver cualquier situación". Si bien aseguró que en los Estados Unidos se seguirá "atentamente" el proceso electoral argentino, el ex funcionario no quiso especular sobre cómo hubieran reaccionado los mercados en el caso de que Menem hubiera continuado con su proyecto reeleccionista. "Esta es una pregunta hipotética. Son temas que competen únicamente a la Argentina", explicó. A la salida del encuentro, el secretario general de la Presidencia Alberto Kohan destacó el trabajo que realizó Mc Larty. "Ha demostrado su amistad con la Argentina y su compromiso con Latinoamérica", dijo Kohan, quien luego añadió que ésta "no es su despedida como funcionario sino que es su bienvenida al círculo de amigos de nuestro país". Thomas Mc Larty es un amigo personal de Bill Clinton que fue designado como enviado para América latina en 1992, cargo que ocupó hasta hace pocos meses. Fue uno de los mentores y el principal organizador de la visita que el presidente norteamericano realizó a la Argentina en octubre del año pasado. El ex funcionario norteamericano dijo que continuará sus vínculos con la región, "aunque ahora será desde el sector privado".
TODOS LO LLAMAN PERO EL LOLE NO QUIERE ATENDER
Por Pablo Feldman desde Rosario Carlos Reutemann sigue en su campo de Llambí Campbell en la afueras de Santa Fe. Su teléfono celular lo enciende dentro de una franja horaria conocida por sus operadores; más aún, existe una clave secreta que el Lole conoce y que cambia todos los días y tiene que ver con las veces que suena el teléfono y cortan para volver a llamar inmediatamente. "Lo están buscando de todos lados", dice Jorge Giorgetti, presidente de la Cámara de Diputados de Santa Fe y hombre de confianza del senador, para justificar las "medidas de seguridad" que han adoptado. Lo buscan, entre otros, Marín, Antonio Cafiero, Duhalde y Eduardo Menem. Pero Lole no atiende el teléfono. Nadie puede referir personalmente una conversación con el ex piloto de Fórmula Uno. Sin embargo, han tomado contacto con sus secretarias y operadores el senador Antonio Cafiero --que ayer no descartó su propia candidatura--, el gobernador pampeano Rubén Marín, nuevamente los colaboradores de Eduardo Duhalde, y el hermano del Presidente, Eduardo Menem. Además de estos "popes" del PJ, en el despacho del Senado hubo no menos de una docena de llamadas de diputados nacionales de distintas provincias que "querían reunirse con el senador", dijo una de las secretarias del legislador santafesino. Por su parte, el gobernador Jorge Obeid partió cerca del mediodía rumbo a Tierra del Fuego para acompañar al Presidente en su visita del día de hoy. El "día después" para el jefe de Estado no fue sencillo porque, a los reproches por su carta al Presidente dada a conocer cuando ya Menem ya tenía tomada la decisión de "bajarse" de la re-reelección, se sumó una suerte de acusación de Enrique Reutemann, que dijo --entre otras cosas (ver aparte)-- por una radio rosarina que "es probable que a Obeid lo obliguen a secundar a Ortega para partir Santa Fe y perjudicar a mi hermano". Consultado por Página/12, uno de los voceros de Obeid sostuvo que "el gobernador no va a perder tiempo en desmentir semejante cosa". A su vez, el presidente del PJ y vicegobernador santafesino Gualberto Venesia fue más categórico: "Antes de que partiera al sur me reuní con el gobernador y me dijo que, de ahora en más, se va a dedicar de lleno a la gestión de gobierno y en cuanto al '99 ratificó lo que dijo siempre, que no estando Menem seguimos con el Lole a muerte". Otro dato interesante es la reunión de intendentes y jefes comunales que fue convocada la semana pasada por el secretario general de la presidencia Alberto Kohan, en la localidad de Armstrong. El encuentro fue ratificado a pesar de las instrucciones del jefe de Estado de desactivar las operaciones por su re-reelección. Los antecedentes de las visitas del paje del Presidente remiten a charlas de adoctrinamiento reeleccionistas y muy poco acerca de la problemática de la región. Por su parte, el PJ santafesino convocó a una reunión de consejo directivo para mañana en la capital provincial. El consejo, que es ampliamente dominado por el reutemismo, servirá para relanzar la candidatura presidencial del ex corredor y "tomarles la patente a los que jueguen en otro palo", dijo un dirigente provincial. Más allá de las especulaciones, y a pesar de que Rosario y otras ciudades amanecieron ayer empapeladas con afiches de "Duhalde Presidente", la provincia comienza a vestirse de campaña, por ahora Reutemann sigue en su estancia y subido al caballo.
PALITO SE FUE A MIAMI Y PREPARA SU RENUNCIA El secretario de Desarrollo Social, Ramón "Palito" Ortega viajó anoche rumbo a Miami para pasar los próximos cuatro o cinco días estudiando la fecha que le propondrá al presidente Carlos Menem para dejar su cargo y dedicarse exclusivamente a disputarle la candidatura presidencial del PJ a Eduardo Duhalde. Acompañado por dos de sus hijos, Palito abordó el vuelo de las 21.15 de American Airlines, para instalarse en esa ciudad y comenzar a diagramar su campaña. Ortega mantendrá continuos contactos telefónicos con sus principales colaboradores; Pablo Fondevila, Gabriel Martín y el diputado Mario Das Neves para definir los pasos a seguir, recuperar espacio en los medios y captar la atención de la opinión pública que por estos días se trasladó a La Plata, donde se encuentra su rival. Voceros del orteguismo y del menemismo admitieron a Página/12 que es muy posible que el ministro del Interior, Carlos Corach deba interrumpir las clases de golf que recibe de un profesor en el country Highland, donde tiene su casa, para aconsejar al tucumano. Desde Miami, Ortega buscará el consejo de Corach para buscar la forma de aprovechar la red de captación de intendentes y gobernadores que el titular de Interior, construyó para apoyar los sueños re-reeleccionistas de Menem. Palito iniciará la semana que viene, la construcción de un aparato para enfrentar al duhaldismo y buscará cosechar todo lo que sembró durante el corto tiempo que lleva como secretario. Hasta el momento dos de los tres mandatarios provinciales que le anunciaron su apoyo, Jorge Escobar y Carlos Ferraro, gobiernan provincias con un electorado pequeño y tienen una corta historia dentro del peronismo. Aunque el misionero Ramón Puerta hizo toda su carrera política en las filas del justicialismo. Pero Ortega sabe que con eso no alcanza y por eso posó sus ojos en el entrerriano Jorge Busti y busca reanudar el romance con Carlos Reutemann.
REALINEAMIENTOS EN DIPUTADOS TRAS LA MOVIDA
PRESIDENCIAL El duhaldismo se quedó con 50 diputados, Palito comanda a 40 y "Lole" tiene 10 legisladores. Todos proponen unidad y guerra a la Alianza y a Cavallo. Por Fernando Almirón En la Cámara de Diputados el libro de pases se abrió apenas el presidente Carlos Menem terminó la lectura de su renunciamiento. Hasta el día anterior, el jefe del bloque oficialista, Humberto Roggero, debió superar más de una situación en que la ruptura parecía inevitable. Duhaldistas y menemistas tenían sus cañones apuntándose mutuamente y acariciaban con celo el botón que haría saltar por los aires la unidad de la bancada. Pero la exclusión de Menem de la interna presidencial instaló repentinamente un nuevo tablero "en el que ahora jugamos todos", dicen. El reacomodamiento comenzó a tomar forma con la incorporación de Ramón Ortega y Carlos Reutemann como parte del nuevo juego, quienes hasta ahora se mantenían en las sombras a la espera de una definición. Alberto Pierri y Roggero le aseguraron a Menem que pese a los cambios en la escena sacarán adelante las leyes económicas que necesita para seguir gobernando y que le entregarán la cabeza de Domingo Cavallo, tal como se lo habían prometido. Esta última perspectiva también entusiasma a los duhaldistas, porque podría dejar en el camino al secretario presidencial Alberto Kohan. El reparto de los diputados en el Congreso nacional por ahora beneficia a Eduardo Duhalde, quien agrupa a unos 48 legisladores. El orteguismo heredó buena parte de los aliados de Menem, y llegaría a controlar a unos 40 representantes. Reutemann dio la sorpresa con la formación de su propio bloque con una docena de integrantes. Pero no todos se definieron aún y hasta podrían surgir nuevos candidatos. Hasta la semana pasada el bloque de diputados justicialistas se dividía --en política las cifras siempre son aproximadas-- en unos 35 menemistas, 37 duhaldistas y 50 "no alineados". Cabe aclarar que estos últimos no siempre estaban "fuera de línea", los recorridos suelen ser sinuosos en tiempos de tormenta política. De hecho, muchos de los que hasta octubre pasado profesaban su vinculación con Duhalde visitaron este año en más de una oportunidad la quinta de Olivos. En el Congreso nacional aseguran que la mayoría de los menemistas ahora pasarán a formar parte de las filas del orteguismo, al que se sumará media docena de no alineados, con lo que totalizaría 40 legisladores. Se trata de un pase esperado, ya que el ex gobernador de Tucumán no oculta su condición de "delfín" del presidente Menem. Seguramente la jefatura del orteguismo en la cámara estará en manos del chubutense Mario Das Neves, mientras que el segundo lugar lo ocuparía Julio Salto, de Río Negro. La sorpresa la dio una vez más Carlos Reutemann. El santafesino contaría con no menos de diez legisladores dispuestos a respaldar sus aspiraciones electorales. A la cabeza de este grupo aparece el ex vicegobernador de Santa Fe, Miguel Robles, y el actual presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara baja, Oscar Lamberto. Los "lolistas", si bien tienen en claro las limitaciones de Reutemann para convertirse en el candidato del PJ, no dudan que logró fortalecer su posición en la interna y hoy es un interlocutor necesario en la estrategia de cualquiera de sus oponentes. Duhalde debe estar pensando en el tratamiento que ofrecerá a los arrepentidos que abandonaron su redil cuando el predominio menemista parecía eterno. Por estas horas también deben estar puliendo el argumento de su justificación los diputados Gerardo Martínez, José Luis Castillo y, probablemente, Dolores Domínguez, entre otros. Lo cierto es que el duhaldismo no está, pese a la tregua, dispuesto a abandonar la formación del "sub bloque federal". Según el legislador bonaerense Pascual Rampi, "los que piensan que hicimos el sub bloque sólo para evitar la re- reelección están muy equivocados". El duhaldista Dámaso Larraburu fue más allá al anunciar que "para la primera sesión de diputados tras el receso invernal, prevista para el 5 de agosto, el sub bloque estará integrado por no menos de 75 diputados". Pese al entusiasmo, el duhaldismo difícilmente pueda agrupar a más de 48 legisladores bajo su identidad. No obstante, es posible que logre establecer alianzas con la gente de Reutemann y aquellos que responden a Humberto Roggero, que dicho sea de paso necesita el apoyo del gobernador para resolver la dura interna que sostiene en Córdoba con el devenido menemista José Manuel De la Sota. Mientras los diputados toman posiciones para la interna que se viene, el presidente de la Cámara de Diputados, Alberto Pierri, y el jefe de la bancada oficialista, Roggero, le prometieron ayer a Carlos Menem que no pondrán obstáculos a su gestión de gobierno. El compromiso implica sancionar las leyes de Reforma Laboral y Tributaria en el mes de agosto, en tanto que los proyectos en materia forestal, industrial e hidrocarburos saldrían antes de fin de año. También le aseguraron que seguirán adelante con la ofensiva contra Domingo Cavallo, a quien pretenden dejar sin sus fueros parlamentarios para ponerlo en manos de la Justicia federal. "Esta es una decisión tomada por el bloque", afirman los voceros justicialistas cuando se les pregunta si los duhaldistas apoyarán la estrategia de demolición del ex ministro de Economía por su presunta vinculación con los contratos suscritos entre la empresa IBM y el Estado nacional. "Es más --agregan los seguidores del bonaerense--, estamos dispuestos a seguir adelante aunque el propio Alberto Kohan --involucrado en el affaire informático-- quede en el camino."
MANDELA COMENZO SU VISITA OFICIAL A LA
ARGENTINA El presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela, llegó ayer a la Argentina en una visita oficial de dos días. Durante su estadía en el país, Mandela se reunirá con Carlos Menem y participará de la Cumbre de Presidentes del Mercosur, que comenzará mañana en Ushuaia. El primer capítulo de la visita de Mandela a la Argentina se desarrollará en Buenos Aires. Su agenda incluye para hoy una reunión oficial con Menem --quien más tarde agasajará a su colega sudafricano con un almuerzo--, en la cual ambos jefes de Estado abordarán cuestiones bilaterales. El presidente de Sudáfrica y premio Nobel de la Paz también tiene previsto depositar una ofrenda floral ante el monumento al Libertador General San Martín --oportunidad en que el jefe de gobierno porteño, Fernando de la Rúa, lo distinguirá como "ciudadano ilustre" y le entregará las llaves de la ciudad-- y pronunciar un discurso ante la Asamblea Legislativa en el Congreso, donde lo recibirá el titular del Senado, Carlos Ruckauf. Mandela --quien arribó a Buenos Aires procedente de Brasil en el marco de su primera gira por Sudamérica-- partirá por la tarde hacia Ushuaia para participar como invitado especial en la Cumbre del Mercosur. En esa ciudad tendrá la posibilidad de mantener reuniones con los presidentes de Paraguay, Uruguay, Bolivia y Chile que asistirán a la reunión multilateral. Aunque ayer circuló una versión que especulaba con la posibilidad de que Mandela decidiera no viajar a Ushuaia "debido a su delicado estado de salud", tanto la embajada de Sudáfrica, como funcionarios del gobierno argentino, aseguraron que no habrá cambios en la agenda del presidente. La gira de Mandela por Brasil y Argentina resulta importante puesto que el mandatario sudafricano preside la Comunidad Sudafricana de Países en Desarrollo, una organización de 13 Estados africanos que pretende establecer una zona de libre comercio en ese continente. Antes de partir de Brasilia rumbo a Buenos Aires, Mandela afirmó que las relaciones de los países africanos con el Mercosur "ya comenzaron" y adelantó su intención de "fortalecerlas". Entre los motivos de ese acercamiento destacó el hecho de que Africa "puede servir de puente entre América del Sur y Asia, dada su posición estratégica".
El modelo chileno en la mira de los empresarios
Bastó que Carlos Menem se bajara del proyecto de re-reelección para que la mayoría de los economistas y empresarios, que hasta ese momento habían mantenido un especulativo silencio, manifestaran que ahora se abriría una nueva etapa. Sepultadas las ambiciones de Menem, el consenso que predominó ayer en la city fue que el cambio de gobierno en el '99 inaugurará un proceso similar al que se vivió en Chile, que luego de la dictadura de Pinochet los gobiernos democráticos de Patricio Aylwin y después el de Eduardo Frei continuaron con el modelo económico que agrada a empresarios y banqueros. En esa línea, la retirada de Menem en el '99 permitiría probar la solidez y compromiso de los políticos con la convertibilidad, ya sea la Alianza o el candidato del PJ (Eduardo Duhalde, Palito Ortega o Carlos Reutemann). Quien reflejó ese ánimo que existe en la city fue el propio ministro de Economía, Roque Fernández: "Lo que va a afectar a la economía de aquí en más van a ser las propuestas de los candidatos", advirtiendo que si éstos hicieran proyectos "opuestos" a la filosofía del plan económico, "no van a tener el consenso de la gente". Y agregó: "Si yo fuera un inversor estaría viendo qué es lo que dicen los candidatos y qué chance tienen de que sus propuestas se lleven a cabo". Entre los economistas que se subieron ahora al tren de los contentos por la marcha atrás de Menem se encuentra Manuel Solanet, quien sostuvo que esa decisión "disipa preocupaciones y genera confianza, sobre todo entre los operadores y analistas económicos del exterior". Aseguró que "de no haber mediado esta decisión del Presidente, la economía hubiese comenzado a reflejar lo que pasaba". "El esfuerzo del Presidente en un camino cada vez más estrecho implicaba muchas sombras en el horizonte", advirtió, y concluyó con que "un presidente con más de un año y medio por delante no dispuesto a hacer reformas necesarias hubiese sido una mala nota internacional y hubiera tenido repercusiones negativas". Por su parte, el radical y jefe de Fiel, Ricardo López Murphy, calificó como "acto de lucidez" el abandono de la búsqueda de la re-reelección por parte de Menem, asegurando que esa actitud "tendrá una repercusión económica positiva: cada día parecemos más normales". "Se ha evitado una insensatez y es sano para las instituciones del país, para la convivencia y es muy sano para la previsibilidad de Argentina", agregó. Al ser consultado sobre si a partir de ahora comienza el post menemismo, López Murphy respondió que "no, yo creo que lo que ha ocurrido es el reconocimiento de que hay tiempos en la vida política e institucional de los países y hay épocas en las cuales uno ejerce un rol y épocas en las que cumple otro: fue reconocer eso y quitarnos la idea de que había casi una gestión monárquica de la vida institucional". En tanto, el banquero Enrique Ruete Aguirre afirmó que "el anuncio del presidente Menem fue muy bien recibido por los empresarios y demuestra un gesto de grandeza al no poner al hombre por encima de las instituciones". El director del HSBC Roberts señaló que espera que el próximo presidente continúe y profundice "las transformaciones". A su turno, el empresario Javier Tizado, del Grupo Techint, destacó que "ahora se calmarán las aguas políticas, lo que permitirá que muchos esfuerzos del Gobierno puedan dedicarse a concretar reformas que venían a pasos muy lentos". Señaló, sin embargo, que "la palabra del Presidente es una palabra que va a ser importante en la carrera sucesoria, de manera tal que si bien él no va a ser el candidato en la próxima elección, sí aparece con una fuertísima influencia para definir actores del futuro próximo".
Menemlandia La "renuncia" de Menem ofrece análisis que pueden nuclearse en dos grupos temáticos, cualquiera sea la credibilidad que merezca su palabra. A) aquello que se desprende de sus antecedentes personales y del texto de su declinación; B) las circunstancias políticas, presentes y futuras, que deben y deberán cotejarse para juzgar si se está ante un alejamiento definitivo de la candidatura o ante una maniobra que sólo implica desensillar hasta que aclare, junto con otras opciones. En el primer caso, hay ante nada la incredulidad. Según las primeras encuestas, casi 7 de cada 10 argentinos piensan que el Presidente no es sincero en su renunciamiento. Y ese dato está basado en la percepción, masiva y justificada, de que Menem nunca termina de decir toda la verdad. Lo cual no podría ser rebatido ni por el más fervoroso de sus gurkas. Del mismo modo, dos tramos, conectados, de su discurso de alejamiento, revelan el buey con que se ara. En una de esas oraciones dice que se allana al mismo tipo de revisión judicial que sufrieron "los militares", y enseguida, acoplándolo a su auto-baja como candidato, acepta perder toda clase de "inmunidad" si un gobierno opositor resolviera pasear por los tribunales las oscuridades de su gestión. Frente a ello, dos obviedades que, sin embargo, fueron pasadas por alto en la inmensa mayoría de las opiniones leídas y escuchadas en estas horas post-renuncia: 1) la forma en que Menem se asimila a un estado de persecución (esto es, interpretando que fue tal cosa, y no una obligación democrática, el juzgamiento del genocidio), y 2) el descaro con que comunica que ahora sí, a partir de su decisión, el futuro oficialismo tendría las manos libres para juzgarlo. ¿Es decir que hoy no se puede, de acuerdo con el carácter transitivo del anuncio del mismísimo Presidente? ¿Es él y sólo él quien determina el momento oportuno para enjuiciarlo? Las respuestas son naturalmente afirmativas, según supo siempre medio mundo, pero jamás había ocurrido que se lo admitiera en público y por parte del propio involucrado. Esta ausencia de escrúpulos no puede perderse de vista a la hora de evaluar la honestidad presidencial. En el otro bloque analítico aparecen las ulterioridades --ajenas a Menem, llegado el caso-- que pueden ser capaces de convencerlo de su renunciamiento o de revisarlo. Para lo primero, y aunque no únicamente, una Alianza que se ponga pantalones largos y fije agenda pública en torno de un programa de gobierno alternativo y coherente (es decir, aquello de lo que carece hasta ahora y que fue el hueco por donde se coló Menem para instalar como probabilidad su tercer período). Para lo segundo, el anverso de lo anterior, permitiendo que el acentuado descrédito de la oposición lleve al PJ a reintentar la aventura de alguna manera si es que, además, su interna se enardece. Hasta ahora, el hecho comprobable es la capacidad de Menem para seguir al frente de una iniciativa política que no pueden ignorar ni el oficialismo ni la Alianza. Es cierto que no pudo contra la revulsión de su intestino (duhaldistas, santafesinos), ni contra las encuestas, ni contra la indiferencia popular. Pero no es lo menos que la candidatura era una de sus dos apuestas. La otra consistió en asegurarse un papel relevante que, nominal o virtualmente, le permita seguir al frente del peronismo o, de mínima, conservar un rol decisorio. Y ésa sigue en pie.
ALVAREZ Y DE LA RUA SE TRENZARON POR LOS
GASTOS ELECTORALES
Por Sergio A. Vaudagnotto "Habíamos encargado un estudio para ver hasta qué punto la gente iba a acompañar el Foro y la movilización. Es impresionante. Más del 70 por ciento de la sociedad estaba dispuesta a salir a nuestro lado. A ver si somos capaces de entenderlo y tomamos la interna con grandeza". En uno de los despachos del noveno piso del anexo de la Cámara de Diputados, había optimismo y preocupación. Optimismo por el nivel de aceptación que mantiene la Alianza en la sociedad, y preocupación porque la reanudación de la interna puede recrear las peleas del pasado. Ayer ya tuvo lugar la primera escaramuza. Carlos "Chacho" Alvarez criticó el video de Fernando de la Rúa contra la re-reelección y reclamó una campaña "transparente, prolija y cuidadosa". El candidato radical respondió que "los actos que dispone la UCR son decisiones propias de un partido que tiene su identidad". Pinchado el Foro de Defensa de la Constitución, Alvarez retomará esta semana la idea del foro para el debate de los grandes temas nacionales, en busca de la llamada "pata peronista". Raúl Alfonsín, en cama, sospecha que Carlos Menem quiere robarse alguna bandera. De la Rúa, Alvarez y Graciela Fernández Meijide compartieron ayer el almuerzo con el secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Joaquín Almunia. Los referentes aliancistas concurrieron en compañía de Guillermo Estévez Boero, del Partido Socialista Popular (PSP), miembro local de la Internacional Socialista, como el PSOE. Trataron temas bilaterales, analizaron las perspectivas de la coalición de cara a las elecciones generales del año próximo y establecieron las bases para el apoyo que los socialistas del norte darán a sus pares del sur precisamente para el '99. A la salida, chispazos. Los periodistas preguntaron, y obtuvieron el cruce entre el frepasista y el candidato radical. Después de retrucar el llamado a la austeridad formulado por Alvarez en su calidad de jefe partidario, el radical reasumió su candidatura para arriesgar que "el buen gobierno en las ciudades preanuncia buenos gobiernos para las naciones". Meijide salió del hotel en el que tuvo lugar la comida, en la zona de Retiro, y fue a otro casi tan lujoso, en Monserrat, donde sesionaba el Foro Económico Mundial (WEF). Al encontrarse con los periodistas, la frepasista también se puso en candidata para insistir en que "sería bueno que conociéramos el origen del notorio crecimiento patrimonial del Presidente". Alfonsín, aquejado por una fuerte gripe, analizaba los términos del renunciamiento presidencial. Leía una y otra vez los últimos párrafos: "... excluyéndome de cualquier tipo de inmunidad para que, como lo hicieron con los militares en su oportunidad, las futuras autoridades de la Argentina... me investiguen en todo". El líder radical sospecha que esas palabras pueden encubrir el deseo de "robarnos" la bandera de investigar la corrupción. La llamada "Conadep de la corrupción" es una idea que Alvarez ha relanzado y cuyo germen ya funciona bajo las formas de un juzgado. Se analizan allí doce casos en los que podría corresponder alguna responsabilidad al jefe del Estado. La intención frepasista es darle jerarquía institucional si consiguen el triunfo el año próximo, aunque para ello deberían convencer a muchos radicales. El juicio político a los cinco ministros de la Corte Suprema de Justicia que los aliancistas creen "menemistas" también había suscitado disputas. Como la citada Comisión para la corrupción marca una necesidad frepasista de diferenciarse con la UCR en la forma de enfrentar a Menem. El martes, De la Rúa aprovechó su conferencia de prensa por el renunciamiento presidencial para decir que "el pedido de juicio a la Corte sigue ahí, como un testimonio, porque sabemos que no nos dan los números". Ayer, la Juventud Radical pasó un aviso a sus líderes. Homenajeó a Estela Carlotto, Luis Farinello, Mario Roijzman, Laura Guinsberg, Víctor De Gennaro y al gremio docente. "La UCR y la Alianza deben articular una estrategia con los sectores más progresistas, para construir una fuerza social capaz de enfrentar la estructura del poder creada por el menemismo", explicaron en su acto.
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