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El martes 4 de agosto a medianoche se cerrará la presentación de listas para renovar las autoridades del Partido Justicialista de la Capital Federal. Los peronistas porteños nunca le prestaron demasiado interés al partido, con sobrados motivos. El PJ Capital es un tradicional perdedor que en las elecciones de 1997 obtuvo apenas el 17,9 por ciento de los votos. Pero esta vez hay tres funcionarios nacionales de primer nivel jugándose a fondo por el aparato partidario; los ministros de Interior, Carlos Corach; de Justicia, Raúl Granillo Ocampo, y la secretaria de la Función Pública, Claudia Bello. Parecería ilógico que tres funcionarios de la máxima confianza del Presidente peleen por liderar un "sello de goma", en momentos en que la interna del PJ está al rojo vivo. Pero un motivo más que lógico los impulsa: el control del peronismo porteño implica la posibilidad de designar, a dedo, un senador que ocupará su banca desde el 10 de diciembre de este año hasta el 2001. Tres años con fueros parlamentarios y la consiguiente inmunidad ante eventuales investigaciones judiciales son --para Corach, Bello y Granillo-- un botín por demás apetecible. La Constitución Nacional reformada en 1994 establece en su cláusula transitoria cuarta correspondiente al artículo 54 que el senador que asumirá el 10 de diciembre de 1998 tendrá mandato hasta el 10 de diciembre del 2001, día en que asumirán legisladores elegidos por el voto directo. El 10 de diciembre de 1998 termina el mandato de Mario "Pacho" O'Donnell, quien ocupó la banca que quedó vacante por la muerte de Eduardo Vaca. En su lugar la Legislatura porteña deberá designar a un reemplazante, que "en principio", según la Constitución, debe surgir de las filas del justicialismo, que es la primera minoría del distrito, aunque Nueva Dirigencia, el partido de Gustavo Beliz, le discute esa condición (ver recuadro). Ese senador será nombrado por las autoridades del Consejo del PJ Capital que surjan de las elecciones internas previstas para el 27 de septiembre y por esa razón, tanto Granillo como Corach y Claudia Bello aspiran a encabezar la cúpula del PJ en el distrito o, en el peor de los casos, a que una alianza con otros sectores les garantice la banca. Es la última oportunidad para que Bello, Granillo y Corach --quienes nunca consiguieron ganar una elección (ver recuadro aparte)-- puedan ocupar un cargo electivo que garantiza estabilidad e inmunidad, un recurso no desdeñable cuando el gobierno de Menem entra en cuenta regresiva. Carlos Corach es quien más fuerza hace por ocupar esa banca, aunque en ningún momento lo manifestó públicamente. Por esa razón consiguió que uno de sus hombres encabece una de las listas y, por las dudas, empujó a varios dirigentes que ocupan cargos en su ministerio a que apoyen a Granillo Ocampo. El candidato a presidente del PJ porteño por el aparato partidario, Javier Mouriño, es un hombre del riñón del ministro del Interior. Y en la lista de Granillo, quien estará secundado por el diputado Daniel Scioli, también estarán Jorge Castells y Víctor Ramos (actuales funcionarios del Ministerio del Interior) y Alicia Pierini (que lo fue hasta las elecciones de octubre del '97). Consultados por Página/12, colaboradores de Granillo Ocampo minimizaron la posibilidad de que el funcionario se postule a la senaduría, aunque admitieron que "si logramos levantar el partido y los números de las encuestas de imagen dan bien, puede ser que se postule". El diputado Eduardo Rollano, titular del Frente de Unidad Peronista (FUP), una fuerte agrupación del PJ Capital, se negó a confirmar a Página/12 que la intención sea postular a Corach como senador, pero se cuidó de negarlo de plano. "Aún no lo tenemos decidido, estamos conversando para armar la lista y ganar las elecciones. Esa es nuestra prioridad, lo otro lo analizaremos después. El que gana pone al senador", se ufanó el legislador. La restante postulante a la senaduría, Claudia Bello, fue la única que manifestó públicamente su deseo de reemplazar a O'Donnell. Pero corre contra reloj: hasta ahora no logró conformar una lista. La secretaria de la Función Pública mantiene conversaciones con Rollano, Mouriño, el secretario de Seguridad Interior Miguel Angel Toma y Roberto García, que se aliaron para retomar el control del partido que perdieron en 1997 cuando resistieron la decisión de Menem de designar a Scioli como candidato a diputado. Frente a las tres estrellas del firmamento menemista compite casi un desconocido para el electorado, el ex funcionario de la Jefatura de Gabinete Jorge Rottemberg. Corach, Bello y Granillo no le temen pero sí recelan del dedo del Presidente que puede llegar a ungir a O'Donnell y dejarlos fuera del Congreso al que, ya saben, sólo pueden entrar a través de una jugada que no incluya el voto popular.
La pelea por ser jefe de los que pierdan en el '99 Menem quiere mantener el poder cuando ya no esté en él y quedarse como jefe de la oposición. Los mensajes a Duhalde. Por Diego Schurman --Se puede ser candidato sin Carlos Menem, pero no candidato contra Carlos Menem. Eduardo Bauzá blanqueó ayer los deseos del Presidente de mantener el control del justicialismo y convertirse en el jefe de la oposición si, como hoy por hoy indican las encuestas, la Alianza se alza con el poder en 1999. Para que no quedaran dudas, el senador confió que en la Casa Rosada se diseña una estrategia para lograr la "continuidad del liderazgo" del mandatario, sobre todo tras su decisión de dar marcha atrás con la ofensiva re-reeleccionista. Las palabras de Bauzá mantienen la sintonía del discurso que Menem realizó el día anterior. Si el Presidente trazó una línea divisoria entre "leales" y "traidores", el senador apeló a la más diplomática antinomia de "propios" y "contrarios". La advertencia estuvo dirigida a Eduardo Duhalde. De todos los candidatos, el gobernador es el único que podría salir a cuestionar abiertamente el liderazgo de Menem. Sin embargo, durante toda la jornada privilegió los gestos para descomprimir la interna del PJ. Además de poner la firma al decreto que suspende el plebiscito bonaerense anti-re-reelección, dio a conocer algunas características del acto de lanzamiento de campaña, que se realizará mañana en Neuquén. Según sus voceros, allí se evitará un cuestionamiento directo al modelo económico y también cualquier mención al irregular congreso partidario de Parque Norte (ver página 5). En un reportaje exclusivo a Página/12, cuando Menem aún soñaba con un tercer mandato, Duhalde dijo: "Mientras el oficialismo de mi partido y la Alianza se disputan a los codazos para ver quién es más amigo del establishment, yo me ocupo de la representación auténtica del peronismo: los sectores marginados, los trabajadores, el hombre común". En el diccionario menemista, por esa frase Duhalde hoy continuaría siendo hoy un "candidato contra Menem". Pero el gobernador por ahora prefiere enfriar la interna, sin que eso devenga necesariamente en un encuentro con Menem. "Para el gobernador el abrazo de Menem sería como el abrazo del oso", dicen en La Plata. En rigor, nadie cree, al menos en el corto plazo, que la situación tenga retorno. Y por eso el menemismo está desplegando toda su artillería para corroer al hombre que se animó a decirle no al proyecto re-reeleccionista. Una de las alternativas que se barajan es la de patear lo más posible la elección de autoridades partidarias. Hace una semana, en Parque Norte, se abrió un plazo de 90 días para definir la fecha de esa elección. Pero, por entonces, todavía estaba latente la posibilidad de un tercer mandato. Ahora, sin esa llave en mano, Menem teme quedar aislado y que los votos lo saquen de la conducción del Consejo Nacional Justicialista. En ese contexto, el menemismo tampoco ve con buenos ojos la alternativa de anticipar las elecciones --previstas para el 11 de abril del '99-- para definir el candidato a presidente. El duhaldismo, por boca del vicepresidente Carlos Ruckauf, quiere adelantarlo para noviembre, de manera de no dar ventaja a los aspirantes de la Alianza, que definen su candidato en ese mes. El menemismo sólo aceptaría la propuesta si su delfín, Ramón Ortega, tuviese el triunfo asegurado en la interna abierta. De lo contrario, sería un golpe de gracia para el Presidente, ya que un eventual triunfo del gobernador bonaerense lo dejaría como una mera figura decorativa. Menem aprovechará su estadía en Ushuaia para hablar de la estrategia con varios gobernadores. Aunque los mandatarios provinciales son los más remisos a adelantar la pelea. Si apoyan a Duhalde podrían quedarse sin el dinero que les provee las arcas de la Nación. Si respaldan a Menem podrían quedar fuera de las preferencias del gobernador. El Presidente también buscará hablar con Antonio Cafiero. A los nombres del senador, que ayer oficializó su postulación a precandidato a presidente, Duhalde, Ortega, Carlos Reutemann y Eduardo Menem, ayer se sumaron el de los gobernadores Jorge Busti y Rubén Marín. Fuentes del menemismo descartaron que los nuevos lanzamientos hayan respondido a un intento de ralear poder a Duhalde. Más bien, encontraron explicaciones en los deseos de los postulantes de tener alguna oportunidad a la hora de conformar la lista definitiva de candidatos del PJ. "Como están dadas las cosas seguramente aparecerán otro dirigentes que quieran disputar la interna", dijo Bauzá. Aunque --agregó-- a partir de la imposibilidad de una re-reelección, Menem se convirtió "en el primer elector del justicialismo y su palabra será vital para cualquier candidato". Sin embargo, pese a las palabras de Bauzá y la promesa de Menem de defenestrar a los traidores, el apoyo al oficialismo se da con cuentagotas, ya que nadie se anima a jugar sus cartas en medio del reacomodamiento partidario. Sólo los gobernadores Carlos Ferraro, Jorge Escobar, Ramón Puerta y Juan Carlos Romero prometieron amor a ciegas al Presidente. Y lo propio hará un fragmentado grupo de sindicalistas de la CGT el próximo lunes.
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