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El FMI mostró ayer su preocupación por el aumento del déficit fiscal en la provincia de Buenos Aires en el último año. Según los cálculos del Ministerio de Economía, el déficit fiscal total de las provincias llegará este año a los 1585 millones de pesos, frente a los 500 millones proyectados inicialmente. De ese bache fiscal, 900 millones corresponden al gobierno de Eduardo Duhalde. Aunque los técnicos trataron de minimizar el tema frente a la prensa, la jefa de la misión del Fondo, Teresa Ter Minassian, cree que las cuentas de Buenos Aires no son "solidarias" con el ajuste que está haciendo la Nación debido a la crisis asiática. Así lo expresó en un encuentro que mantuvo con funcionarios del Ministerio de Economía. Curiosamente, fue un hombre de Roque Fernández, Rogelio Frigerio, el futuro reemplazante de Carlos Rodríguez en la Secretaría de Política Económica, quien se encargó de explicar al FMI que la situación de Buenos Aires "no es preocupante". Uno de los indicadores que el Fondo Monetario sigue con mayor atención en las provincias es el de la deuda provincial. En la reunión que mantuvo ayer con Ter Minassian y Tomas Raichmann, Frigerio, actual subsecretario de Programación Regional, explicó las cuentas que había adelantado semanas atrás Página/12: la deuda provincial alcanza a los 16 mil millones de dólares, 4500 millones de los cuales son créditos con bancos locales. Para algunas provincias, como Corrientes, Formosa, Jujuy, Río Negro y Tucumán la deuda supera los ingresos de un año y, en consecuencia, más de un tercio de lo que reciben por coparticipación está afectado al pago de los acreedores. Pero también explicó las proyecciones para este año de déficit fiscal en las administraciones provinciales. Según esos cálculos, el déficit llegaría a este año a los 1585 millones, frente a los 1200 millones del año pasado. La cifra alarmó a los técnicos del organismo, porque en la carta de intención firmada en febrero figuraba una proyección de sólo 500 millones de dólares. La sorpresa fue aún mayor cuando se enteraron que de esa cifra, 900 millones correspondían a la provincia de Buenos Aires. El rojo de la administración de Duhalde había sido el año pasado de unos 200 millones de pesos, y en Economía proyectaban, a principio de año, que en el '98 no estaría muy encima de esa cifra. Tanto en el caso de Buenos Aires como en el resto de las provincias, el aumento del déficit se corresponde con un incremento del gasto corriente, fundamentalmente en salarios. Sin embargo, Frigerio se encargó de tranquilizar a los funcionarios del FMI. Primero les explicó que las cuentas no lucían preocupantes miradas desde la perspectiva del ajuste realizado después del efecto tequila. En el '95 el déficit provincial llegó a los 3500 millones, para bajar a 1800 millones en el '96 y a los 1200 millones del año pasado. "No hay un desborde en el gasto, lo que sucede es que varias provincias hicieron una recomposición salarial después del fuerte ajuste forzado por el tequila", les dijo el funcionario. Pero, ahí nomás, Ter Minassian planteó la idea de que Buenos Aires no parecía "solidaria" con el ajuste a nivel nacional al haber aumentado gastos en items como infraestructura, salarios, salud, educación y justicia. "No creo que la provincia de Buenos Aires esté derrochando. Objetivamente, consigue financiamiento y tienen que orientarlo a algunos gastos impostergables", comentó, entonces Frigerio. Como ejemplo, citó la necesidad de financiar un mayor gasto en educación por el noveno grado obligatorio en las escuelas e inversiones atrasadas en infraestructuras. También mencionó que, hasta antes del tequila, Buenos Aires había sido una de las provincias que más en orden tenía sus cuentas fiscales. Finalmente, les dijo que, mirado en términos de sus ingresos, la deuda bonaerense es de sólo el 15 por ciento, uno de los niveles más bajos entre las administraciones del interior. --¿El defender ante el FMI la situación fiscal de Buenos Aires no puede llegar a interpretarse como un acercamiento de Economía a Duhalde? --le preguntó Página/12 a Frigerio. --La evaluación fue absolutamente técnica, no hay consideraciones políticas --respondió. Los técnicos del Fondo también preguntaron por la marcha del nuevo proyecto de coparticipación de impuestos, a lo que Frigerio les aseguró que la discusión comenzará en septiembre, "luego de que hayan sido aprobadas la reforma laboral y la tributaria", les prometió.
LLEGO EL TURNO DE ERMAN DE RENDIR EXAMEN ANTE
EL FMI Hoy el ministro de Trabajo, Erman González, enfrentará una prueba de fuego ante la misión del FMI. A las 10 de la mañana recibirá a los técnicos encabezados por Teresa Ter Minassian, quienes le plantearán, sin vueltas, la necesidad de modificar el proyecto de reforma laboral que posee media sanción del Senado y despacho favorable de la Comisión de Trabajo en Diputados. Erman ya se sometió a un peloteo de entrenamiento para el examen de hoy, el miércoles por la mañana, durante la última reunión del gabinete nacional. Allí, el secretario de Hacienda y futuro viceministro de Economía, Pablo Guidotti, discutió abiertamente, ante la mirada atenta de Menem, con Erman. Guidotti, al mejor estilo de los técnicos del Fondo, planteó --como lo expresó el domingo último en un reportaje en el suplemento Cash-- que sólo con la reforma impositiva y la reducción de los aportes patronales sería posible cumplir la promesa presidencial de bajar la desocupación a un dígito a fines del '99. González retrucó, en cambio, que la reducción de aportes patronales ya había sido puesta en práctica por el Gobierno sin más resultados que la baja en la recaudación previsional. Ayer el titular de la CGT, Rodolfo Daer, avaló la posición del ministro y rechazó "las presiones del FMI sobre los diputados, con el acuerdo de algunos funcionarios de Economía proclives a las teorías monetaristas que fracasaron en otras partes del mundo". Paralelamente, Guidotti recibió para discutir los alcances de la reforma tributaria a la UIA, que sostiene una posición crítica al proyecto. Cinco son los puntos de la reforma laboral que el FMI cuestiona: * Período de prueba: mientras Erman contempla reducirlo a un mes --actualmente es de tres-- el FMI quiere extenderlo a seis meses. * Ultractividad: el Fondo insiste con que debe caer. * Indemnizaciones: el FMI quiere reducirlas aún más y plantea la creación, lo antes posible, del fondo de despidos. * Negociación colectiva: el Fondo reclama una mayor descentralización. * Estatutos especiales: el FMI no acuerda con su vigencia y pretende que sean derogados al menos los más rígidos. Erman González tratará de complacer a los técnicos del Fondo al menos en este punto, sobre el que la reforma nada dice.
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